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SABIDURÍA

 

Muchos estudiosos, filósofos, versados en la materia dan por entendido que es la sumatoria de todo el conocimiento teórico y práctico existente y por existir, siendo así la sabiduría un proceso cambiante no finito y constantemente retroalimentado. 
En la mitología griega los búhos eran el animal que representaba la sabiduría, y aun hoy en día, forma parte de muchos escudos e ilustraciones artísticas que le atribuyen esa característica. 

Teóricos, y estudiados de la materia afirman que la sabiduría, es un término complejo, bajo el cual se definen los conocimientos y entendimientos del todo
Sabiduría
1. Grado más alto del conocimiento.
2. Conducta prudente en la vida
3. Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes.
"¿Qué es la sabiduría y cómo nació? 
Sin apartarme de la verdad. No es como el envidioso que guarda su ciencia para sí mismo y que nunca tendrá parte con la sabiduría. Al contrario; la multiplicación de los sabios es la que salva al mundo, y
los reyes juiciosos proporcionan bienestar a sus pueblos. En ella hay un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, delicado, móvil, distinto, claro, puro y que no se corrompe, amante del bien, agudo, irrefrenable, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que puede hacer todo y observa todo. Ella penetra en todos los espíritus: los inteligentes, los puros y los delicados. La Sabiduría supera en movilidad a cualquier cosa que se mueva, todo lo atraviesa y lo penetra, gracias a su pureza. Ella es un derrame del poder de Dios, una emanación pura de la Gloria del Todopoderoso en la cual no penetra ninguna cosa manchada. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo limpio de la actividad de Dios, una imagen de su perfecta bondad."
La sabiduría aristotélica se entiende como aquella virtud intelectual que, siendo ciencia e intelecto, es conocedora de los principios y las causas de las cosas que deben ser útiles para uno mismo. Es así como el sabio para el Estagirita es el que sabe todo en la medida de lo posible, es aquel que posee en grado sumo la ciencia de lo universal; Aristóteles nos ilustra sobre la forma en que debemos interpretar la prudencia y la sabiduría, diciendo que ambas son cosas distintas pero que se complementan la una con la otra. En síntesis, esta es la reflexión que se emprenderá en el presente artículo, donde se desarrollará la teoría de las virtudes aristotélicas y la “suprema” virtud, la sabiduría (como es catalogada por Aristóteles). 
En Seligman (1997) encontramos que esta virtud tiene las siguientes características: Conocimiento profundo en ciencias, letras o arte. Conducta prudente en la vida. Gran conocimiento, prudencia. La sabiduría, es un privilegio, que todo ser humano tiene que alcanzar, porque desde que nacemos estamos 
expuestos a aprendizajes, y tener sabiduría precisamente, es tener la capacidad de poner en práctica cada uno de esos aprendizajes
El problema del ser humano, es que, desde niños, todos estamos expuestos a aprender cosas buenas y cosas malas, la aptitud que tengamos por delante en la vida, la determina, la selección que hagamos de esos aprendizajes, no podemos estar justificando lo malo, y aprender a hacerlo, y pretender tener sabiduría.
Toma en cuenta estas observaciones:
1.- Cuando ponemos en práctica, todas las cosas buenas que vamos aprendiendo tenemos sabiduría,
2.- Cuando dejamos de lado, todas las cosas malas que aprendimos consciente o inconscientemente, tenemos sabiduría,
3.- Cuando escuchamos a los demás, para ver qué opinión tienen, y comparamos unas con otras, y nos preocupamos por escoger la mejor opción antes de actuar, tenemos sabiduría,
4.- Cuando tratamos de aprender de nuestros errores, y buscamos de corregirlos, para no volver a cometerlos, tenemos sabiduría,
5.- Cuando   no nos empeñamos, en nuestros viejos hábitos, aunque sepamos que están mal, tenemos sabiduría.
6.- Cuando en medio de problemas, no actuamos sin pensar tenemos sabiduría.
