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EL BESO DE LA MUERTE

 El "beso de la muerte" es la encarnación simbólica de la unión mística, la cual se vuelve más pura y profunda con la muerte, que elimina lo que no es espíritu y regenera la vida.

Es una escultura de mármol que se encuentra en el Cementerio de Poble Nou, en Barcelona. La escultura ha sido atribuida a Jaume Barba, aunque otros la atribuyen a Joan Fontbernat. La escultura muestra a la muerte en forma de un esqueleto alado dando un beso a un joven.

La escultura se encuentra sobre la tumba del empresario textil Josep Llaudet Soler. Fue esculpida en 1930. El epitafio de la tumba, en la base de la escultura contiene la siguiente inscripción:

"Y su joven corazón no puede ayudar;

en sus venas la sangre se detiene y se congela

y el ánimo perdido abraza la fe.

Cae sintiendo el beso de la muerte”

La imagen es llamativa e inquietante, porque en el mundo actual «se ha perdido el conocimiento de los misterios de la muerte y ésta, si es que se tiene en cuenta, es considerada como un acontecimiento terrible y nefasto», dice Arola. La diferencia radical en esta concepción es que «la muerte se presenta como aliado y colaborador. La muerte se ha concentrado en un personaje que refleja, como si fuera un espejo, al propio individuo ante quien se presenta. Una sombra, una oscuridad, un espectro delimitado que se abalanza sobre el ser vivo y lo besa». No sólo es una iniciación religiosa, es una iniciación poética, en esa estrecha liga del espíritu que une al arte con la religión.

Todos hemos escuchado del «beso de la muerte», pero pocos realmente sabemos de dónde viene esta idea que podría parecer un oxímoron si sólo se entiende de manera superficial, pero en realidad tiene que ver una profunda tradición mística.

Raimon Arola, experto en simbolismo de la Universidad de Barcelona, hace una formidable labor de rastrear el origen esotérico del «beso de la muerte», reflexionando a partir de una llamativa estatua en el cementerio del Poble Nou en la que la muerte personificada como la parca, en su figura de esqueleto, va a buscar a un joven y se lo lleva a su reino con un beso. Esta imagen es ya una especie de pathosformel, un arquetipo visual que encierra el simbolismo de la vida después de la muerte. Un beso que nos lleva a «Morir antes de morir, o la muerte como una iniciación religiosa o espiritual», escribe Arola. Encontramos en la tradición cabalista y en la alquimia numerosas referencias al "beso de la muerte" en las que se menciona generalmente un beso en la boca, aunque luego existen representaciones de besos más castos como la escultura de Poble Nou. La importancia del beso en la boca es que es así como se transfiere el aliento vital, el hálito o espíritu

El beso religioso de la muerte es como el beso de los amantes, el cual es una prueba de la íntima elección. El devoto es elegido por la divinidad como el amante es elegido por su amado. En el beso se hace un crisol espiritual, un cauce de conversión, un remolino de unión espiritual.




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