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EL HECHIZO DE LA CONCIENCIA 2

 Entre la Filosofía y la Neurobiología

2. La conciencia desde el abismo de la neurociencia: una aproximación a Damasio 
Las posturas frente a la naturaleza neural de la conciencia son muy fuertes, pues se basa en elementos científicos de las ciencias naturales, y como tal la objetividad de sus hallazgos constituye la búsqueda interminable de muchos científicos del encéfalo. No obstante, esta misma búsqueda de objetividad ha hecho que los productos a los cuales se ha llegado aún no tengan una representatividad y utilidad lo suficientemente efectiva, para el caso de las ciencias naturales su existencia se nos vuelve gaseosa. A pesar de los inconvenientes de los neurocientíficos en la búsqueda de concretar la descripción y explicación de la conciencia, hay un aporte actual que vale la pena mencionar aunque sea de una manera preliminar, la propuesta de Damasio que plantea tres vías para acceder a los estudios sobre la conciencia: la mayor parte de los avances que se han realizado hasta la fecha en el campo de la neurología de la conciencia se han basado en la combinación de tres puntos de vista: en primer lugar, el punto de vista del testigo directo de la conciencia individual, que es personal, privado y único para cada uno de nosotros. En segundo lugar, el punto de vista de la conducta o del comportamiento, que nos permite observar los actos reveladores realizados por otros a los que creemos cabalmente poseedores también de conciencia. Y, en tercer lugar, el enfoque del cerebro, que nos permite estudiar algunos aspectos de la función cerebral e individual cuyos estados mentales conscientes suponemos presentes o ausentes. Estas tres dimensiones se pueden denominar, la primera psicológica, la segunda filosófica y la tercera desde la neurociencia. En este sentido para Damasio la conciencia es “Un estado mental en el que se tiene conocimiento de la propia existencia y de la existencia del entorno… La conciencia es un estado mental al que se le ha añadido un proceso en que uno se siente a uno mismo” Para éste neurocientífico portugués, conocimiento y sentido de uno mismo son las dos herramientas intelectivas que posibilitan la existencia de la conciencia, y estos direccionados, primero hacia si mismo y segundo, hacia el mundo externo. De esta manera, la conciencia está muy ligada al ser humano, cuando no a los seres vivos en general, pues ella habita en las entrañas de la cognición y del sentimiento, de hecho habita previa a todo acción de conocer y de sentir, de tal manera que la conciencia es evidente para los seres vivos: “Pocas cosas son tan triviales como este producto que conocemos con el nombre de conciencia, la portentosa actitud que consiste en tener una mente provista de un propietario, de un protagonista para la propia existencia, un sujeto que inspecciona el mundo por dentro y a su alrededor, un agente que en apariencia está listo para la acción” El nudo de la explicitación de la conciencia aparece en estas palabras: ¿cómo puede un sujeto alertar al mundo íntimo y a la realidad externa, saberse como tal, es decir, ser actor y autor de su propia experiencia? un inspector de sus propias situaciones: “La neurología de la conciencia enfrenta por lo menos dos problemas: el problema de la generación de la película en el cerebro, y el problema de cómo el cerebro engendra, además, la sensación de que hay un dueño y observador del filme” Este tema parece que lo resuelve el científico con la propuesta de la función cartográfica del cerebro. Los acontecimientos del mundo subjetivo lo mismo que los del mundo objetivo se relacionan con el cerebro ya que: “la conciencia consiste en construir conocimiento acerca de dos hechos: que el organismo se involucra en la relación con algún objeto, y que en la relación el objeto produce un cambio en el organismo” 
Lo que queda en la mente después de la interacción de la misma con el mundo son mapas que el cerebro mismo construye para darle forma a lo que le aparece, tanto de si mismo como de lo extraño o lo otro: “El cerebro humano es cartógrafo nato y la cartografía comienza por acotar en mapas el cuerpo en cuyo interior se asienta el cerebro” esto se logra en diversas áreas arquitectónicas celulares del cerebro. No obstante, no solo se generan mapas en la relación entre la mente, el cuerpo y el mundo, sino también con los acontecimientos almacenados en la memoria: “los mapas se elaboran también cuando recordamos objetos del interior de los bancos de memoria de nuestro cerebro”. Este acontecimiento que genera el cerebro explica, de alguna manera, la existencia del sujeto consciente, inicialmente a nivel del cuerpo propio, segundo, a nivel del mundo externo y tercero a partir de los acontecimientos del pasado.
