“La función se trata de la utilidad que posee un objeto, y la forma es la apariencia externa y visible de los objetos (forma, color y textura).”
Durante mucho tiempo, estudiosos de la filosofía y el diseño han debatido entre las contradicciones del diseño, el cual tiene a la utilidad por un lado y la estética por el otro. Por lo que se han concebido tres tendencias:
El predominio de la función sobre la forma.
La relevancia de la forma sobre la función.
La consideración de la forma y la función con la misma importancia.
«Ya sea el águila en pleno vuelo o la flor de manzano abierta, el incesante trabajo de los caballos, el cisne alegre, la ramificación del roble, el arroyo que serpentea en su cauce, las nubes a la deriva, sobre todo el sol que cursa, la forma sigue a la función, y esta es la ley.
“La utilidad es una de las principales fuentes de la belleza, la capacidad de cualquier sistema o artilugio de alcanzar el fin para el que fue creado otorga cierta conveniencia y belleza al resultado final, y hace agradable el hecho de pensar en él o contemplarlo.»
Adam Smith, Teoría de Sentimientos Morales (1759)”
Dónde la función no cambia, la forma no cambia. Las rocas de granito, las colinas, permanecen durante siglos; las vidas de rayos, viene en forma, y muere, en un abrir y cerrar de ojos.
Como ya se ha expresado, cuando la forma es más importante, se dice que la “función sigue a la forma”, es decir, primero fue la forma y luego se le intenta dar función, esto es entonces un principio meramente artístico.
Por otro lado, cuando primero se centra el diseño en su función y luego se planean sus aspectos estéticos, se dice que “la forma sigue a la función”. Dicho principio fue acuñado por la Escuela de Bauhaus (1919) y fue parte esencia del su filosofía educativa, en donde se daba prioridad a la creación de un objeto ante todo funcional, para luego trabajar en sus aspectos estéticos.
En pocas palabras los objetos deben de ser funcionales, pero también deben tener una buena apariencia. Un objeto es bello porque satisface una necesidad y, también, porque presenta una forma que comunica su función y es visualmente atractiva para complacer a las personas.
Soriau en 1904 expresó:
«No puede haber contradicción entre lo bello y lo útil; el objeto posee belleza desde el momento en que su forma es expresión manifiesta de su función»
Intentamos por definir el origen de la forma, ya que es parte fundamental en el momento de poder percibir las funciones de un objeto específico. En segundo lugar, se desarrolla la idea propia de función y como ésta, a su vez, logra ser aplicada a un objeto y percibida por un usuario. Por otra parte, se plantea la definición de los materiales y como lograron aparecer en una cultura, posteriormente se habla sobre las expectativas, necesidades o esperanzas que busca una cultura plasmada a un objeto dado y así concluimos con definiciones formales, funcionales y estéticas
Es así, como decimos que todas las cosas materiales se manifiestan por medio de su forma: en el color, en la textura, en las líneas rectas o curvas, en lo bidimensional o tridimensional, por medio de los órganos de los sentidos. Cualquier fenómeno cultural está compuesto por formas, el cual transmite una variedad de mensajes visuales de acuerdo con su apariencia externa “…la forma es el fondo que sube a la superficie…” (Víctor Hugo), la forma en los objetos, está íntimamente subordinada al servicio que han de prestar…” (Ricard,2000).

Todo posee una presencia física, que es destacada por una determinada forma que, a su vez, logra caracterizarlo como algo único. Por esto se plantea un muy importante aspecto: el morfológico (forma + materia). Ante todo es necesario resaltar que un objeto o artefacto, no debe inclinarse solo a su aspecto morfológico, sino ligarse al aspecto fisiológico, es decir, la función. La forma que posee un objeto, es un medio que tiene para transmitir su función útil, “… La función como tal, se puede definir por medio del concepto de plegabilidad: doblar, ceder, someterse, con la debida proporción; y así mismo por medio del concepto de mecanismo: generar energía mediante movimientos.

Aquí es importante destacar la estrecha y necesaria relación que hay entre los aspectos morfológicos (forma) y fisiológicos (función). Los objetos deben manejar formas coherentes en cuanto a los dispositivos que componen cualquier mecanismo, es decir, toda la variedad de piezas que conforman el mecanismo debe manejar un orden y acoplamiento entre sí, para actuar de manera coordinada. No solo debe haber sentido lógico en cuanto a la parte interna, también es importante lo externo y estético, es ahí donde decimos que gracias a una apariencia formal, un objeto puede comunicar su función, gracias a esos mensajes visuales. La parte estética es igualmente importante, nos brinda el placer o el gusto en el cual el objeto cumple “…

