Ir al contenido principal

EL JUICIO

 En 1994, Hamilton y Sherman, definieron los juicios de valor como “estructuras cognitivas que incluyen nuestro conocimiento, creencias y expectativas sobre los grupos sociales y sus miembros “. En 1995, el equipo de Fazio, añadió a esta descripción que los juicios de valor llevan asociados en muchas ocasiones sentimientos y emociones. Las personas necesitamos obtener información de todo lo que nos rodea para tener una mínima sensación de control. El cerebro recoge pequeños datos de todo aquello que nos envuelve y va clasificando dicha información en categorías. Normalmente los juicios de valor están íntimamente asociados a nuestros valores y a nuestra personalidad.

Un dato a tener en cuenta es que la mayoría de las veces los juicios de valor son exclusivamente dicotómicos, es decir, los establecemos de acuerdo a los dos polos de un mismo adjetivo: bueno-malo, responsable-irresponsable, digno de confianza- persona poco grata, cercano-frío, sincero-mentiroso, prudente-imprudente…
Son adjetivos que emitimos de acuerdo a las sensaciones que nos provoca la persona en sí, de ahí que tenga tanto peso el tema de las emociones y los valores Las personas son rápidas para juzgar a los demás, pero lentas para corregirse a sí mismas
La razón por la que juzgamos de esta manera tan precipitada la tiene nuestro propio ego. De forma consciente o inconsciente, necesitamos sentirnos mejores que los demás o manifestar nuestro rechazo ante una determinada actitud. Al juzgar, estamos cerrándole las puertas a la empatía, así como a una explicación mucho más precisa.

La proposición es la expresión del juicio.
Los falsos axiomas, las proposiciones demasiado generales, las definiciones inexactas, las palabras sin definir, las suposiciones gratuitas, las preocupaciones en favor de una doctrina son abundantes manantiales de percepciones equivocadas o incompletas y de juicios errados.

Axiomas falsos
Toda ciencia ha menester un punto de apoyo, y quien se encarga de profesarla busca con tanto cuidado este punto. Si no encuentra, finge; en vez de construir sobre la realidad, edifica sobre las creaciones de su pensamiento. A fuerza de cavilar y utilizar llega hasta el punto de alucinarse a sí mismo, y lo que al principio fuera un pensamiento vago, sin estabilidad ni consistencia, se convierte en verdad inconcusa. Entretanto, el axioma sirve admirablemente para cimentar un raciocinio extravagante, dar peso a un juicio disparatado o desvanecer una dificultad apremiadora
Las definiciones inexactas
La definición explica la esencia de la cosa definida; y ¿cómo se explica lo que no se conoce? Lo que nosotros podemos definir muy bien es lo puramente convencional, porque la naturaleza del ser
convencional es aquella que nosotros mismos le damos por los motivos que bien nos parecen. 
Por este motivo, cuando se trata de convencer a otros, es preciso separar cuidadosamente la causa de la verdad de la causa del amor propio; importa sobremanera persuadir al contrincante de que cediendo nada perderá en reputación. No ataques nunca la claridad y perspicacia de su talento; de otro modo se formalizará el combate, la lucha será reñida, y aun teniéndole bajo vuestros pies y con la espada en la garganta no recabaréis que se confiese vencido.
Hay ciertas palabras de cortesía y deferencia que en nada se oponen a la verdad; en vacilando el adversario, conviene no economizarlas si deseáis que se dé a partido antes que las cosas hayan llegado a extremidades desagradables

