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EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE N° 2

 

El hombre se ve forzado a salir de la serie de la contingencia para comprender su existencia: el PRS, por tanto, tiene una doble utilidad; por un lado, permite captar el orden del mundo actualmente existente desde su interior; por otro, es la clave para superar este orden y acceder al fundamento de la contingencia, es decir, para la existencia de Dios. Así, se muestra la estructura de lo creado, ya sea necesario o contingente, que se rige por el PRS, y, al mismo tiempo se pone de relieve la relación de lo creado con Dios, de quien depende y, sobre todo, de quien se distingue.

3. EL DEBATE SOBRE EL PRS EN LA FILOSOFÍA ALEMANA

A partir de la filosofía de Leibniz el PRS alcanzó un lugar principal dentro del pensamiento alemán. Christian Wolff (1679-1754) lo trató abundantemente, haciendo de él uno de los pilares de su sistema y buscando una forma de justificarlo a través del principio de contradicción. El razonamiento que emplea se puede resumir del siguiente modo [Perin 2015]:

1. Algo que es y puede entenderse que es tiene una razón suficiente.

2. Si algo es, por qué es no puede entenderse a partir de nada.

a. Por qué es = por qué se hace real o llega a ser a partir de nada.

De estas dos premisas se concluye:

3. Algo que no puede proceder de nada tiene una razón suficiente para ser.

a. Es posible en sí mismo.

b. Tiene una causa que lo pone en la existencia.

Se extrae el siguiente corolario:

4. Es imposible que algo proceda de nada.

a. Por tanto: lo que existe tiene una razón suficiente por la que es.

b. Hay una razón para entender por qué algo llega a ser real.

El corolario último es el PRS de Wolff: es imposible que algo proceda de nada. Al mismo tiempo, el razonamiento es un compendio de su postura filosófica, como puede verse con el análisis de los sentidos de “algo” en las dos primeras premisas. En 1 “algo que es y puede entenderse” adopta un sentido de posibilidad referido a la realidad: es una cosa posible porque es real. En la premisa 2, sin embargo, “algo es” se emplea hipotéticamente y, en este sentido, se refiere a una mera posibilidad lógica. Para Wolff no hay problema, ya que la filosofía debe seguir el razonamiento matemático; es decir, la posibilidad real puede muy bien analizarse a partir de la posibilidad lógica. Sin embargo, este planteamiento fue duramente criticado por Christian August Crusius (1715-1775). Para Crusius, el equívoco fundamental es confundir el modo de proceder de las matemáticas con el modo de proceder de la filosofía; si para la primera el recurso al PRS es suficiente para hablar de posibles, en filosofía es necesario acudir a otros dos principios: el de lo inseparable y el de lo incombinable; es decir, el que mantiene que dos cosas que no pueden concebirse separadas no pueden existir —y ni siquiera ser posibles— separadas y el que mantiene exactamente lo contrario: que dos cosas que no pueden concebirse unidas no pueden existir —y ni siquiera ser posibles— unidas [Perin 2015]. Como señala Perin, estos dos principios expresan una «relación hipotética negativa entre la posibilidad lógica y la posibilidad real, en el sentido de que si algo no puede ser pensado tampoco puede existir». Esta relación despierta una serie de preguntas: «¿cómo puede estarse seguro de la necesidad de la posibilidad real? ¿Podría haber un modo de justificar el PRS como implicado con la 

