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DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

 UN PASO A SEGUIR

Algún filosofo manifestó “La vida es sueño y la muerte es vida”; entonces acaso será momento de despertar del sueño para empezar a vivir la realidad. 

Como seres humanos hemos trajinado una minúscula e insignificante porción de toda la vida del universo, en tan escaso lapso de tiempo hemos aprendido a dominar leyes universales, a desarrollar tecnología, a curar enfermedades; pero también hemos llegado a matar, a violar a contaminar, a menospreciar, a mentir, a robar, a un largo etcétera de perversiones y vicios que no están atados a un legado divino. Actualmente estamos inmersos en trivialidades, ilusiones materiales, banalidades que no hacen más que mantenernos en el letargo incesable y adormecimiento terco de nuestro ser;

Heráclito manifestó: Los que están durmiendo viven en su propio mundo, un mundo personal; pero los que están despiertos viven en el único y verdadero mundo real. Entonces es tiempo de despertar, es momento de formar parte de aquellas personas que están alcanzando un punto en el que son capaces de romper patrones mentales colectivos y heredados que nos mantiene a los seres humanos sujetos al sufrimiento por cientos de años.

Sin importar quien sea usted o donde este, el momento de una transformación profunda de la conciencia humana debe llegar ahora, y no más tarde, son tiempos difíciles de convivencia social y por tanto debemos liberarnos de la esclavitud de la mente y pretender ingresar a un estado iluminado de conciencia y sostenerlo en la vida diaria. Estamos colmados diariamente con noticias, comentarios y expresiones que agobian, pesan, entristecen y matan; redes sociales embutidas de odio y denigración sin un ápice de respeto; atiborradas de unos cuantos protagonistas que pretenden enfrascarnos en su pesar y podredumbre. Somos seres humanos en estado mecánico y de sonámbula actitud, el problema radica en el Yo personal, él es el responsable de todos los problemas que padecemos, aunque lo necesitamos como parte de la evolución, pero tarde o temprano se tiene que dejar. Debemos estar conscientes que pernoctamos en un plano físico donde comer, beber, dormir es necesario; pero hay que 
estar conscientes de aquello y no pretender vivir pensando en que el reunir vienes y fortuna es el objetivo de vida; nuestra esencia es lo único real y hay que permitirle que surja que se despierte.
Según Eckhart Tolle no crear más dolor en el presente es muy importante, la mayor parte del sufrimiento humano es innecesario; es creado por uno mismo mientras que la mente no observada maneje nuestra vida. El dolor que creamos ahora es siempre una forma de no aceptación, una forma de resistencia inconsciente a lo que somos; mientras más identificados estemos con nuestra mente mayor será nuestro sufrimiento por tanto debemos escapar de la mente egótica. Romper patrones mentales que han dominado la vida humana durante miles de años es el reto; es momento entonces de buscar una transformación profunda que tendrá lugar en la conciencia colectiva del planeta y más allá: el despertar de la conciencia del sueño de la materia, la forma y la separación. 
En cuanto honremos el momento presente, toda la infelicidad y el esfuerzo se disuelven y la verdadera vida empieza a fluir con alegría y facilidad, cuando actuemos desde la conciencia del momento presente, cualquier cosa que llevemos a cabo queda impresa de sentido de calidad, cuidado y amor. Recordar entonces estimados lectores que en el Bhagavad Gita, una de las enseñanzas espirituales más antiguas y hermosas que existe, el desapego del fruto de la acción recibe el nombre de Karma Yoga. Se describe como el camino de la “acción consagrada”
Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos que debemos comprender: primera, energía mecánica; segunda, energía vital; tercera, energía psíquica; cuarta, energía mental; quinta, energía de la voluntad; sexta, energía de la Conciencia; séptima, energía del Espíritu Puro. Por mucho que multipliquemos la energía estrictamente mecánica, jamás lograríamos despertar Conciencia; por mucho que incrementáremos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo, nunca llegaríamos a despertar Conciencia.
Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de sí mismos, sin que por ello intervenga para nada la Conciencia. Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la energía mental no logrará nunca despertar los diversos funcionalismos de la Conciencia. La fuerza de la voluntad, aunque fuese multiplicada hasta el infinito, no consigue el despertar Conciencia. Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que nadan tienen que ver con la Conciencia. La Conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos esfuerzos. El pequeño porcentaje de Conciencia que la humanidad posee, en vez de ser incrementado, suele ser derrochado inútilmente en la vida.
La Conciencia, en sí misma, es un tipo de energía con elevadísima frecuencia vibratoria. No hay que confundir a la Conciencia con la memoria, pues son tan diferentes la una de la otra
Muchos actos se realizan dentro de nosotros mismos. En nuestro organismo suceden muchos ajustes y reajustes, sin que por ello la Conciencia participe en los mismos. El centro motor de nuestro cuerpo puede manejar un automóvil o dirigir los dedos que tocan en el teclado de un piano, sin la más insignificante participación de la Conciencia. El inconsciente no percibe la luz. El ciego tampoco percibe la luz solar, más ella existe por sí misma. Necesitamos abrirnos para que la Luz de la Conciencia penetre en las tinieblas espantosas del mí mismo, del sí mismo.
Ahora comprenderemos mejor el significado de las palabras de Juan, cuando el Evangelio dice: “La Luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron”. Mas sería imposible que la Luz de la Conciencia pudiese penetrar dentro de las tinieblas del yo mismo, si previamente no usáramos el sentido de la auto observación psicológica
El “yo” nos hace a nosotros verdaderamente parciales, en el sentido más completo de la palabra. Así pues, uno cuando ya consigue eliminar el “yo”, desintegrar todos los elementos inhumanos que lleva dentro, queda entonces sí, radicalmente despierto en un ciento por ciento, despierto; eso es obvio. No olvidarse de sí mismo. Cuando uno se olvida de sí mismo, comete en la vida muy graves errores. Por ejemplo, si nos olvidamos de sí mismos ante una copa de vino, ¿qué sucedería? Que no solamente nos tomamos la copa, sino que podemos tomarnos muchas más y emborracharnos; de manera, pues, que sería grave olvidarse uno de sí mismo ante una copa de vino.
Recordar entonces que despertar conciencia no representa ir en contra de todo lo establecido, no representa religión o movimiento es únicamente interpretar cada pensamiento filosófico con un punto de vista muy objetivo a beneficio consciente del colectivo. Si continuamos en la misma barca y dejamos pasar el tiempo, el ahora, los años nos han de imposibilitar el despertar y quizá serán otras generaciones las que deban volver a empezar la búsqueda de la evolución moral.

 






 









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