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ARROGANCIA ESPIRITUAL

 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería.

Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;

Porque Dios sabe todo y de todo.
Definición conceptual:
1. Se define la palabra arrogante como: Altanero, soberbio.
2. Defecto de la personalidad. El individuo arrogante siente un orgullo excesivo sobre su persona y exige un reconocimiento desmedido, creyéndose con derecho a tener privilegios que, en realidad, no tiene ni debería tener.
3. El arrogante espiritual es aquél que se siente superior al resto.
4. Personalidad que se atribuye una importancia desmedida basada en su autoimagen. Por lo tanto, actúa en consonancia con esa imagen distorsionada de sí mismo y quiere ejercer derechos que se atribuye en base a dicha supuesta importancia.
5. Característica que presentan algunas personas y que refiere la altanería, soberbia y sentimiento de superioridad que hace que el individuo que la posee se sienta muy superior a los demás
6. Personalidad del individuo que siempre tiende a exagerar su propia importancia con respecto al mundo que lo rodea.
7. Valentía o decisión que presenta una persona ante una determinada circunstancia. La arrogancia que demostró, aún ante el peligro, realmente fue admirable.
Las personas arrogantes tienen un solo propósito en mente, o bien piensan que son superiores a los demás o inferiores a ellos. Esta persona arrogante que te está intimidando se siente inferior a otra persona porque así es como funciona su mente. Esta arrogancia puede ser más nada que una manera de cubrir estos sentimientos de inferioridad que experimenta cuando trata con otra persona.
Por ejemplo, en una reunión o en cualquier otro ámbito, el arrogante será fácil de detectar porque será aquel que constantemente echará por la borda las opiniones y comentarios del resto de las personas, por supuesto, situándose el por encima de las mismas con sus propias opiniones y comentarios. Por esta razón es que casi siempre el arrogante resulta ser un individuo bastante impopular y desagradable.
Para muchas personas les resulta muy desagradable tartar con este tipo de personalidades.
Por otra parte, es necesario diferenciar entre la arrogancia y la autoestima o la confianza en uno mismo. Tener una elevada autoestima o confiar en las capacidades personales de uno mismo no supone un defecto ni tiene connotación negativa; por el contrario, resulta saludable y beneficioso para la persona. La arrogancia es un exceso de dicho sentimiento.
¿Cómo actúa una persona arrogante ante Dios?
Tengamos cuidado con actitudes que pueden resultar muy destructivas para nosotros y para aquellos que están a nuestro alrededor: "No te fíes de tus riquezas ni digas: "Con esto me basta". No dejes que tu deseo y tu fuerza te lleven a obrar según tus caprichos. No digas: "¿Quién podrá dominarme?", porque el Señor da a cada uno su merecido.
No digas: "Pequé, ¿y qué me sucedió?, porque el Señor es paciente". No estés tan seguro del perdón, mientras cometes un pecado tras otro. No digas: "Su compasión es grande; él perdonará la multitud de mis pecados", porque "en él está la misericordia, pero también la ira, y su indignación recae sobre los pecadores"
Muchas veces nos volvemos arrogantes por el dinero, por la fama, por el poder que tenemos pero, cuidado pues, un corazón que está lleno no tiene espacio para Dios. Toda vida fundamentada en el dinero, en las posesiones, en la fama, termina siendo vacía. Esos no pueden ser los valores fundamentales de alguien que quiera ser verdaderamente feliz.
Todos necesitamos recursos para salir adelante, pero ellos no pueden ser lo fundamental en la vida. Hay que tener las posesiones y no dejar que estas nos tengan a nosotros. Es necesario comprender que somos mucho más que lo que brilla, pesa y es útil. Tenemos que aprender a trascender y a descubrir el verdadero valor de las personas y de la vida. La arrogancia, el creernos más que los demás lo único que demuestra es que estamos vacíos por dentro y no hemos entendido el verdadero sentido de la vida.
Tampoco podemos dejar que nuestros deseos y nuestros caprichos nos dominen. Es necesario actuar de manera inteligente, sabiendo por qué y la dirección de cada una de ellas. Somos disciplinados, dueños de nuestras decisiones y capaces de controlar todas nuestras fuerzas interiores. Nuestras acciones tienen que ser intencionadas, y tenemos que tener claro cuál es esa intención. Ser una veleta que se mueve para cualquier parte según los vientos de nuestras emociones solo nos lleva a ser inestables y a no ser confiables.
El cinismo religioso (arrogante spiritual) es una actitud de manipulación de Dios. Los cínicos
religiosos dicen: "Si soy creyente puedo hacer lo que sea que Dios siempre me protegerá", creyendo que Dios nos sobreprotege y nos evita asumir las consecuencias de nuestros actos. También pretenden hacer del perdón la justificación perfecta para hacer cualquier acción mala o negativa. No importa lo malo que haga, al fin y al cabo, Dios me perdona. Olvidando que el perdón siempre exige un arrepentimiento verdadero y el deseo de no volver a hacer lo malo. A Dios no lo puedo manipular, Él escapa a todas nuestras fuerzas y conceptos. Él es libérrimo y siempre está más allá de nuestras comprensiones. Tenemos que aprender a amarlo en libertad y responsabilidad. Sabiendo que Dios no va a quitarnos nuestra responsabilidad histórica ni mucho menos nos va a tratar como "atrevidos" que no pueden responder por sus actos. 
Por otra parte, para  muchos es muy fácil caer en el pecado de arrogancia espiritual cuando la persona cree que ha llegado al "tope" o pináculo del conocimiento espiritual, y comienza a ver a los demás como si fueran inferiores, o como aquellos que saben menos, o a verse a sí mismo como "padre" o "líder" y aún como "infalible", que siempre escuchan la voz de Dios y nunca se equivocan.  Cuando una persona es arrogante espiritualmente hablando, está, en otras palabras, cavando un hoyo profundo delante de sí mismo pues, característico es, que se siente superior (sin mancha de pecado) al resto olvidando o desoyendo el ejemplo de Cristo Jesús. No nos engañemos, la palabra de Dios dice que a todos los Altivos los abatirá. Si tú has dado lugar a la arrogancia espiritual, es necesario que recapacites en esta actitud contraria a las enseñanzas. Dios ha puesto delante de ti la bendición por tu arrepentimiento y obediencia a Su palabra, o la maldición por exaltarte a ti mismo creyéndote superior.
 La palabra Altivo es definida como: Orgulloso, soberbio. Entonces, la altivez de espíritu se da cuando una persona da lugar a la arrogancia espiritual, y es el preludio a la caída. Nuestro Señor es un juez justo, y a todos dará su recompensa según sus obras, pero principalmente según su corazón. Nosotros no podemos escudriñar el corazón de las personas, pero Dios hará justicia a todos los humildes de espíritu y a los humillados. por causa de Su nombre. El hombre no puede manipular, ni debe usar la palabra de Dios para manipular a las masas. Eso también es Arrogancia Espiritual y Altivez de Espíritu. Y éstas son así mismo, unas de las características de Satanás. 
 La contraparte de la Arrogancia Espiritual es la humildad, y la contraparte de la Altivez de Espíritu es el ser mansos y humildes, lo cual es lo opuesto a la vanidad, la petulancia, el engreimiento, la presunción y la suficiencia, y es actuar como Jesús nos enseñó., entonces comprenderemos que tanto la Arrogancia Espiritual como la Altivez de Espíritu dan derecho legal a Satanás para poner a todos los altivos y arrogantes en su lugar.


















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