- Te estás volviendo viejo – me dijeron-
has dejado de ser tú, te estás volviendo afligido
y solitario.
No, respondí; no me estoy volviendo viejo, me estoy
volviendo sabio.
He dejado de ser lo que a otros agrada para
convertirme en lo que a mí me agrada ser, he dejado de buscar la aceptación de
los demás para aceptarme a mí mismo, he dejado tras de mí los espejos
mentirosos que engañan sin piedad.
No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo
asertivo, selectivo de lugares, personas, costumbres e ideologías.
Me he desecho de los apegos, de dolores innecesarios,
de personas tóxicas, almas enfermas y corazones podridos, no por amargura, sino
simplemente por salud.
Dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje,
dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos
impuestos, dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas, ahora llevo un
libro que embellece mi mente.
Cambié las copas de vino por tazas de café, me
olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla.
No, no me estoy volviendo viejo.
Llevo en el alma lozanía y en el corazón la
inocencia de quien a diario se descubre. Llevo en las manos la ternura de un
capullo que al abrirse expandirá sus alas a otros lugares inalcanzables para
aquellos que sólo buscan la frivolidad de lo material. Llevo en mi rostro la
sonrisa, que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza. Llevo
en mis oídos el trinar de las aves que alegran mi caminar.
No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo
selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, reescribiendo el cuento que
alguna vez me contaron, redescubriendo mundos, rescatando aquellos viejos
libros que a medias páginas había olvidado.
Me estoy volviendo más prudente, he dejado los
arrebatos que nada enseñan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes,
estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y forjando mi
destino.
No, no es que me esté volviendo viejo por irme a dormir
temprano los sábados, es que también los domingos hay que despertar temprano,
disfrutar el café sin prisa y leer con calma un poemario.
No es por vejez por lo que se camina lentamente, es
para observar la torpeza de los que andan aprisa y tropiezan con el descontento.
No es por vejez por lo que a veces se guarda
silencio, es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.
No, no me estoy volviendo viejo, estoy comenzando a
vivir lo que realmente me interesa.
No me culpen si mi andar es cansino, es una nueva etapa de mi vida, que aunque quiera tener todos los bríos de la juventud, yo también tuve 20 años, hoy quemo la etapa que me corresponde, preocúpate por vivir tus etapas bien vividas, yo las he disfrutado, me preparé por años para vivir ésta, tu te estas preparando? es verdaderamente hermosa, la vivo despacio para que no se me acabe demasiado pronto.
ResponderBorrarBellasArtes-Arteuniversal
BANCO DE IMAGENES
Medellin whassap 3178241393