7.- Cuando evitamos el mal a toda costa, aunque estemos muy tentados tenemos sabiduría,
8.- La Sabiduría, no se compra, ni se adquiere, la sabiduría, se construye, Sabiduría, es una virtud que desarrolla con el pasar del tiempo.
9.- Tener sabiduría, no significa no equivocarse, pero significa, levantarse de nuestras equivocaciones,
10.- Tener sabiduría, no significa ser mejor que los demás sino tener herramientas para caminar en la vida, y para compartirlas con las demás.
LA SABIDURÍA te conecta a la felicidad porque si tú eres prudente y sabio, en tus decisiones, tendrás resultados sanos, pero si eres necio en cuanto a las decisiones, y aptitudes que tomas en tu vida, tarde o temprano caerás en el lazo de tu necedad.
"Cuando estamos construyendo nuestras vidas con sabiduría, estamos construyendo nuestra propia felicidad"
Para Seligman (1997) la virtud: sabiduría y conocimiento está compuesta por seis fortalezas:
1.   Curiosidad, interés por el mundo: Tener interés por lo que sucede en el mundo, encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas.
2.   Amor por el conocimiento y el aprendizaje: Adquirir nuevas habilidades y llegar a dominar nuevos tópicos o cuerpos de conocimiento, tendencia continua a adquirir nuevos aprendizajes, por cuenta propia o a través del aprendizaje formal.
3.   Mentalidad abierta: Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.
4.   Ingenio: Pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas. Incluye la creación artística pero no se limita exclusivamente a ella.
5.   Inteligencia social: Es el conocimiento de uno mismo y los demás.
6.   Perspectiva: Ser capaz de dar consejos sabios y adecuados a los demás, encontrando caminos no sólo para comprender el mundo sino para facilitar su comprensión a las demás personas.
La sabiduría siempre se ha considerado “... una integración perfecta, quizás utópica, entre conocimiento y carácter o entre mente y virtud” (Kunzmann y Baltes). Los investigadores que han estudiado, científicamente, la psicología de la sabiduría coincide en que es una dimensión compleja y difícil de operacionalizar. En un primer acercamiento podríamos decir que las personas con niveles altos en sabiduría se distinguirían por, entre otras características: conocer perfectamente cuáles son sus debilidades y sus fortalezas (se conocen a sí mismos) (Csikszentmihalyi y Nakamura); ser conscientes de las ambigüedades y las incertidumbres de muchas situaciones de la vida, así como de contemplar la posibilidad de afrontarlas con éxito (Baltes, Glück y Kunzmann); orientar su conocimiento, tanto el tácito como el explícito, hacia el bien común (razonamiento ético), equilibrando intereses personales, interpersonales y comunitarios (Sternberg); y presentar una actitud y un comportamiento de compromiso activo con el bien común (Bassett) 
Tradicionalmente, tanto en círculos legos como cultos (González Leandro, Asef y Pelechano), se ha considerado a la sabiduría como una categoría de excelsitud, con valor casi dicotómico (se es sabio o no). Esta visión de la sabiduría tiene (al menos parcialmente) incluso su versión científica, en uno de los grupos de investigación más relevantes, que más se ha distinguido por la operacionalización científica de la sabiduría: el Grupo de Berlín o Paradigma de Sabiduría de Berlín (Baltes y Staudinger), que defiende dos categorías, en base a la puntuación de sabiduría, obtenida mediante el pensamiento en voz alta solucionando dilemas de la vida (Baltes y Staudinger): conocimiento relacionado con sabiduría; para ser justos tendríamos que decir también que estos investigadores contemplan un continuo en cada categoría. l igual que lo han hecho otros investigadores (Bassett; Jeste, Ardelt, Blazer, Kraemer, Vaillant y Meeks ), nosotros defendemos aquí que la sabiduría se podría considerar un constructo (desde luego complejo) que se distribuye en un continuo y que se puede ajustar a una curva normal al igual que otras dimensiones psicológicas, como la inteligencia; por tanto, a lo largo del rango, habrá personas con un nivel bajo de sabiduría (necias), personas con niveles medios y personas con un nivel alto (sabias). Además, aunque todavía no se conoce mucho cómo hacerlo, la sabiduría debe ser susceptible de ser promovida y de ser enseñada (Bassett).
