Ir al contenido principal

EL HECHIZO DE LA CONCIENCIA 3

 Entre la Filosofía y la Neurobiología

3. Encuentro y Desencuentro 
La filosofía es a la neurobiología, lo que la reflexión es a la demostración. Mientras que la primera no está obligada a demostrar empíricamente sus proposiciones en la segunda, hay una obligatoriedad emanada de las comunidades científicas de contrastar las afirmaciones con la realidad. Esto ya marca una diferencia notable entre las afirmaciones sobre la conciencia que se generan de la filosofía a las hipótesis que se demuestran con la neurobiología. De alguna manera la filosofía es más libre para especular sobre la conciencia, las ciencias naturales y en ellas la neurobiología está atrapada en los conceptos epistemológicos y metodológicos de la ciencia tradicional. El tema de la conciencia para las ciencias naturales ha tenido como fundamento epistemológico la explicación, el dualismo científico, y la dinámica causa-efecto, con lo cual se ha logrado explicar muchos eventos que convoca el fenómeno en cuestión, avances que, no son para nada despreciables para el estado del arte sobre el saber de la conciencia. Así las cosas, pensar en la conciencia desde la neurobiología, implica pensar en los desarrollos del cerebro, y con él, el conocimiento de sus procesos, incluyendo la conciencia misma. 
No obstante, entre estas dos disciplinas encontramos unos puntos de convergencia que son muy importantes para la evolución del conocimiento de la conciencia, por lo menos hay acuerdo en que uno de los problemas fundamentales en el tema de conciencia es como los registros de la realidad externa, incluyendo el cuerpo portador mismo se asimilan se trasfieren en procesos neurales, o lo que Changeux denomina “Jeroglíficos sinápticos” Si la conciencia implica el proceso por medio del cual el sujeto se sabe a sí mismo, el self, y esto implica tanto el sujeto consciente como el entorno, entonces la urdimbre, del tema es descifrar como el mundo externo se ensambla en el sistema neural; como además de ser, de hacer y de estar, sabemos que somos hacemos y estamos en el mundo, con nosotros mismos, con lo otro y con los otros. En esta misma dirección parece ser claro que tanto la neurobiología, como la filosofía, admiten que el fenómeno de volver sobre uno mismo es cualitativo, esto es, su esencia es la subjetividad, que Llinás reconoce: “La subjetividad es la esencia constitutiva del sistema nervioso. Como corolario obvio de tal sospecha, pienso que la conciencia, como sustrato de la subjetividad, no existe fuera del ámbito de la función del sistema nervioso o de su equivalente no biológico, si es que tal cosa existe” apreciación ésta que ratifica, de alguna manera la postura de la filosofía que las palabras de Chalmers: “Un estado mental es consciente si está ligado a una sensación cualitativa, una cualidad asociada de experiencia” Otro elemento de encuentro entre ambas posturas consiste en el acuerdo en que no hay una sola dimensión de la conciencia, sino que, por lo menos hay dos sustratos que convocan el regreso del sujeto sobre si mismo, lo que Damasio denomina conciencia nuclear y ampliada, y que por lo menos en la fenomenología husserliana, se nominan conciencia del yo empírico, conciencia psicológica y conciencia trascendental o socio-cultural, definidas así: “1. La conciencia como la total consistencia fenomenológica real del yo empírico, como el entrelazamiento de las vivencias psíquicas en la unidad de su curso. 2. La conciencia como percepción interna de las vivencias psíquicas propias y 3. La conciencia como nombre colectivo para toda clase de actos psíquicos o “vivencias intencionales” 
En este mismo sentido Chalmers, hace la diferencia entre la conciencia psicológica y la conciencia fenomenológica: “Conciencia” puede usarse también para referir a una variedad de propiedades psicológicas… para distinguirla de la conciencia fenoménica” De esta manera, podemos advertir que la experiencia del sí mismo, no se puede pensar en un conjunto único, ya que para poder saber que conocemos, que sentimos, que valoramos o que creemos en lo dado de la realidad, los seres humanos primero debemos tener experiencia de si mismos, esto es, la conciencia del mundo y la conciencia del cuerpo y a esto se le puede abonar la conciencia de las interacciones, puestas en escena en la cultura y la sociedad, a lo cual se le puede denominar conciencia colectiva, sobre la cual Llinás afirma: “El concepto de conciencia colectiva no es nuevo. El resultado de unas elecciones se toma como un mandato del pueblo, que representa la decisión colectiva de la gente. Las ventajas de interactuar con un número aún mayor de mentes y las experiencias de cada una de ellas serían muy provechosas para la interacción, pues el sistema nervioso atiende en particular a estímulos novedosos, convertidos en propios a través de la repetición” En cuanto a la conciencia ampliada la postura de Damasio, converge con el fenómeno de la conciencia inmanente de Husserl, pues en ambas el eje es el fluir temporal al que están expuestos los sujetos de conciencia en el mundo. La conciencia autobiográfica recupera el pasado y el futuro en el instante presente, así lo reconoce Husserl: “El presente siempre esta naciendo del pasado; un presente determinado, naturalmente, de un determinado pasado. 