Razones para no juzgar a los demás:
1. Piensa antes de actuar. Muchas veces nos dejamos llevar por lo que nos dicen las apariencias externas y otras veces nos dejamos llevar por corazonadas. Es importante que nos paremos unos segundos y analicemos bien la situación. Si vamos a juzgar a alguien, que sea con todas las pruebas sobre la mesa.
2. Practica el Mindfulness. El Mindfulness es una terapia de tercera generación que se basa en técnicas nacidas del budismo. Pero el Mindfulness, lejos de ser una técnica, es una filosofía que tiene como premisa: “no juzgar a los demás ni a uno mismo”. Está demostrado que adoptar una actitud de compasión y de “no juzgar, afecta de manera positiva al bienestar de la persona que practica esta filosofía.
3. Nadie es perfecto. Intenta ser más tolerante con los demás. Puede que no apruebes algo de que alguien ha hecho, pero a no ser que sea algo horrible, vive y deja vivir. Todo el mundo se equivoca, no es bueno juzgar a los demás porque pienses que tú lo harías de otra manera.
4. Recuerda que no todos somos iguales. Siguiendo con el punto anterior, no todo el mundo es igual. Cada persona es diferente y merece respeto. La cultura, la familia, los amigos, la educación que recibimos, todos tenemos una historia diferente que contar. Solo porque a ti no te guste algo no significa que esté mal. Somos iguales en la diferencia, debemos respetarnos e intentar ayudarnos.
5. Mírate a ti mismo. Si en vez de pasar más tiempo juzgando y criticando a los demás, pasas más tiempo observándote a ti mismo te darás cuenta de que tú tampoco eres perfecto. Si entiendes que todos nos equivocamos, es posible que seas más tolerante con los demás.
6. Siéntete bien contigo mismo. Cuando somos capaces de entendernos mejor y aceptar tanto nuestras virtudes como nuestros defectos, no solamente desarrollamos una mayor compasión hacia nosotros mismos sino también en general hacia los demás. Las personas que son felices no necesitan atacar a las demás.
7. Se transparente. Ser una persona con una mente abierta y tolerante dice mucho de ti. Mostrar una actitud positiva hacia los demás facilita mucho la comunicación. Además, seguro que conocerás personas interesantes si eres tolerante y tienes amplitud de miras.
8. Piensa que las apariencias engañan. Pensar mal u opinar sobre alguien, tanto para bien como para mal, sin saber absolutamente nada de él, sin conocerle, sin darle una sola oportunidad, está mal. Hay que tomarse un tiempo para conocer bien a las personas antes de emitir juicios sobre ellas.
9. Recuerda que juzgar puede hacer daño. A nadie le gusta que le juzguen de manera incorrecta. Si no te gusta que te lo hagan a ti, no se lo hagas a los demás. Es la regla de oro y todos deberíamos respetarla. Piensa en momentos en que alguien te haya podido herir por haberte prejuzgado. ¿Vas a hacer tú lo mismo con otras personas?
10. No siempre tienes la razón. Al juzgar a los demás, aunque creas que posees la verdad absoluta, eso no es cierto. Las cosas suceden por muchas causas y muchas veces no sabes ni la mitad de la historia. Por ejemplo, puede ser que conozcas a una chica atractiva y que tenga una actitud fría hacia ti. Es posible que haya tenido una experiencia en el pasado que le hace ser más precavida a la hora de conocer chicos. Si la juzgas como una persona desconsiderada, es posible que te estés equivocando.

En un juicio se realiza una síntesis entre un sujeto y lo que se afirma o se niega de él. Uno de los rasgos fundamentales de un juicio es que éste puede ser verdadero o falso; es decir. Tres son los elementos fundamentales de un juicio: un sujeto(S); el predicado(P), que es lo que se afirma o niega del sujeto; y la cópula, que expresa la afirmación o la negación del predicado respecto al sujeto. Kant analiza la función del Juicio en las tres Críticas respecto a los juicios cognoscitivos, morales, estéticos y teleológicos. Un juicio de razón describe una idea coherente al interior de un sistema formal, describe una verdad formal demostrable a partir de ciertos principios lógicos y/o matemáticos. Son convenciones de razón que tienen las comunidades epistémicas, hablan acerca de ideas que son verdades atemporales (en todo tiempo y en todo lugar). Todos los juicios de razón se construyen en función de los principios lógicos. Son verdades independientes del mundo. Hay suficientes razones demostradas para aceptarlos como tales. Las fórmulas matemáticas que demuestran leyes o teoremas son un buen ejemplo de este tipo de juicios. Los juicios de razón no requieren ir a la experiencia para ser aceptados, son afirmaciones o negaciones que no dan lugar a dudas.












Comentarios

Entradas más populares de este blog

La vida es bella

A pesar de todas las vicisitudes que pasa la humanidad, nos toca seleccionar de nuestro paso en esta; las cosas y acciones que nos dan cierta satisfacción y convierten nuestra vida en momentos de complacencia y posibilidades de continuar y continuar...

UN SABIO DIJO:

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO

LA SABIDURÍA DEL SILENCIO INTERNO Habla simplemente cuando sea necesario. Piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca. Sé breve y conciso, ya que cada vez que dejas salir una palabra, dejas salir al mismo tiempo una parte de tu vitalidad. De esta manera aprenderás a desarrollar el arte de hablar sin perder energía. Nunca hagas promesas que no puedas cumplir. No te quejes y no utilices en tu vocabulario palabras que proyecten imágenes negativas porque se producirá alrededor de ti todo lo que has fabricado con tus palabras cargadas de energía. Si no tienes nada bueno, verdadero y útil que decir, es mejor quedarse callado y no decir nada. Aprende a ser como un espejo: Escucha y refleja la energía. El universo mismo es el mejor ejemplo de un espejo que la naturaleza nos ha dado, porque el universo acepta sin condiciones nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestras palabras, nuestras acciones y nos envía el refl...