QUIEN ERES, QUIEN SOY?
La identidad
es la conciencia de uno mismo como realidad separada del mundo exterior.
Interrogantes
relativos a la condición humana son aquellos que intentan dar una
respuesta ante los grandes enigmas de la vida; como ¿qué debo hacer?, para ser
yo mismo.
Los sentimientos son
el conjunto de emociones, sensaciones y afectos que se originan en nosotros
cuando nos relacionamos con las cosas que nos rodean. La inteligencia es
la capacidad de dirigir nuestro comportamiento para enfrentarnos con éxito a
situaciones nuevas y relacionarnos con el entorno; para tratar con nuestros
estados de ánimo, sentimientos y emociones y relacionarnos de manera positiva y
efectiva con las cosas. La memoria es muy importante para nuestra
identidad personal, pues nos permite tener una idea de nosotros mismos a lo
largo del tiempo. La dignidad implica disponer de unas condiciones
materiales y sociales mínimas que permitan a la persona tener una vida
adecuada. Los valores morales son aquellas cualidades o ideales humanos, pautas de
comportamiento o reglas que tienen como origen un valor moral. La ética es
la reflexión de carácter filosófico, basada en el análisis crítico y la razón, sobre
la oportunidad y convivencia.
Identidad
y Ética, pretende ser una contribución al problema del conocimiento y
desarrollo en plenitud de sí mismo, es decir, al problema de la
autorrealización y de la posesión plena de la propia identidad a partir de una
voluntad que rige, integrándolas, las demás dimensiones del sujeto.
Considera
la dimensión ética de la filosofía a través de las múltiples derivaciones como
una preocupación constante y un motivo investigador que puede convertirse en
hilo conductor y en función rectora de los demás espacios del sujeto mediante
una hermenéutica del "soy yo".
Mantiene
que todas las dimensiones de la identidad son esenciales y poseen entre ellas
un equilibrio dialéctico, sin embargo, la dimensión ética sirve de guía que
ilumina el proyecto de "vida buena", con y para otros, hacia su
plenitud y felicidad dentro de la convivencia social.
Identidad
y Ética, recorre desde lo voluntario y lo involuntario hasta Sí Mismo como si
fuese Otro. intenta construir, en suma, una concepción de la identidad-ipse
mediante un hilo conductor ético que atraviesa los diferentes intereses
investigadores a lo largo del tiempo, imperando la puesta a su servicio
posterior de estos motivos investigadores: La voluntad, los símbolos, el
inconsciente, el lenguaje, sentimientos, dignidad, inteligencia etc.
Quién
No Eres Tú
Describir
quién eres tú con palabras no es fácil. Pero hay otra cuestión muy relacionada
con ésta que sí se puede abordar más fácilmente: quién NO eres tú. Así que
podemos empezar por aquí.
Tú
no eres cualquier cosa que tenga una etiqueta fija. Tú no eres tu cuerpo, ni tu
personalidad, ni tus sentimientos ni tu manera de pensar, por ejemplo.
Cualquier cosa que se pueda etiquetar fácilmente es algo que no eres tú.
En
el fondo, esto lo sabemos todos perfectamente, y se ve muy claramente en
nuestra manera de hablar. Fíjate que cuando hablas de tu cuerpo, no utilizas la
palabra “yo”, sino que usas la expresión “mi cuerpo”. Y lo mismo sucede con
“mis sentimientos”, “mis pensamientos” o “mi personalidad”.
Cuando
usas estas expresiones, implícitamente estás diciendo que por un lado estás tú,
y por otro los pensamientos, los sentimientos y el cuerpo. Si te fijas, son
expresiones idénticas a otras como “mis zapatos”, “mi coche” o “mi trabajo”.
Son cosas que forman parte de tu vida, pero que no son tú.
Quién
Eres Tú
Pues
la mejor manera que se me ocurre de describirlo es decir que eres el autor de
tu persona. Eres el descubridor de lo que simultáneamente eres.
Eres el creador de tus pensamientos, tus sentimientos y de la imagen
que ves cuando te miras al espejo.
Piensa
un momento en todo aquello con lo que normalmente te sientes identificado: tu
cuerpo, tus sentimientos, tus ideas… Pues esto es tu concepción, no tú. Tú eres
el compositor de esta obra.
Tu
personalidad, y tus experiencias son como una obra de arte, y tú eres el
artista que la ha creado.
Lo
que pasa es que es una obra tan fascinante, que te ha cautivado completamente.
Tu atención está totalmente fija en tu mundo, y no ves lo que hay alrededor. No
ves el pincel que la dibuja, ni la mano que sostiene el pincel, ni la
inteligencia que guía la mano.
Pues
esto es lo que te ha pasado a ti. Y a mí también.
Pero
tú eres el pintor, no el cuadro.
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