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EL CEREBRO ES TAN COMPLEJO COMO EL UNIVERSO


El conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro es enorme, pero aún está demasiado fragmentado. Esto tiene como consecuencia que, aunque parezca increíble, sepamos menos del cerebro que del planeta Marte.
No obstante, sí que se sabe dónde y cómo ocurren algunos procesos básicos y fundamentales de la actividad cerebral. Particularmente esto ocurre con la corteza (o córtex), la cual se entiende como la “estructura más humana” del órgano de la vida.
Sea como sea, desde que el premio Nobel Ramón y Cajal revelase hace más de 100 años atrás la posibilidad de apreciar los paisajes del cerebro, neurocientíficos de todo el mundo no han dejado de avanzar y estudiar la maravillosa realidad gracias a la cual vivimos.
LOS PAISAJES DEL CEREBRO
Cuando, a través de diferentes tecnologías, observamos los paisajes del cerebro, podemos contemplar dos características maravillosas: plasticidad y estabilidad. Estas dos características en gran medida son responsables de que tengamos la capacidad de aprender y memorizar, lo cual sin duda diferencia al ser humano del resto de miembros del reino animal.
Estos dos procesos básicos, memoria y aprendizaje, quedan anclados en nuestra corteza. Así, también tenemos una idea de las estructuras y los intercambios que manejan cuestiones tan complejas como el pensamiento, la emoción, el sentimiento, el movimiento, etc.
Pero más allá de esto la ciencia está inmersa en dilucidar algo de lo que tenemos poca o nula idea: de dónde emana la consciencia. Lo que está claro es que nuestro cerebro es la historia de nuestra vida y que, sin duda, funcionamos gracias a la existencia de los circuitos de neuronas que se transmiten se hablan a través de impulsos eléctricos de manera constante. Recibe, aproximadamente, el 25% de la sangre que bombea el corazón. 
Es asombroso entender que cada impulso eléctrico corresponde a una letra, a una palabra, a un rostro o a una emoción. Nuestras neuronas se mueven de una dirección a otra para sentir, para pensar, para aprender o para llevar a cabo cualquier tarea.
Aunque es tan complejo como el universo, hoy sabemos del cerebro que es un sistema muy distribuido que trabaja constantemente de manera paralela para ayudarnos a representar contenidos, percibir ideas, planes, sentimientos, etc.
Sin embargo, un estudio realizado en 2004 demostró que las zonas del cerebro que se utilizan para percibir objetos de forma visual se activan casi de la misma manera que cuando se imaginan de forma activa.

Además, se ha podido observar cómo las neuronas migran desde las capas internas del cerebro para ocupar ciertos lugares en la corteza. Según investigadores como Pasko Rakic, esta orden de migrar la dan los genes, pero las conexiones y su complejidad están determinadas por el ambiente.

Desde el movimiento corporal más exigente, pasando por la respiración, los latidos del corazón y hasta el más mínimo pensamiento, son regulados por este órgano que se ha convertido en el foco de numerosas investigaciones a lo largo de la historia, que buscan descifrarlo y entender el porqué de los comportamientos del organismo humano.
El cerebro humano no solo dispone de neuronas especializadas en la orientación espacial, sino también de un mecanismo de codificación universal que potencia la navegación, el aprendizaje y el procesamiento de imágenes, sonidos y olores.
El sistema de navegación del cerebro humano es mucho más sofisticado que el tecnológico: además de neuronas que dibujan coordenadas, dispondría de un mecanismo de codificación universal que potencia el procesamiento de información y el aprendizaje, según una nueva investigación de la Universidad de Columbia dirigida por el neurocientífico Josh Jacobs.
Tenemos dos mentes una que siente y otra que piensa, ambas se encuentran generalmente en armonía y equilibrio, pero cada una con su propio estilo y funcionalidad: las dos interactúan continuamente y son indispensables en la vida de los individuos.

PRINCIPALES FUNCIONES DEL CEREBRO.
1. Respirar, comer y dormir
En las entrañas del cerebro existe una región muy primitiva, llamada hipotálamo, que se dedica a resolver cuestiones básicas para su supervivencia. Funciona como un centro de control que regula el sueño, la respiración, el pulso, el hambre, la sed, la temperatura corporal, el deseo sexual y la agresividad.
2. Percepción
Vista, oído, olfato, gusto y tacto. Esos son los nombres de los cinco sentidos clásicos. Juntos forman la interfaz de usuario grafica que le mantiene en contacto con el exterior.
3. Memoria
Tu órgano pensante tiene una capacidad de almacenamiento de varios millones de gigabytes. Para que te hagas una idea más exacta, tu encéfalo podría llegar a guardar unos 4,700 millones de libros, o 670 millones de páginas web.
Recordar es importante, pero tanto o más lo es olvidar; esto es, deshacerte de los datos que no te hacen falta. De ello se ocupan la corteza prefrontal y el hipocampo. Eso sí, según estudios recientes, para conseguirlo tendrás que desarrollar un mayor esfuerzo mental y dedicar mucha más energía que para memorizar algo.
4. Toma de decisiones
¿Playa o montaña? ¿Manzana o pastel? ¿Rojo o violeta? violeta? ¿Respondo a su insulto o mejor me callo? ¿Compro o no? Para tomar las pequeñas y grandes elecciones de tu día a día pon a funcionar la corteza prefrontal.
5. Inteligencia
Una de las más importantes funciones del cerebro es la inteligencia. La capacidad de comprender y resolver problemas no depende del tamaño del encéfalo. Y, sin embargo, nuestra especie se mantiene instalada en lo más alto del pódium de la inteligencia… al menos por el momento.
6. Emociones
El sistema límbico del cerebro maneja un abanico de 27 emociones interconectadas entre sí: admiración, adoración, asombro, embelesamiento, aprecio estético, diversión, ansiedad, incomodidad, aburrimiento, calma, confusión, anhelo, aversión, dolor empático, envidia, emoción, miedo, horror, interés, alegría, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual, simpatía y triunfo.
No todas son igual de importantes para este órgano. Por ejemplo, al observar un rostro, procesará más rápido los gestos de felicidad y asombro que los relacionados a la tristeza o miedo.
7. Espiritualidad
Tanto los sesos de una religiosa católica rezando como los de un monje budista meditando muestran una baja actividad de la región parietal del córtex cerebral, una zona que suele relacionarse con la conciencia del yo y la propia identidad, en la que el neurocientífico Marc Potenza, de la Universidad de Yale (EUA), sitúa las experiencias espirituales. Durante las mismas, se reduce la actividad del ego.
8. Creatividad
Si quieres sacarle el máximo partido a esta función y desarrollar ideas originales, no te esfuerces demasiado. En las ocasiones en que tu cerebro parece encontrarse ocioso, sus neuronas asociativas –tres cuartas partes de todas las células nerviosas humanas– bullen de actividad. Aunque siempre trabajan en segundo plano, lo dan todo precisamente cuando hacemos algo tan banal como ducharnos, juguetear con el bolígrafo o pensar en las musarañas. Al conectar informaciones distintas, favorecen que se genere un efecto eureka y encuentran soluciones inesperadas a problemas difíciles.








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