Los mapas, o la “representación disposicional es una potencialidad latente de disparar que se activa cuando las neuronas disparan potenciales de acción, con una determinada pauta, a cierto ritmo, durante una determinada cantidad de tiempo y hacia un objetivo particular que resulta ser otro conjunto de neuronas” Los mapas a los que se refiere, no son, y no pueden ser una estructura igual a la cartografía que todos conocemos para limitar las fronteras de un territorio, “Una de las grandes diferencias es, por supuesto, que la líneas en un mapa cerebral no dibujan a pluma o a lápiz, sino que son más bien el resultado de la actividad momentánea de algunas neuronas y de la inactividad de otras” aunque debería tenerse en cuenta la actividad de las células gliales, que no suelen considerarse, quizá por la tradición que centra las actividades cerebrales en este tipo de células, no recordando, que las células nerviosas incluyen tanto neuronas como células gliales, que regulan los potenciales de acción. De igual manera los mapas que crea el cerebro no son sellos incambiables, por el contrario, están en un constante cambio en relación con las interacciones humanas; ahora bien, estos mapas son productivos ya que, “Cuando los cerebros crean mapas, están creando también imágenes, la principal divisa de nuestra mente” Bajo estos principios, entre otros, Damasio plantea el fenómeno de la conciencia en dos escenarios, la conciencia nuclear y la conciencia ampliada, la primera hace referencia a la manera como lo seres vivos se saben a ellos mismos, desde su condición corporal. “La conciencia nuclear ocurre cuando los dispositivos cerebrales de representación generan, en imágenes, un relato no verbal de la manera en que el estado del organismo se ve afectado por el procesamiento de un objeto, y cuando este proceso realza la imagen del objeto causal, instalándolo destacadamente en un contexto espacial y temporal” Este tipo de conciencia es la más básica y se da en todos los seres vivos, si se quiere, es intuitiva, pues la conciencia nuclear solo advierte al cuerpo la presencia del sí mismo como elemento físico, funcional en el estado vivificador, son las imágenes que generan los mapas en el cerebro, sobre el propio cuerpo y sus situaciones, o en términos literales: 
En su operación normal y óptima la conciencia nuclear es el proceso de lograr un patrón neural y metal que ajuste, más o menos en el mismo instante, el patrón para el objeto, el patrón para el organismo y el patrón para la relación entre ambos” El sujeto, entonces, siente el objeto y crea la imagen, que le posibilita sentirse el mismo, es decir, que en la conciencia nuclear no solo se da el cuerpo sino lo que afecta el organismo y además un patrón para la relación, relación sin la cual tendría que ver al mundo cada vez como una nueva cosa: no había pasado. La conciencia nuclear habita en el instante del ahora vivido, mora en el ya, la conciencia ampliada, a diferencia del ya que ocupa la primera, se desliza en el fruir del tiempo sido, el tiempo del instante presente y del tiempo no sido: “la conciencia ampliada excede el aquí y el ahora de la conciencia nuclear, tanto hacia el pasado como hacia el porvenir. Aunque el aquí y el ahora sigue allí ahora lo escolta el pasado –la medida del pasado que se precisa para esclarecer con eficacia el presente– y, con similar importancia, el futuro anticipado” Así las cosas, la conciencia ampliada involucra la existencia humana, en toda su extensión temporal, cuando no espacial, si es cierto que lo único efectivo es el presente, entonces la conciencia ampliada se compone de los acontecimientos del pasado en el presente y la apertura a lo que puede llegar a suceder en el futuro. En este pasado retenido y en el futuro esperado se dan los contenidos de tales éxtasis temporales en forma de imágenes, sonidos, sabores u otros. Los mapas del recuerdo y los mapas del futuro contienen los eventos del pasado y los eventos del futuro fusionados en el presente, de tal manera que la conciencia implica que el sujeto se sepa a sí mismo en el ya, con todo lo que ha vivido y lo que espera por vivir. La conciencia ampliada según Damasio es un producto de grandes proporciones que hace a los seres humanos más humanos: “Si la conciencia nuclear es el fundamento indispensable de la conciencia, la conciencia ampliada es su gloria. Cuando pensamos en la grandeza de la conciencia, tenemos en mente la conciencia ampliada. Cuando decimos que la conciencia es una cualidad humana distintiva, pensamos en la conciencia ampliada en su expresión más elevada, no en la conciencia nuclear, y se nos debería perdonar la arrogancia: la conciencia ampliada es sin duda una función prodigiosa y, en sus manifestaciones más enaltecidas, únicamente humana. 
No son pocas las explicaciones neuronales que Damasio expone sobre la conciencia ampliada, baste, por ahora decir que en la conciencia nuclear la base es el proto-self, mientras que en la conciencia ampliada es el self-autobiográfico. El primero hace referencia a la manera como el si mismo se sabe corporalmente, mientras que el segundo implica un rastreo de la individualidad en la construcción de identidad del cada uno de los sujetos. 
