Ir al contenido principal

EL TRIÁNGULO DE LA VIDA

CUERPO ALMA ESPÍRITU

«Cuerpo». Es la materia frágil de la que estamos hechas, y que debe estar sometida a una mente dedicada que no abuse de él y a un alma conver­tida que lo lleve a servir de instrumento a favor del bien. ...a través del cuerpo se comunica el amor. Sin el cuerpo, el amor quedaría oculto en el alma, y es a través del cuerpo que se fortalece la caridad.

«Alma». Es esa parte de nuestra naturaleza donde están nuestras emociones, nuestros instintos, nuestros anhelos. Esa parte que ha de estar dominada por una razón santificada, de manera que sus impulsos se sometan cada vez más a la voluntad divina. El alma, ubicada entre el espíritu y el cuerpo, es la sede de la personalidad del hombre.

«Espíritu». El espíritu del hombre es el lugar en que establecemos toda comunicación con Dios.

En este sentido, cuerpo, espíritu y alma no solo forman parte de la unidad de la persona, sino que están relacionados a través de vasos comunicantes que hacen circular sentimientos, enfermedades y malestares entre los distintos niveles: una conducta desordenada que infringe las reglas morales llevará a sufrir malestares físicos y corporales.

Desde la perspectiva de los sujetos con los que trabajamos, el cuerpo está inseparablemente ligado al alma y al espíritu. La persona humana es pensada en tres niveles: el corporal, el anímico y el espiritual. Estos niveles están indiscerniblemente unidos.

“La persona es una médula que tiene por forma sustancial un alma espiritual, y que vive una vida no sólo biológica e instintiva, sino intelectual y voluntaria” (Maritain).

La noción de personalidad no radica en la materia a la manera de la noción de la individualidad de las cosas corporales, sino que se basa en las más profundas y más excelsas dimensiones del ser; la

personalidad tiene por raíz al espíritu” (Maritain). La personalidad es manifestación de la raíz espiritual del hombre. Es lo que hace persona al sujeto humano y no sólo individuo material, pues en ella residen tanto la individualidad material como la personalidad espiritual, constituyendo, de este modo, un mismo y único ser.

Si bien el ser humano cuanto a especie es un universal, sólo es posible comprenderlo como único desde la singularidad contextualizada, El ser humano es una realidad integral y está constituido de plurales dimensiones, de tal modo que sólo su comprensión pluridimensional le salvará de fracturaciones a las que está condenado frente a los determinismos y reduccionismos.

Es necesario hoy hacer una desmitificación de la ciencia y “re humanizarla”: un humanismo científico con un constante respeto por la dignidad de la persona, respeto de su corporeidad, de su espíritu, de su alma, y que sepa armonizar los valores de la ciencia con los valores de la conciencia que tiende a administrar el cuerpo humano, con todas las consecuencias que puedan derivar en la dignidad y la integridad del hombre.

La vida es un bien más grande que juntar órganos que funcionan solamente como procesos fisiológicos y bioquímicos: es un evento, un equilibrio de fuerzas constantes, una integración con el ambiente, con la sociedad, con la aceptación de sí mismo y con la visión de un sentido que permita visibilidad a la existencia a nivel espiritual. Sabemos cómo la ciencia empírica aún no ha llegado a una atendible explicación de los valores insertos en el hombre: la capacidad de discernir y amar, la moralidad, la responsabilidad individual, la capacidad de conseguir la verdad, la creatividad. El hombre, de hecho, posee atributos espirituales, morales e inmorales, que no son solamente el resultado de su prosperidad. En el ser humano la vida física y corpórea es un valor fundamental, sobre la cual se fusionan y se expresan los valores de la persona, aquellos representados por el hombre en su integridad y en su significado ontológico y trascendente. Y es el valor de una realidad trascendente aquello que da sentido y finalidad a la existencia humana. (cuerpo, alma, espíritu)

Los hombres son todos iguales, todos tiene: cuerpo, alma y espíritu, pero son personas diferentes, a cada una se le dio su belleza para que fuesen deseables y amables de las otras. Es el amor, por lo tanto, la ley que regula, sostiene todo lo creado: ley de unidad y distinción, de vida y de muerte, vida que es muerte, porque es don de sí, muerte que por lo tanto es vida.

Pero el hombre, es un ser libre y puede usar de su libertad para contribuir a la realización del designio creador de Dios, o no; por lo tanto, sin rodeos su funcionamiento puede ir contra el proyecto del mismo Creador.
Él puede favorecer la vida o destruirla, todo en su poder: basta pensar en el aborto, en los experimentos sobre embriones, en la eutanasia, en la clonación y los potenciales peligros que la ingeniería genética lleva en sí. Y qué decir de la deforestación, del aniquilamiento, del abuso de la energía nuclear...Solo por dar algunos ejemplos.








Comentarios

Entradas más populares de este blog

La vida es bella

A pesar de todas las vicisitudes que pasa la humanidad, nos toca seleccionar de nuestro paso en esta; las cosas y acciones que nos dan cierta satisfacción y convierten nuestra vida en momentos de complacencia y posibilidades de continuar y continuar...

UN SABIO DIJO:

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y conciso, ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu vitalidad. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de energía. Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo: Escucha y refleja la energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el refl...