Las mentalidades sinérgicas definen a aquellas personas capaces de unir sus conocimientos y habilidades con las de otras; así consiguen trabajar de manera más eficaz, logrando objetivos más elevados que si lo hicieran de manera individual. La definición como tal resulta inspiradora. Sin embargo, como bien sabemos, la realidad a menudo es otra muy diferente. Porque pocas cosas son más complejas que encajar conocimientos y alinear energías. Los seres humanos chocamos de manera frecuente con nuestras personalidades e individualismo, hasta conformar unidades caóticas orientadas al beneficio propio.

“Uno y uno hacen tres”. Este es el aforismo que se utiliza para definir a las mentalidades sinérgicas, es decir, una unión en la cual el propio grupo alcanza metas más elevadas que si actuara de forma aislada e individual. Dicho de otro modo, cuando tú y yo nos juntamos lo que logramos es más poderoso que si actuáramos en solitario. Asimismo, es interesante saber que esta palabra se acuñó en el siglo XIX. Lo hizo Émile Littré en Dictionnaire de la langue française (1872-1877) al usar el término Synergie para definir cómo nuestros músculos, tejidos y órganos trabajan en común para ejecutar todas esas funciones que nos dan la vida, el equilibrio y la salud. En cambio, la falta de sinergia nos vuelve más vulnerables frente a la enfermedad.
Las mentalidades sinérgicas no nacen, sino que se hacen, se desarrollan y despiertan a través de la toma de conciencia. Tal y como señala Margaret Wheatley, una de las figuras más destacadas en el campo de la gestión de organizaciones y la consultoría, llega un momento en el que cada uno de nosotros debemos entender algo muy simple y trascendente.
No hay nada tan importante como las relaciones, señala. En el universo, cada cosa está relacionada con todas las demás. Nada existe de forma aislada y, por tanto, debemos dejar de pensar que somos personas que pueden hacerse a sí mismas sin ayuda de nadie. Porque no es cierto. Hay que ser capaces de dar forma a unas mentalidades sinérgicas que favorezcan el cambio de nuestra sociedad.
Veamos algunas claves para comprender cómo desarrollar ese enfoque sinérgico en una organización:
Crear un ambiente de trabajo ético y respetuoso en el que cada miembro se perciba como alguien importante para la totalidad del grupo.
Favorecer la confianza, la comunicación empática y la clarificación de objetivos.
Alentar a que cada persona sea auténtica, se sienta libre y motivada para compartir sus ideas con los demás.
Permitir que los grupos puedan tomar decisiones y que perciban autonomía para alcanzar los objetivos mediante los mecanismos que sean adecuados.
Entrenar a las personas en habilidades de comunicación, en la empatía, el asertividad y la resolución de problemas.
Las mentalidades sinérgicas son también mentes resilientes que hacen frente a los problemas aprendiendo de ellos, ayudándose los unos a los otros y superándose cada día.
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El término sinergia significa cooperación. Tiene su origen en un antiguo vocablo griego synergázomai que quiere decir a su vez trabajo en conjunto. La sinergia hace referencia a la acción de dos o más objetos o sujetos que, trabajando en conjunto consiguen un resultado mayor al que habrían conseguido por separado.
El resultado que se obtiene de la sumatoria de esfuerzos, suele aumentar las cualidades de las partes. Suele interpretarse también como una valoración de las diferencias. Si se combina el trabajo de las partes, cada una con su especialidad, el resultado será mucho más fructífero que si hubieran trabajado por separado.
Hay quienes entienden la sinergia como una valoración de las diferencias. El nuevo resultado se obtiene a partir de un entendimiento entre elementos diferentes, lo cual puede trasladarse a la sociedad y a la vida humana en general.
Una organización es considerada sinérgica cuando los órganos que lo componen no pueden realizar una función determinada sin depender del resto de los miembros que componen dicha organización. De aquí viene la afirmación aristotélica relacionada con este concepto: “el todo no es igual a la suma de las partes”, u otros lo argumentarían utilizando el siguiente razonamiento matemático: 2 + 2 = 5, lo cual es un absurdo en términos absolutos, pero tiene sentido desde el punto de vista sistémico. Por ende, el total corresponde a la conservación del sistema teniendo en cuenta la acción en conjunto que realizan sus componentes.
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