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LA COMPASIÓN.

 

La compasión es un sentimiento humano que tenemos de comprender el sufrimiento del otro y que responde al deseo de aliviarlo y reducirlo. El concepto de compasión es más simple y a la vez más intenso que la propia empatía y nos invita a querer ayudar y mitigar el sufrimiento ajeno. La palabra compasión deriva del griego συμπάθεια (sympatheia), cuya etimología indica un sentimiento de simpatía, y del latín cumpassio, que enfatiza en la sensación de tristeza. Gracias a la compasión se ejercita también la justicia, tolerancia y ayuda como es el caso de los benefactores.

La compasión es un proceso que surge en respuesta al sufrimiento o malestar. Comienza con el reconocimiento del sufrimiento para luego dar paso a pensamientos de empatía y sentimientos de calidez y amor por quien sufre. Esto a su vez motiva el deseo de aliviar el sufrimiento del otro o de uno mismo. La compasión tal y como se entiende desde la psicoterapia, es distinta a la lástima, pues no pretende caer en la indulgencia excesiva, sino más bien se basa en el deseo de ser útil para aliviar el sufrimiento de otra persona. También es distinta al estrés que sentimos cuando observamos el sufrimiento de los demás. Se trata de una respuesta basada en el amor y la comprensión cálida del ser que sufre, al tiempo que se procura una respuesta de compromiso para aliviar ese sufrimiento.
El psicólogo e investigador Paul Gilbert, creador de la terapia centrada en la compasión, señala que sentir compasión no quiere decir sentir lástima por los demás. Es más, una motivación que nos da energía para ayudar a los demás, de manera que ellos mismos puedan aliviar su propio sufrimiento con nuestra ayuda. 
La compasión, si es de verdad, nos ayuda a dejar de mirarnos el ombligo y empezar a alzar la vista para ver qué pasa a nuestro alrededor. Nos recuerda que no estamos solos en este mundo, que los demás también importan. Además, si la ayuda que brindamos es honesta, nos va a proporcionar una enorme paz interior.
¡Qué difícil es sentir compasión por alguien cuando ese alguien nos ha estado causando dolor y sufrimiento, cuando ese alguien se ha aprovechado de nosotros en momentos bajos o cuando ese alguien se ha reído de nosotros!
La Compasión, por mucho que cueste sentirla y aún más expresarla, forma parte de nuestro crecimiento como seres de luz puesto que la compasión reside en lo más hondo de nuestro corazón.
La compasión es una virtud que nos hace fuertes pues nos hace afrontar nuestras debilidades, nos hace ser conscientes de cuánto dolor existe en nuestro ser para poder demostrarla. 
Los humanos, buscamos nuestro crecimiento, nuestra superación personal, nuestro cambio de vibración en el puro amor, pero pocos nos acordamos de la compasión, tan ligada a la pureza del corazón y del amor.
Ser compasivo no es ser indulgente, ni débil, ni exime a los demás de responsabilizarse de sus errores.
La Compasión nos hace más humanos y más celestiales pues nos ponemos en el lugar de la otra persona y entendemos su dolor y sufrimiento, llegando a sentirlo en nuestro interior.
La Compasión nos permite acercarnos a los demás y fusionarnos con su dolor para ayudar a paliarlo.
La Compasión es como una tirita para el alma.
La Compasión ayuda a los que están sufriendo a poder liberarse de ese karma que arrastran, a poder liberarse de la pesada carga que arrastran para así optar a la bondad.
A través de la Compasión es posible alcanzar el perdón, el perdonarse uno mismo, el perdonar a los demás, el aprender a pedir perdón.
La Compasión beneficia tanto al que la ofrece como al que la recibe.
No hace falta aprender a ser compasivo porque la Compasión es inherente a nuestro ser. La Compasión yace en el interior de cada uno de nosotros porque forma parte de la decencia de nuestro corazón.
La Compasión nos ayuda a liberarnos para poder elevar nuestra vibración cuando sentimos compasión hacia los demás, pero sobre todo hacia nosotros mismos. No olvidemos, no olvidéis que todos sois espejos, que todos somos espejos y que cuando sentís compasión hacia los demás la sentís hacia vosotros mismos.
Recibimos aquello que damos, y dado que muchas veces actuamos desde la inconsciencia, por eso nos resulta tan difícil compadecernos de nosotros mismos puesto que la inconsciencia no sabe que la consciencia necesita esa compasión para crecer y elevarse.
Hay muchos efectos positivos para la sociedad y para nosotros mismos cuando podemos sentir la emoción de compasión. Para el Dalai Lama el poder de la compasión tiene la capacidad de:
Fomentar un tipo de educación que se centre en la empatía, la ética y el desarrollo personal.
Reconocer que somos una única especie humana, donde no hay separación entre ellos/nosotros o superior/inferior.
Desarrollar el diálogo y comunicación en vez de la violencia.
Reducir la desigualdad social permitiendo más transparencia en todos los ámbitos.
Acabar con las diferencias culturales, además de los prejuicios y la corrupción.













 


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