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IGUALDAD EQUIDAD

 

La igualdad es un principio que implica el trato homogéneo para todas las personas, independientemente de sus características o circunstancias.

La igualdad está consagrada como un derecho humano, tal y como se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos creada y difundida por las Naciones Unidas en 1948.

Con esta declaración, los Estados se comprometen a darles a sus ciudadanos un trato igualitario ante las leyes, tanto para acceder a sus derechos como para cumplir sus obligaciones.

¿Qué es equidad?

La equidad es la capacidad de administrar justicia de forma imparcial, pero considerando las particularidades de cada caso para evitar sanciones poco equitativas o injustas.

También puede entenderse como la capacidad para aplicar la misma norma a todos los individuos, teniendo en cuenta sus circunstancias personales.

La diferencia entre igualdad y equidad es que con la igualdad la justicia se aplica a todos los ciudadanos de manera uniforme, mientras que en la equidad se pueden hacer excepciones, siempre y cuando no se comprometa el sentido de imparcialidad.

IGUALDAD

EQUIDAD

Propone un mismo criterio para todos los sujetos en el ámbito que sea

Propone un criterio adaptado a las posibilidades de cada sujeto en el ámbito que sea

Su objetivo es lograr la justicia, en la medida en que el mismo se utilice para juzgar todos los casos

Su propósito es lograr la justicia, en la medida en que un criterio adecuado se utilice para juzgar cada caso en particular

No toma en consideración las particularidades personales o las singularidades de cada caso

Toma en consideración justamente las particularidades y singularidades de cada caso

Igualdad de género
La igualdad de género contempla que hombres y mujeres tienen los mismos derechos, en tanto son iguales ante la ley. Por lo tanto, no deberían existir brechas o diferencias basadas en el género para tener acceso a las oportunidades.
Igualdad de oportunidades
La igualdad de oportunidades plantea que todos los seres humanos deberían tener las mismas oportunidades para desarrollarse de forma integral. En la práctica es un poco más difícil de ejercer porque las desigualdades sociales impiden partir de una base común.
Sin embargo, los Estados deben subsanar estas brechas con el acceso a la educación y la salud gratuitas, entre otros derechos.
Igualdad social
Se refiere al goce de derechos civiles, económicos, políticos y jurídicos de todos los ciudadanos. En otras palabras, la igualdad social es la garantía de que todas las personas tengan acceso a sus derechos fundamentales
Equidad de género Se refiere al trato imparcial entre hombres y mujeres. Para lograrlo, el trato puede ser equitativo (considerados como iguales) o diferenciado (tomando en cuenta sus diferencias). Lo importante es que el resultado de dicha acción debe ser equivalente para ambos géneros en cuanto a los derechos, beneficios y obligaciones.
Cuando se aplica este enfoque se intentan resolver desequilibrios de larga data en el acceso a los derechos y oportunidades basados en el género, por lo cual se plantean acciones concretas para subsanar estas desventajas.
Equidad social La equidad social son las medidas que se toman para garantizar que todas las personas tengan acceso a las mismas oportunidades, considerando sus circunstancias.
Igualdad y equidad de género Aunque igualdad y equidad de género suelen usarse como sinónimos, ambos términos tienen diferentes alcances.
La diferencia entre igualdad de género y equidad de género es que la primera es una disposición que deriva de un derecho humano, mientras que la equidad de género es una consideración de carácter ético con la que se intenta aplicar medidas que corrijan el desequilibrio histórico entre los géneros.
Por lo tanto, podría decirse que la igualdad de género es el ideal, y la equidad de género son las acciones que se llevan a cabo para garantizar el cumplimiento de ese derecho.
Contexto histórico de la igualdad y la equidad
Las implicaciones que se desprenden de cada uno de los principios de igualdad y equidad son distintas, y no podemos asimilarlas la uno a la otra; no obstante, ambas son dimensiones de la justicia social.
En la historia, en la lucha por los derechos humanos, hubo un momento en que la igualdad fue el discurso, perspectiva y medida prioritaria. Las luchas sociales se desataban para obtener igualdad social, que, no obstante, se plasmó en una igualdad formal, mientras que la igualdad real se concretó muy difícilmente. En una etapa más reciente, hemos sido testigos de cómo un vacío e inocuo discurso de equidad ha sustituido a la igualdad, y esto ha dado lugar a que grupos, comunidades y Estados justifiquen discriminaciones e incumplimientos de derechos.
Según el sociólogo chileno Manuel Antonio Garretón: “En tanto la equidad apunta a la igualdad de oportunidades individuales para la satisfacción de un conjunto de necesidades básicas o aspiraciones definidas socialmente, la igualdad apunta a la distancia entre categorías sociales respecto del poder y la riqueza, o si se quiere del acceso de instrumentos que determinan el poder sobre lo personal y el entorno. Una sociedad puede ser a la vez equitativa y desigual” 
Pero también al revés, alguna medida puede ser igualitaria, pero no necesariamente equitativa. La equidad significa que cada uno recibe lo que le corresponde o lo que merece. La igualdad, en cambio, implica recibir el mismo trato sin considerar las diferencias. Igualdad es tener los mismos derechos ante la ley; el derecho humano a la igualdad siempre va aparejado a la no discriminación.
Sin embargo, el trato desigual no implica siempre injusticia, sino que puede significar una acción preferencial y compensatoria para el/la que menos tiene, para el/la discriminado históricamente. La equidad introduce un principio de justicia a la igualdad. No obstante, no puede existir una perspectiva de equidad, si antes no instalamos la idea de la igualdad.
Bien nos dice la filósofa española Amelia Varcárcel: “La igualdad es ética y la equidad es política”. Por ello, precisamente, no podemos prescindir de ninguna de las dos. Las palabras “igualdad” y “equidad” se ven parecidas, suenan parecido, e incluso señalan el mismo concepto de ecuanimidad. Entonces, es comprensible si, al principio, te parece que quieren decir lo mismo. Dicho sencillamente, por igualdad se entiende “tratar a todos de la misma forma” y equidad significa “ecuanimidad”.
La igualdad implica tratar a todas las personas por igual ante la ley, sin discriminar ni ofrecer privilegios a nadie. Es decir, un trato igualitario es aquel en el que se da a todo el mundo lo mismo sin importar sus diferencias como pueden ser el género, la raza, el estatus socioeconómico o cualquier otra característica diferenciadora.
La equidad es entendida como el principio o disposición a darle a todo el mundo el mismo trato ante la ley, sin discriminación, pero considerando su situación específica y sus necesidades. Es decir, dentro de la equidad estaría la idea de igualdad, pero teniendo en cuenta que no todo el mundo tiene la misma suerte y que, a veces, ofreciendo el mismo trato se sigue siendo injusto para con las personas más desafortunadas.
En la idea de equidad se pretende ser justo o impartir justicia, pero teniendo en cuenta que cada quien es diferente, tanto para bien como para mal, y que los seres humanos, aunque merecedores de los mismos derechos, tenemos necesidades individuales o vivir situaciones diferentes, en las cuales sea necesario un trato específico.






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