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LIBERTAD Y EMPODERAMIENTO

 «¿Por qué actualmente es tan necesario recuperar el empoderamiento? Es más, ¿cuándo y cómo lo han perdido?»

Me gustaría hablarles de lo que suelen llamar, «empoderarse» o, podríamos decir, «recuperar el propio poder».

¿Y por qué es necesario recuperarlo? O más bien, ¿cuándo y cómo lo han perdido?
Comparando una vez más a la Humanidad con las aguas de un río, podríamos decir que, al comienzo, antes de formarse el río, solo hay aguas desparramadas en el suelo, que brotan o llegan a la superficie de la tierra desde alguna fuente: una vertiente, el deshielo, desde napas subterráneas…
Una vez que el agua llega a la superficie o cae en ella, comienza a recorrer la tierra y se va abriendo camino por distintos lugares. Libre, sólo condicionada y limitada por el sueloLa superficie le va presentando diferentes desafíos y entonces su caudal se dispersa, se debilita, se absorbe o se evapora. En cambio, las partículas de agua que se mantienen juntas, van sumándose, fortaleciéndose y formando un caudal que luego se convierte en río.
Así mismo, «las aguas de la Humanidad», es decir, las personas, desde tiempos primitivos, al encauzarse para fortalecerse con el conjunto, fueron de algún modo, debilitando su individualidad.
Casi sin notarlo, al ir perdiendo sus libertades para formar parte del «río», fueron perdiendo sus singularidades y su propio poder, depositándolo en algunos pocos: aquellos quienes fueron construyendo la estructura, el canal, quienes fueron poniendo barreras, es decir, quienes dirigieron, quienes organizaron.
Este grupo menor fue recibiendo el poder cedido y, regidos por sus deseos de domino, encauzaron el «río de la Humanidad» en la dirección que más les sirvió para sus fines. En distintos lugares y tiempos, todos aquellos que se animaron a tratar de modificar eso, han sido perseguidos y acallados por medio de diferentes recursos, pero siempre con el mismo fin: sostener ese esquema de dominantes y dominados, dejando así una huella, una herida en la conciencia colectiva de la Humanidad.
En este presente, las estructuras se han vuelto tan complejas que los límites y barreras resultan más imperceptibles y ahora es más perspicaz la pérdida de libertad y de singularidad. De ahí, la importancia de despertar conciencias, de expandir claridad, de recuperar su luz y su verdad
Para completar el inmenso cambio que están atravesando, es necesario volver a recuperar el poder cedido. El poder propio es su libertad, la libertad de poder ser, la libertad de manifestar su esencia. y para ello, es necesario recuperar también su singular esencia y su verdad. De este modo hallarán el equilibrio necesario para transitar y concretar este inmenso proceso de cambio.
“La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta hacer, sino en tener el derecho de hacer lo que debemos hacer.” San Juan Pablo II
La libertad es la posibilidad de que te construyas como tu mismo, de estar donde estás bien, de compartir lo que te hace feliz y de sentir los amores que te fortalecen. 
La idea de recuperar el propio poder o, como suelen llamar, su empoderamiento, genera a veces un poco de distorsión, ya que hay diferentes modos de entender el poder y muchas veces se confunde con 
dominio, convirtiéndose entonces en aquello que precisamente están combatiendo y reaccionando frente a algo que otros les quieren imponer por la fuerza, imponiendo por la fuerza también, la postura contraria.
Aquellos que, por alguna o muchas razones, se han sentido débiles, condicionados o dominados, pueden fácilmente convertirse en opresores y expresar una violencia que no lleva al resultado deseado. De ahí la importancia del equilibrio y coherencia individuales. Equilibrio entre el poder y la empatía. Equilibrio entre su individualidad y el ser parte de un conjunto. Equilibrio entre la libertad y el respeto. Equilibrio entre dar y recibir.
El genuino poder, el propio, no se recupera combatiendo ni enfrentándose a aquello que los oprimía. Tampoco se trata de éxito, logros o reconocimiento. El genuino poder no lo encontrarán ni en su posición social, ni en su familia, ni a través de sus bienes.
Todos esos son pilares externos que hasta ahora pudieron servirles para apoyarse en ellos y sentirse respaldados. Pero como han estado desgastándose para sostenerlos y han puesto toda su energía en ello, su luz se ha debilitado. Bien saben hoy que esos pilares son volátiles, impredecibles, cambiantes; que los hacían vivir en una falsa sensación de poder, de seguridad y de libertad.
Empoderarse no es enfrentarse ni gritar más alto que otros. Tampoco se trata de liderazgos ni ser líderes ni de seguirlos. No se trata de cumplir con estereotipos ni moldes ni de sostener viejas programaciones. Su propio poder no es algo que encontrarán afuera. No es algo forzado ni algo que tenga que ser de un modo u otro, no es algo que deba seguir modelos ni algo que se enseñe ni que se aprenda. Para recobrarlo hay que acceder a su sentir más profundo.
Empoderarse es redescubrirse, reconocer los dones propios, las virtudes y las fortalezas. También es equilibrar las debilidades, inseguridades, miedos y heridas. Es reafirmarse en sí mismos. Es pararse en su propio eje con seguridad. Es tener la libertad y la fortaleza de ser en esencia, apoyándose en la certeza que les da mostrar su verdad
 El empoderamiento es la acción de emanciparse individualmente, de construir en uno mismo la superación de la dependencia emocional y de potenciar sus opiniones, acciones y decisiones:
Lucha por la autoaceptación: Implica construir un diálogo contigo mismo, para que te reconozcas como autónomo, te desvíes de los estándares de belleza y te responsabilices de las elecciones de los roles que quieres desempeñar. La aceptación ocurre a diario, nunca te aceptas completamente, sucede en etapas, con paciencia y respeto por tus límites y emociones, así que no te cubras, solo mantén la calma y ponte a disposición para repensar lo que haces.
 Lucha por la libertad: Significa emerger en la construcción de una mujer que está satisfecha con sus deseos, que ama a quienes te hacer bien, intercambia consuelo con aquellos que te brindan cariño y cuidado, y que sigue la vida como un camino de aventuras. Conoce lugares, comidas, gente, baila y bebe con amigos y amores. ¿Y cuál es el error de ser libre? No hay error Lo que existe son comportamientos considerados como morales o inmorales
Vivir en plenitud es casi un acto de rebeldía. Lo es porque implica atreverse a romper moldes, estereotipos y hasta convencionalismos. Significa dar forma a una existencia acorde a nuestros valores 
y necesidades. Lograrlo, pasa a menudo por habilitarnos en un distinguido arte, el del empoderamiento personal, el de saber tomar decisiones que nos permitan hacer realidad nuestras metas y deseos.
Nadie se empodera siendo cautivo de visiones ajenas, de decisiones externas, de expectativas que otros sitúan sobre nosotros. Tengámoslo claro, plenitud es sinónimo de libertad y este concepto es el que debe guiarnos en cada momento. Para ello, hay que escuchar esa voz interna que se nutre de la autoestima y de una identidad propia que sabe siempre quién es y qué quiere en la vida.
Tu esencia es eso que eres, eso que traes en ti, eso que te diferencia.







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