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¿QUÉ ES LA CONCIENCIA DESDE LA FILOSOFÍA?

 En filosofía se suele decir que el ser viene primero y la descripción después. ¿Será esa la razón por la cual se complica definir el concepto de conciencia?

La conciencia es un tema complejo y fascinante desde la perspectiva de la filosofía. La misma ha sido objeto de debate y reflexión hasta la actualidad. Así, este artículo explora el concepto en el orden filosófico, abarcando sus particularidades, utilidad y aquello que lo diferencia de otras dimensiones
El trance comienza acá, pues como señalan Edelman y Tononi en el libro El Universo de la Conciencia, su problema es justo deshacer la atadura. 
DE ACUERDO CON LA FILOSOFÍA, ¿QUÉ ES LA CONCIENCIA?
Conceptualizar la conciencia desde la filosofía es un asunto controvertido y que motiva debates apasionados. Hasta ahora no se ha encontrado una única respuesta satisfactoria. Sin embargo, distintos filósofos comparten una intersección, entre ellos Husserl y Heidegger.
Esta intersección es la conciencia como experiencia de vida y no como una teoría. De ahí su dificultad de ser atrapada por el lenguaje y crear una definición sólida sobre la misma, refiere una publicación de los Archivos de Medicina. Esta particularidad es la que también da pie a la discusión filosófica que se plantea a continuación.
El presente siempre está naciendo del pasado; un presente determinado, naturalmente, de un determinado pasado. O mejor: un determinado flujo viene una y otra vez a discurrir, el ahora actual se hunde y da paso a un nuevo ahora.
-Edmund Husserl-
EXPERIENCIA DEL SUJETO
La conciencia pensada como experiencia significa que es percibida de manera corporal. Es decir, ella se visibiliza e invisibiliza de modo constante, generando una dinámica entre la conciencia activa y pasiva. Cuando eres consciente de algo, se hace visible; cuando lo dejas de vivenciar, se vuelve invisible.
Eso quiere decir que la conciencia muestra detalles de su existencia. Si bien no hay regularidades en su forma de hacerse presente ante el sujeto, es posible advertir el momento en que aparece.
Por ejemplo, cada vez que no prevés un determinado fenómeno y luego reparas en él, ahí hay una manifestación de la conciencia. Por lo tanto, puedes asociar la conciencia con la atención, es decir, cuando prestas atención a lo que te rodea o a tus pensamientos la conciencia aparece.
Autoreflexión
Desde las Meditaciones metafísicas de Descartes, se sabe que la actividad de la conciencia es el pensamiento, es decir, ella piensa. Aquí nace un debate sobre qué es la conciencia para el sujeto: ¿Es un elemento esencial y constituyente de los individuos? ¿Es una facultad o capacidad corporal?
El filósofo Gilbert Ryle sostiene que lo distinguible de la conciencia es su capacidad 
para autopensarse. Según este, el autopensamiento es lo que distingue a la conciencia de otros
procesos mentales; en palabras distintas, lo que la hace única es su poder para reflexionar sobre sí misma y estar consciente de sus propios procesos.
CONCIENCIA Y VIDA COTIDIANA
En la actividad desenfrenada del día a día, las personas no suelen preguntarse sobre la conciencia. En este sentido, se ha convertido en una especie de mito reforzado, porque, a menudo, se asocia con definiciones abstractas y capaces de consumir buena parte de la energía mental por la profundidad de sus implicaciones.
Pero como ya se ha mencionado, la conciencia se manifiesta de distintas maneras. Uno de esos modos tiene que ver con la responsabilidad de los seres humanos sobre sus comportamientos. Esto significa que la conciencia diferencia lo bueno de lo malo, siendo de utilidad en la cotidianeidad.
FILOSOFÍA DE LA CONCIENCIA FRENTE A OTRAS CONCEPCIONES
En la actualidad, se retoman los antiguos debates para resolver el problema de la conciencia desde la filosofía. Discusiones estimuladas desde la neurociencia proponen una definición a partir de estudios empíricos del cerebro. Incluso, en los últimos años surgió una nueva disciplina denominada neurofilosofía, orientada a llevar claridad conceptual a los debates filosóficos.
De todas maneras, la filosofía presenta ciertas ventajas frente a las ciencias tradicionales. La principal tiene que ver con la libertad de la que goza el campo filosófico, para meditar y reflexionar sobre temas difíciles de ser estudiados científicamente, por ejemplo, la conciencia. Y se debe a que no está obligada a demostrar lo que dice, como es el caso de la ciencia.










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