necesidad de las cosas actualmente posibles o existentes frente a esta crítica de su derivación a partir del principio de contradicción?» [Perin 2015].
3.1. IMMANUEL KANT
El Kant pre-crítico trató de resolver estos problemas con una solución que medie entre ambos autores en la Principiorum primorum cognitionis metaphysicae nova dilucidatio. Para lograrlo emprende lo que se ha llamado «deconstrucción del PRS» [Longuenesse 2005], ya que implica una detallada disección de la razón suficiente. Esta disección comienza con un importante matiz: la razón, más que suficiente, es determinante; es decir, una razón que pone un predicado concreto —excluyendo el opuesto— en un sujeto.
Esta determinación puede hacerse de dos modos: 1) antecedente, mediante «una razón para que la proposición sea verdadera», que Kant llama razón por qué, de ser o hacerse; 2) consiguiente, mediante «una razón para mantener que una proposición es verdadera», a la que Kant denomina razón qué o de conocerse [Longuenesse ]. De estos dos tipos de razón únicamente es relevante el primero: la razón de ser o hacerse, hasta tal punto que siempre puede darse una razón antecedente para cualquier verdad:
Esta es la versión pre-crítica del PRS: la razón determinante antecedente, del ser o del hacerse, que responde a la pregunta por qué. A partir de este principio Kant explica la causalidad como razón de existir de lo contingente totalmente determinado, así como el principio de sucesión, que determina las relaciones entre las substancias.
Estas conclusiones, tras el encuentro con la crítica de la causalidad de David Hume, serán profundamente revisadas. En concreto, en la Segunda Analogía de la Experiencia Kant revisa la noción de causalidad y, con ella, el PRS, que define del siguiente modo: «el principio de la experiencia posible, es decir, el fundamento del conocimiento objetivo con respecto a su relación en la serie del tiempo» El giro que presenta el PRS desde el periodo pre-crítico hasta la definición de la Crítica de la razón pura responde a un cambio en la forma de concebir el conocimiento: el Kant crítico considera que la experiencia posible es aquella que se encuentra categorizada por el entendimiento; dicho de otro modo, los rasgos de la naturaleza —que se vinculan a la razón por qué del Kant pre-crítico— se deben a la estructura cognoscitiva humana. Uno de los problemas de la estructura cognoscitiva humana, tal y como lo expone Kant, es la indeterminación sobre el orden de las experiencias —«la serie de las representaciones consecutivas puede tomarse tanto hacia atrás como hacia delante» El PRS permite distinguir la causa del efecto en el tiempo, proporcionando la clave para una experiencia correcta y, por tanto, para el avance de la ciencia.
3.2. ARTHUR SCHOPENHAUER
Arthur Schopenhauer (1788-1860) dedicó al PRS su tesis doctoral —De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente—, que acabaría siendo la base de todo su pensamiento filosófico En esta investigación sigue la estela marcada por Kant, centrándose en los implícitos fundamentales del PRS. El primero de estos implícitos que descubre Schopenhauer es la exigencia de la distinción entre sujeto y objeto: nuestra conciencia cognoscitiva, manifestándose como sensibilidad exterior o interior (receptividad), entendimiento y razón, se escinde en sujeto y objeto, y fuera de esto no contiene nada. Ser objeto para el sujeto, y ser nuestra representación, es lo mismo. Todas nuestras representaciones son objetos del sujeto, y todos los objetos del sujeto son nuestras representaciones. Ahora bien, sucede que todas nuestras representaciones están relacionadas unas con otras en un enlace regular y determinable a priori en lo que se refiere a la forma, en virtud del cual nada de existente por sí e independiente, y tampoco nada de singular ni de separado, puede hacerse objeto para nosotros. 
El PRS, para Schopenhauer, es sobre todo un principio que manifiesta la conciencia cognoscitiva del hombre como sujeto y, por añadidura, expresa el modo de ser de lo conocido como objeto o representación. Los diferentes tipos de representaciones forman cada una de las cuatro raíces del PRS. En la exposición siguiente sigo el orden sistemático que el propio Schopenhauer propone como idóneo [Schopenhauer ].
El primer ejercicio del PRS se corresponde con el tipo de objetos que forman “las intuiciones, dadas a priori, de las formas del sentido externo y del sentido interno: el espacio y el tiempo” es decir, las formas que constituyen —junto con la causalidad— las representaciones del mundo material como tales. Estas intuiciones a priori tienen sus propias relaciones, de hecho, “todas sus partes están entre sí en una relación, de tal modo que cada una de ellas está determinada y condicionada por otra”. La situación espacio-temporal de lo real depende de estas relaciones, que a su vez se rigen por una ley: «principio de razón suficiente del ser» Este uso del PRS se recoge en las ciencias matemáticas, que tratan de relaciones puramente formales. Este uso del PRS permite el primer paso en el conocimiento de «las representaciones intuitivas, completas, empíricas» que se corresponden con lo concreto material que llega por los sentidos, y cuyas formas son el espacio y el tiempo, que permiten la simultaneidad y el cambio, respectivamente. El PRS, frente a estos objetos, «entra en escena como ley de causalidad, principio de razón suficiente del devenir». Las posteriores elucubraciones del filósofo le llevan a concluir que la causalidad es el resultado de la actividad del entendimiento, que hace «de la sensación subjetiva la intuición objetiva 