Teniendo en cuenta la importancia de la forma hacia un objeto, de igual modo de la función y cómo estos deben ir estrechamente relacionados, recordemos que en las culturas se vivenció y aún se desarrollan los objetos con dichos conceptos, aunque antiguamente en las culturas se buscaba solo suplir una necesidad, ahora esa necesidad se ha ido enfocando en la expectativa y satisfacción, llegando

así a técnicas constructivas más avanzadas. A medida que las culturas van creciendo y estabilizando, se desarrollan tecnologías más complejas. No hay que olvidar que los primeros materiales a utilizar partieron del barro, la arcilla o los materiales de la tierra, que fueron experimentados gracias a debidos accidentes, donde se logró apreciar las reacciones de tales componentes frente al sol, agua o fuego. En las culturas se realizan objetos para suplir las necesidades o expectativas, ya sea de supervivencia, la forma de los elementos que los componen será la que posibilite su función…” (Ricard, 2000) la belleza de una forma suele ser así el síntoma revelador de una acertada solución funcional…” (Ricard, 2000). objetos estéticos, artísticos, utilitarios o para realizar intercambios entre las mismas comunidades. En el momento que en las culturas se puede apreciar el gran logro de poder satisfacer sus propias necesidades, se va desarrollando el poder de satisfacción en cuanto a esos objetos, las expectativas, así se consolida el arte y la técnica, gracias al dominio y educación. “… normalmente se considera que el origen del objeto está en la necesidad, convirtiéndolo en un discurso que surge para suplir las necesidades naturales humanas, y por lo tanto se le asigna un status funcional, el de objeto-función-
Cuando un contexto cultural logra superar esa variedad de necesidades generadas por el ser humano, la sociedad comienza a proyectarse hacia lo esencial, surgen así los anhelos, esperanzas y no se logra conformar con un “posible” sino que se centra en encontrar lo “ideal”. A partir de estas perspectivas, surge el objeto de uso, en el cual supera la parte técnica y funcionalista del mismo, aunque a su vez, se convierte en la esperanza de un grupo:
“…ya no surge necesariamente porque exista una necesidad y la suple, sino porque existe una expectativa y la intenta colmar, y ese se convierte en su origen…” (Sánchez, 2001).
Por ejemplo, sentarse ya no es el problema ni esa necesidad a seguir, es ahora donde una cultura asume sus propias esperanzas, y es así como cada cultura busca plasmar ese tipo de esencia que los caracteriza al objeto sedente, es decir, no se genera una necesidad como tal, sino una variedad de esperanzas próximas a suplir (estética, arte, moda, etc.). Se encuentra esa necesidad de querer que el objeto cumpla con procesos más estéticos de acuerdo con la personalidad, mas no de suplir una necesidad especifica. Es así como en la mayoría de los casos, se puede apreciar que un usuario compra cosas no necesarias o poco funcionales, pero que son llamativas o innovadoras, que este a su vez no busca suplir ninguna necesidad como tal con dicho objeto.
“…la forma del objeto comporta dos orígenes generales: la necesidad y la expectativa” (Sánchez, 2001).
El objeto básico como tal, busca suplir las necesidades naturales del ser humano y está vinculado a operaciones técnicas (objeto-función); y un objeto esperanza busca colmar los anhelos de un grupo social y esté vinculado a los valores de uso. Así mismo la sociedad se encuentra llena de objetos básicos y esperanzas, cumpliendo de igual modo con variedad de funciones (los objetos fisiológicos). En consecuencia, los objetos que se crearon y se crean para suplir necesidades, se van desarrollando para crear más necesidades de acuerdo con el placer, la esperanza, la estética. Ello se puede notar en el juego Finalmente, se puede decir que los objetos nos transmiten a diario, mensajes visuales por medio de su forma, y a su vez logra comunicar las funciones que el objeto o artefacto posee. Los objetos son morfológicos y fisiológicos, que entre sí debe haber estrechas relaciones para un muy buen resultado; y de acuerdo con los ideales de una sociedad un objeto se convierte en un básico o en una esperanza.
Forma, función son nociones que aparecen estrechamente asociadas en el platonismo, es bastante obvio que lo que Platón y Aristóteles entendían por “forma” (idéa; eîdos) expresa “lo que real o absolutamente es” (para usar la venerable expresión platónica: tò óntos ón; tò pantelôs ón), y que tal “realidad” con cierta frecuencia aparece asociada a la función de una cosa.
Es casi un lugar común en cualquier libro introductorio a Platón o a Aristóteles hablar de “formas” y sostener que tales entidades desempeñaron un papel decisivo en el modelo metafísico y epistemológico de dichos filósofos. Platón, por ejemplo, dice varias veces que el objeto propio del conocimiento son las formas o ideas.
“Forma” es la palabra con que habitualmente se traduce el término griego eîdos o su homólogo idéa; ambas palabras —eîdos e idéa— son sustantivos derivados de los verbos eído o joráo, que en griego significan “ver” en su sentido perceptivo, pero también “advertir” o “darse cuenta” en su sentido no perceptivo.
Platón no dice expresamente que la función de una cosa es sin más su forma, pero ese enfoque está claramente sugerido, ya que el individuo que ejerce bien la función que le es propia es una correcta ejemplificación de la forma, en virtud de la cual es el individuo que efectivamente es.
Por último, no deja de ser interesante señalar que algunos principios del funcionalismo contemporáneo (Hilary Putnam) parecen coincidir con la tesis de Aristóteles, según la cual todo se define por su función (érgon) y cada cosa es lo que verdaderamente es cuando es capaz de llevar a cabo su función propia:
Todas las cosas se definen por su función (érgon), pues cada cosa existe verdaderamente cuando es capaz de realizar su propia función.
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