La conciencia se expresa en la temporalidad, no obstante, el concepto de tiempo cobra un valor fundamental, no solo en Husserl, sino en Bergson y en Bachelard, para quienes el tiempo se puede pensar como duración o como sucesión, en el primer caso, el tiempo de lo sido se conserva en lo que es y en lo que va a suceder: “Cuanto más fijemos la atención en esta continuidad de la vida, más veremos semejarse la evolución orgánica a la de una conciencia, en la que el pasado empuja contra el presente y hace brotar de él una forma nueva, inconmensurable con sus antecedentes” [17], mientras que en Bachelard, “El pasado deja una huella en la materia, por tanto pone un reflejo en el presente y por tanto siempre esta materialmente vivo”  No hay, o por lo menos no hace parte de nuestro conocimiento, esta diferencia temporal en la conciencia ampliada: lo cual conduce a nuevas reflexiones en el funcionamiento cartográfico de la conciencia, con el fin de describir las características de la misma. Es más, la vida misma se puede explicar con la concepción de la temporalidad como duración. “El tiempo está en la fuente misma del impulso vital. La vida puede recibir explicaciones instantáneas. Pero lo que en verdad explica la vida es la duración” Desde la fenomenología se perfila dos concepciones básicas del tiempo, uno cronológico, que lo da el cronometro, el cual hace alusión al tiempo objetivo, y otro que podemos llamar tiempo subjetivo, que podemos describir, como la sucesión o duración de instantes en coherencia con los estados emocionales de los seres humanos, a cuál de estos dos se refiere Damasio; no lo dice, por lo menos explícitamente en sus escritos por lo menos en lo que se ha revisado, entonces podemos afirmar que si el contenido de la conciencia es el fluir temporal, entonces hay que aclarar a que tiempo se refiere la neurobiología de la conciencia. 
En esta misma dinámica podríamos enumerar otros elementos iguales o más importantes que los nombrados, tales como la función del espacio, no el geométrico, sino el espacio subjetivo en la configuración de la conciencia o el papel de la sensación o de la intelección y las características de cada una de ellas en el proceso neuro-glial como condición del conocimiento del si mismo. La conciencia como apertura, como horizonte ya que “El mundo resplandece en el pensamiento en forma de intelección como horizonte abierto a la realidad que es recordada, dada o esperada, o lo que es lo mismo, retenida, expuesta o profetizada. La conciencia es abertura a la realidad y la realidad se hace mundo en el pensamiento humano no obstante en este artículo solo se exponen algunos puntos claves que emergen no de las imágenes que se construyen como referentes del mundo material, sino con las que nuestra imaginación ha recreado, ya que “El cerebro es un sistema creativo. Más que reflejar el entorno, como lo haría un artefacto mecánico, cada cerebro construye mapas de ese entorno usando sus propios parámetros y diseño interno, creando así un mundo único para la índole de cerebros diseñados de manera semejante” aunque ninguno igual a otro al menos desde lo neuroestructural ya que naturalmente los cerebros muestran considerable variabilidad al menos en los patrones de surco y giros. Conflictos de interés: Los autores declaran que no hay conflicto de interés 








Comentarios

Entradas más populares de este blog

La vida es bella

A pesar de todas las vicisitudes que pasa la humanidad, nos toca seleccionar de nuestro paso en esta; las cosas y acciones que nos dan cierta satisfacción y convierten nuestra vida en momentos de complacencia y posibilidades de continuar y continuar...

UN SABIO DIJO:

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y conciso, ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu vitalidad. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de energía. Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo: Escucha y refleja la energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el refl...