«La Vida es lo que se te pasa mientras tú estás pensando en otra cosa.»
¿Te has dado cuenta de que
vivimos más en la mente que en el cuerpo? Pregúntate: ¿cuánto tiempo puedes
estar a solas contigo mismo en silencio sin ruido.
Alguien dijo que todos los
problemas de la Humanidad proceden de la incapacidad del hombre para permanecer
sentado a solas consigo mismo a gusto y en silencio.
¿No hay como una voz en tu cabeza
que nunca te deja de hablar y a veces no te deja vivir en paz? Ese no poder
parar de pensar me puede llevar a una especie de guerra conmigo mismo, a una
batalla mental en la que yo soy mi enemigo íntimo, a una lucha absurda en la
que tengo mucho que perder y nada en absoluto que ganar. Sabes de lo que te
hablo, ¿verdad? En general, vivimos con el piloto automático puesto.
Un ejemplo: si cuando volvemos a
casa conduciendo estamos pensando qué vamos a cocinar cuando lleguemos, ¿quién
conduce el coche? Cuando llegamos a casa y nos ponemos a cocinar, estamos
pensando en algo que nos ha pasado en el trabajo. Cuando comemos, pensamos en
lo siguiente a hacer.
De tanto que la pensamos, no
saboreamos la vida en sus pequeños momentos… y, ¿qué es la vida sino una suma
de momentos como éste, tan pequeños y fugaces como únicos e irrepetibles?
Es triste darse cuenta que: La
vida es lo que te pasa mientras tú estás pensando en otra cosa. Así que es como
si viviéramos a destiempo, perdidos en nuestros pensamientos: o recordando
cosas del pasado o imaginando lo que vamos a hacer en el futuro.
Si te das cuenta, tu mente está repleta
de pensamientos sobre el pasado y el futuro, pero entre todo esto
el presente se ignora de una manera bastante descarada. El estrés que sufres lo
estás creando con tus pensamientos. Muchos de los
problemas que tienes los crea tu actividad mental. Te estás anticipando. Nada
de eso es real. Hasta que ocurra, hasta que se haga presente, estás viviendo en
tu imaginación.
Pero pasado y futuro no existen: Sólo
el presente es un hecho. Pregúntate: ¿cuántas veces al cabo del día piensas
cosas como: “ojalá no estuviera aquí…” o “ya tendría que estar allí”?
Por lo tanto, sal de tu mente y atrévete
a vivir, a esperar que sucedan las cosas antes de adelantarte a ellas. Deja
de recordar un pasado, no lo hagas tu presente porque no forma parte de este
momento. Experimenta cada día como si fuera la primera vez que respiras aire
fresco, que tomas agua o que saboreas una deliciosa comida.
Una pausa sentida, un momento de atención,
es suficiente para darse cuenta.
Esto que te digo ya lo sabes,
pero ¿qué más desgracias tiene que pasarnos para que seamos consciente de
ello?
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