Pensamientos, miedos, aspiraciones, dudas, complejos, envidias, sueños que cumplir, lamentaciones y emociones, un cúmulo de desordenadas emociones…Las personas somos un conglomerado de todo esto y mucho más. Somos una complejidad maravillosa que nos hace ser valientes y a instantes, también vulnerables. Dualidades complejas en la cuales, creemos tener el control de nuestras vidas, y, sin embargo, nunca dejamos de tambalear como barcos a la deriva.
¿Seremos capaces alguna vez de alcanzar un equilibrio?, ¿Alcanzaremos esa necesitada sabiduría emocional que nos haga comprendernos mejor a nosotros mismos y a los demás? Es difícil, lo sabemos. Todo un reto donde cada día habremos de indagar un poco más en nosotros mismos para alcanzar un conocimiento completo de lo que necesitamos y lo que somos.
El poder de la sabiduría está disponible para ti siempre, incluso cuando te sientes desconectado o perdido
Muchas personas confunden la inteligencia con la sabiduría. Pero, aunque muchas personas sabias son también inteligentes, no todas las personas inteligentes son sabias.
Al fin y al cabo, el concepto de persona “sabia” sigue siendo el mismo que tenía Aristóteles. Y todos podemos seguir estos consejos.
 1. No esperes a ser mayor e inteligente
 La sabiduría siempre se ha asociado a la vejez, pero la realidad, asegura Grant, es que el número de experiencias que uno haya tenido en la vida tiene poco que ver con la calidad de éstas
2. Observa el mundo en tonos de grises, no en blanco y negro
 Los sabios son especialistas en lo que el experto en estrategia Roger Martin llamaba el pensamiento integrador: la capacidad para mantener dos ideas diametralmente opuestas en sus cabezas, y saber conciliar éstas en cada situación. Immanuel Kant fue claro al respecto: “El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca”.
3. Equilibra el interés propio y el bien común
 Una habilidad que define a los sabios es la capacidad para mirar más allá de sus deseos personales. Como apuntó el psicólogo Rober Sternberg –uno de los mayores expertos del tema– en su teoría sobre la sabiduría, “la sabiduría y el egocentrismo son incompatibles.
4. Cuestiona el statu quo
Las personas sabias suelen cuestionar las normas. Son rebeldes por naturaleza. No en vano, la sabiduría
implica estar siempre abierto a la crítica y no aceptar las cosas como son sólo porque “siempre han sido así”. Los sabios buscan siempre una manera mejor de hacer las cosas.
5. Trata de comprender en lugar de juzgar
 Por defecto, todos tenemos prejuicios. Valoramos con rapidez las acciones de los que nos rodean para poder meterlos en sencillas categorías de “bueno” y “malo”. Esto es así porque tenemos que formarnos una opinión sobre las personas con rapidez, y también es algo que hacen las personas sabias, pero, a diferencia del resto, los sabios son capaces de elaborar estejuicio primerizo teniendo en cuenta más variables, y lo cambian en cuanto es necesario. Se comportan más como detectives que como miembros de un jurado
6. Mantén tus objetivos por encima del placer
 En otro estudio, el equipo de Baltes descubrió que las personas sabias no son más felices que sus compañeros, quizás porque la sabiduría requiere un pensamiento crítico y a largo plazo que no proporciona una satisfacción inmediata. Pero, aunque las personas sabias no son necesariamente más felices que el resto, tienen una enorme ventaja: un claro sentido de la vida que, a la larga, es uno de los mejores predictores de la felicidad.









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