El hombre se representa a sí mismo como el sujeto que sostiene estos conocimientos. Sin embargo, no se puede conocer como cognoscente, sino como volente [Schopenhauer ]. El tercer objeto del conocimiento es la conciencia de sí mismo queriendo, cuyo PRS correspondiente aparece como «principio de razón suficiente del obrar o, más breve, como ley de la motivación» Este último sentido del PRS es el más alto que puede alcanzarse y, dentro de la filosofía de Schopenhauer, el que mueve, en última instancia, todo el proceso del conocimiento: la voluntad impulsa a conocer, motiva al entendimiento a ponerse en marcha.
El PRS, en el ámbito de los abstractos, permite el enlace y la separación de los conceptos: es el “principio de razón suficiente del conocer”, el cual enuncia que si un juicio tiene que expresar un conocimiento, debe tener una razón suficiente; en virtud de esta propiedad recibe el predicado de verdadero. La verdad es, por tanto, la relación de un juicio con algo diferente de él, que se llama su razón. 
3.3. GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL
Schopenhauer, en De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente, dirige abundantes y mordaces críticas a los más reconocidos filósofos de su época: Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) es uno de los objetivos principales de estas críticas. Más allá de lo que puedan tener de retórico, 
estas críticas no ocultan que el gran idealista alemán también adoptó el PRS, si bien con matices propios.
El uso hegeliano del PRS se relaciona con la noción de fundamento, que, «al igual que en las otras determinaciones de reflexión, el fundamento ha sido expresado en un principio: Todo tiene su fundamento [o razón] suficiente» [Hegel ]. La exposición del fundamento se relaciona con la lógica de la esencia de la filosofía de Hegel: la exposición de la doctrina hegeliana de la esencia supera el alcance de esta exposición. Sirva únicamente decir que el método hegeliano es un intento de «pensar un movimiento vivo auto-generante» [Nuzzo 2011] En consecuencia, Hegel adopta el PRS para lograr el paso de lo puesto —con todas las diferencias que en ello se pueden encontrar— a lo que pone el ser en la realidad. Como se ve, el papel que juega es fundamental, ya que garantiza la continuidad del movimiento del pensar. Esta continuidad está garantizada por la diferencia que se da, a su vez, entre el fundamento y lo fundamentado.
3.4. MARTIN HEIDEGGER
La importancia del PRS ha atraído la atención de numerosos pensadores a lo largo de la historia. Martin Heidegger (1889-1976) analizó cuidadosamente el uso leibniziano del PRS, señalando que para Leibniz el PRS «declara un estado de hechos que necesariamente es del modo que es: todos y cada uno de los seres necesariamente tiene una razón, el PRS es el principio fundamental de todos los principios fundamentales» [Heidegger ]. Indica que hay dos “tonalidades” del PRS: la primera es una afirmación acerca de los seres que indica que «la razón que todo ser tiene se representa ella misma como un ser»; la segunda se refiere al ser en sí mismo, y afirma que «el fundamento/razón pertenece al ser» en este sentido, es una «declaración del ser» Estas dos tonalidades hacen del PRS un principio fundamental: «el principium rationis en su formulación ordinaria es válido para todo que de algún modo es»
En la interpretación de Heidegger el PRS es principio fundamental también por su influencia histórica: la época contemporánea, dominada por la ciencia y la tecnología, es el resultado del dominio del PRS con el resultado de que «más empobrecida se vuelve la facultad humana de construir y morar en el reino de lo que es esencial» 
Para Heidegger el PRS provoca un modo de pensar caracterizado por el cálculo, de tal manera que se pierde el auténtico conocimiento del ser y, en consecuencia, de la persona humana. En cierto sentido, la tarea de la filosofía es mostrar el engaño que se esconde tras el PRS y, sobre todo, mostrar cómo ha configurado la mentalidad moderna. De este modo, el hombre estará en condiciones de escapar de su influencia. Así, la reacción de Heidegger frente al PRS es una propuesta de refundar la filosofía, recuperando la posición original de la filosofía como única ciencia auténtica.



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