Si examinamos nuestra existencia veremos que parece
que hay algo que está empujando,
algo que es una motivación fundamental que empuja la vida en todas las formas
que adopta, una finalidad.
Ésta es la de
que todo tiende a crecer, todo tiende a desarrollarse. La vida, a través
de sus formas, tiene como consigna actualizar un potencial que uno trae
consigo.
Junto con este desarrollo, el desarrollo del potencial, va siempre inherente una conciencia interna
de madurez y de plenitud.
El potencial está constituido substancialmente por
tres cualidades básicas que son: La
energía, La inteligencia, La afectividad.
De la energía derivan todos los procesos energéticos. De la inteligencia se deriva todo lo que son modos de conocimiento. De
la afectividad deriva toda nuestra gama de sentir.
De estas tres cualidades fundamentales, en sus
interrelaciones, se construye toda la complejidad de nuestra vida anímica.
Es decir, que
nuestra vida es como un proceso de actualización progresiva de este potencial
de inteligencia, energía y amor-felicidad.
La plenitud nunca viene como resultado de una
adquisición, sino que viene como resultado de una plena
actualización de nuestro potencial.
Lo exterior cumple para
nosotros la función esencial de aportación de los elementos
primarios necesarios para este desarrollo, para
que yo pueda actualizar y para que al actualizar pueda construir.
Lo exterior es el suministro de materia gracias al
cual lo que es mi facultad básica se convierte en algo concreto, se construye.
No puedo vivir otra plenitud que la que es consecuente
a mi capacidad de comprender, de amar y de actuar.
La respuesta que yo doy depende de mí, la puedo crear
yo. Por lo tanto, puedo ser dueño de mis respuestas y es precisamente esta
respuesta la que me desarrollará, la que me actualizará.
No tengo ningún otro modo de llegar a un desarrollo de
algo si no es mediante el ejercitamiento de ese algo;
mediante el ejercitamiento activo.
Nada puede sustituir a este acto de presencia.
Yo soy exactamente la resultante de lo
que he ejercitado, ni más ni menos, como ser concreto.
Nuestra vida está construida sobre una creencia
totalmente distinta. Nuestra vida está construida sobre la creencia
adquirida de que son las circunstancias y las personas que me rodean las que
hacen que sea feliz o desgraciado.
Hemos edificado nuestra vida sobre la creencia de que
es el exterior que me está dando o quitando felicidad, plenitud, etc.
Mientras yo esté esperando que
los demás me den habrá siempre una manipulación de los demás
para conseguir que me den, que me den afecto, que me den seguridad, que me den
energía. Y cuando yo estoy empezando a vivir directamente lo que soy es cuando puedo
empezar a abrirme a los demás de un modo auténtico, de un modo gratuito, sin
una manipulación, sin seducir al otro.
La existencia concreta está hecha sólo
de cualidades positivas (energía, inteligencia y amor-felicidad) esto es la
materia prima de la existencia y del ser humano. No hay otra cosa.
Las cualidades son substanciales, son substancia. Defecto es la menor presencia o la insuficiente presencia de una
cualidad.
Al ponerle un nombre cosificamos, convertimos en cosa
algo que no es cosa, sino que es un modo de ver lo otro, es una menor presencia
de lo otro.
Por esto en
primer lugar conviene ver que lo que llamamos defectos es
solamente un insuficiente desarrollo en nosotros de las cualidades.
No se puede
luchar contra algo que no existe.
Lo único que
tiene sentido es luchar a favor de lo que sí existe, y en la medida que yo
lucho a favor, es decir que ejercito más y más la inteligencia, la afectividad
y la energía, eso que llamaba defecto desaparece.
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