- Te estás volviendo viejo – me dijeron- has dejado de ser tú, te estás volviendo afligido y solitario. No, respondí; no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo sabio . He dejado de ser lo que a otros agrada para convertirme en lo que a mí me agrada ser, he dejado de buscar la aceptación de los demás para aceptarme a mí mismo, he dejado tras de mí los espejos mentirosos que engañan sin piedad. No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías. Me he desecho de los apegos, de dolores innecesarios, de personas tóxicas, almas enfermas y corazones podridos, no por amargura, sino simplemente por salud. Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos impuestos, dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un libro que embellece mi mente. Cambié las copas de vino por tazas de café, me olvidé de ideal...