Ahora bien, mientras que las modificaciones de la conciencia nuclear intervienen en la conciencia ampliada las modificaciones de ésta no intervienen en la conciencia nuclear: “El supersentido de la conciencia nuclear es el primer paso en el sendero del saber, y no esclarece la totalidad del ser. El supersentido de la conciencia ampliada, en cambio, finalmente hace salir al escenario la construcción plena del ser. La conciencia ampliada percibe tanto el pasado como el futuro posible junto con el aquí y ahora, en una visión panorámica tan amplia como la de una novela épica” [19]. En esta reflexión plantea Damasio algunos trastornos de la conciencia ampliada por ejemplo, algunos tipos de anosognosia, afección que implica incapacidad de esos pacientes de representar conscientemente defectos específicos propios; Damasio refiere a una paciente “que tiene el lado izquierdo del cuerpo totalmente paralizado y es incapaz de mover la mano y el brazo, la pierna y el pie y que tiene la cara medio paralizada y es incapaz de mantenerse en pie o de andar” ahora estos pacientes no saben de su patología y menos de la manera como se expresa en su cuerpo, la paciente al ser interrogada por su estado responde, dice él mismo Damasio: “que su movimientos eran completamente normales” en este ejemplo cabe preguntar por la conciencia corporal del paciente, que cambios hay, cuando se compara con la conciencia a una persona “normal”, ¿cómo puede una persona ser consciente de una función del cuerpo que no existe?, ¿cómo puede saberse en condiciones “normales” aún sin ser “normales”?. Un caso similar acontece con pacientes que padecen una condición del miembro fantasma, otra afección en la que pos-amputación, existen mecanismos somatosensoriales corticales del mapa que representa el miembro y en la que predomina dolor de ese miembro fantasma, sobre lo cual afirma Damasio: Es evidente que estos pacientes poseen una memoria del miembro que ya no existe, o no serían capaces de formar una imagen del mismo en su mente” ¿Qué papel desempeña la conciencia en el proceso de sentir dolor, frio, calor, movimientos imaginarios, en una parte del cuerpo que ya no existe?, al respecto sigue afirmando: algunos pacientes pueden experimentar una resolución del fantasma: ello indica aparentemente que la memoria (o su reproducción en la conciencia) está sufriendo una revisión” 

También hay reportes de la prosopagnosia, condición en la que en particular el complejo amigdaloide y del giro fusiforme lesionados, llevan a la pérdida de la capacidad de reconocer caras humanas” Con esta patología emerge la pregunta por el papel cognitivo de la conciencia, ya que la particularización como capacidad neural se pierde. Así las cosas también podemos referenciar la somatognosia, una patología que se presenta por periodos de diez minutos más o menos, en el cual el paciente no siente su cuerpo, al respecto afirma Damasio de una de sus pacientes: “En algunos ataques se producía un afecto notable: la paciente decía ser incapaz de sentir su cuerpo, con lo que describía, sin duda, que no tenía conciencia de la masa muscular en sus miembros y torso” a este respecto refiere que la paciente después de otro episodio, describió el evento: “No perdí la sensación de ser, solo (perdí) mi cuerpo. Al lado de estas patologías, podemos pensar fenómenos como la anestesia, sobre la cual afirma Damasio: “La anestesia impide el dolor de la manera más radical posible: por lo general suspende también la conciencia, no sólo el dolor, sino todos los aspectos de la mente consciente” El caso de Phineas P Gage, trabajador del ferrocarril Rutland & Burlington en Nueva Inglaterra 1848, sufrió un accidente, en el cual una barra de hierro penetró en su cerebro, Damasio lo describe así: el hierro penetra por la mejilla izquierda de Gage, perfora la base del cráneo, atraviesa la parte frontal del mismo y sale a gran velocidad a través de la parte superior de la cabeza” aclaramos que no es la base del cráneo, más si, su esqueleto facial y parte anterior del neurocráneo. Gage no muere, pero transforma su identidad: “Equilibrio o balance, por así decirlo, entre su facultad intelectual y sus propensiones animales se había destruido el accidente de Gage le lesionó la corteza frontal anterior, región relacionada con la personalidad, estas y otras conclusiones que infieren tanto Antonio Damasio como su equipo de trabajo, muestran la relación entre el cerebro y el comportamiento, lo cual implica ir de lo “anormal”, para demostrar lo “normal” del mismo. La conciencia desde esta postura se estructura en imágenes, productos de los mapas que el cerebro elabora, pero de acuerdo con estas patologías surgen muchos interrogantes, que hacen de la conciencia un enigma, por ejemplo: ¿cómo se pueden hacer imágenes de ausencias, esto es mapas que no tienen un referente en la vida fáctica? ¿cómo se puede hacer un mapa de la ausencia de cuerpo aun teniendo cuerpo, o de una parte de él? Es más, ¿cómo puede el pasado y lo prospectivo seguir existiendo, si de lo único que tenemos noticias es del presente? ¿Cómo se fusionan en el instante que divide los dos momentos temporales? ¿cuáles son los límites del instante presente? ¿hay una marca neurobiológica o está limitado por el interés del sujeto de conciencia?, estos son temas que abonan el terreno del hechizo de la conciencia. 

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