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RECUERDOS FELICES

 

A veces, la memoria puede haceros pasar malos ratos, ya que, si no la dominas, os evocará situaciones y vivencias tristes y desoladoras; sin embargo, si deseas vibrar alto y permanecer en la frecuencia del Amor, tendrás que manejar los recuerdos que evoquen todo lo hermoso y nítido que hayas vivido y en el que vuestra alma y corazón hayan estado felices, plenos, agradecidos por vivir esta experiencia, agradecidos con la vida y con todo lo que os rodea.

Lo primero que tendrás que entender para no atraer recuerdos no interesantes, es que todo es un proceso de aprendizaje y que, si lo recordado os entristece, recordad que solo se trató de un episodio que tenía la finalidad de haceros comprender algo, cierto proceso que no había sido aprendido convenientemente.

Quien escucha este mensaje, es probable que ya haya realizado la limpieza de vuestra alma, que hayáis perdonado y sublimado esas remembranzas caóticas y que ya las dejaste atrás; pero quienes aún tenga heridas por sanar, ya es hora de que limpies conscientemente esos recuerdos que todavía os apenan y lastiman. Nada debería quedar sin perdonar y sublimar, pues el alma requiere estar gozosa de todo lo vivido, tanto si fue una buena experiencia como una experiencia no tan buena. Mi recomendación sigue siendo que observes vuestro interior y que, con minuciosidad, obtengas los detalles de aquello que tienes que sublimar. En un momento u otro disfrutarás de la paz por la que tanto os habéis esforzado; no desistas en esa tarea, pues es muy importante que vuestro ser interno goce de calma y quietud para que en el exterior se vislumbre lo mismo.

La paz y el candor que anheláis se halla en el estado de las cosas; en cada lugar y situación, puedes ver las maravillas de la Creación, de la creación humana y de la Divina, pues todos portan una parte de ese Ser que nos dio origen y tendrás que estar gozoso por ello, ya que vosotros sois la Creación sublime de Aquel que pensó y modeló para que ahora seas lo que sois.
Si en vuestro corazón asomase un atisbo de tristeza o desolación, recordad que todo es como debe ser y que esa emoción tiene el objetivo de impulsar un cambio en vosotros, un aprendizaje para que se origine una transformación que os haga sentir emociones acordes a lo que os corresponde, pues vuestro aprendizaje siempre os conducirá a subir el peldaño siguiente, a vibrar en otra frecuencia por encima de la anterior, a crecer para alcanzar la gloria, para ser mejores personas cada día.
El Amor es lo único que os guiará por el buen camino. Con Amor todo se puede, todo se logra con Amor; todo aquello que se cruce en el camino y que consideres que es difícil de superar, tened en cuenta que, con Amor, podrás superarlo.
Hay veces en las que algunos olvidan su propósito, pues tendéis a creer que las respuestas se hallan en lo material; sin embargo, en verdad os digo que, al final, veraz y te convencerás de que no hay energía más pura que el Amor que podéis emanar del corazón con vuestros pensamientos, palabras y actos, con sensaciones que os evoquen ese sublime sentimiento, para que todos irradiéis esa maravillosa frecuencia e impregnes a todo lo que os rodea y todo cuanto toquéis. Vuestra tarea es vibrar en la frecuencia del Amor y no olvidar que todos son una unidad que, poco a poco, irá reuniéndose en ese estado de Gracia.
Completad mis palabras y recomendaciones para que día tras día encuentres razones por las cuales debes estar agradecido y así vibrar en la frecuencia del Amor.
Los recuerdos felices también dejan cicatriz
La mítica Audrey Hepburn dijo que lo mejor para ser feliz es “tener mala memoria”. Algo de cierto hay en ello, pues desde varios campos se coincide en señalar que si piensas en el futuro aparece ansiedad y si piensas en el pasado aparecerá depresión. Pero ¿qué sucede con los recuerdos felices?
Todos hemos experimentado alguna vez la paradoja de recordar momentos alegres y sentir que nos invade una profunda tristeza, nacida de la sensación de que lo que fue está muy lejos de volver a ser. En esos momentos, cuando los compartimos, nuestra voz suele empañarse con un poso de nostalgia, como si fuera el eco de un tiempo arrebatado al que volveríamos, al menos durante un buen rato, sin pensarlo demasiado.
Así, poner en marcha nuestra máquina del tiempo mental, aunque sea hacia un lugar en el que pasó algo que guardamos con cariño, puede enturbiar nuestro estado de ánimo. Incluso el castigo que nos pusieron después de realizar una buena travesura parece ahora, a la luz de nuestra mente, algo disfrutable y gozoso. Así, los buenos recuerdos adormecen a los malos y también dejan cicatriz.
El error de recordar pensando que seguimos siendo los mismos
En ocasiones, nos empeñamos en recordar el pasado convenciéndonos de que no han cambiado tantas cosas. Seguimos siendo los mismos, coleccionando arrugas y deudas que aún podemos asumir.
A veces recordamos como única salida para sentirnos bien, para distraernos o para hablar un rato con alguien que ya nos dejó, diciendo o sin decir adiós, con una explicación o sin ella. El caso es que en lo bueno siempre encontramos un lamento por su final, más cuando este parece o es definitivo. No se puede clonar una misma experiencia. Muchas de las experiencias que vivimos resultan tan bellas porque tuvieron un final. Quizás sea verdad que tengamos que asumir que esa época fue la más maravillosa, que estamos en lo cierto y reservarle un lugar en el alma.
Es el primer paso para formar parte de un gremio muy especial, una profesión de gran futuro, el de creador de épocas maravillosas.
Los recuerdos felices siempre permanecen si los dejas tranquilos
Los deseos son buenos recuerdos que se trasladan al futuro. Deseamos poder construir en nuestra vida ese sentir especial que un día en el pasado nos embargó mente, cuerpo y espíritu. La memoria ha construido detalles del recuerdo que no supimos integrar en el momento.
Lo cierto es que puede ser mucho más duro recordar un momento feliz que uno triste cuando estás mal. El recuerdo triste te da la razón de que en tu vida siempre hubo motivos para que te encontraras desdichado. El recuerdo bueno te hace pensar: “¿Estaré malgastando los mejores años de mi vida por no volver a sentir aquello que hoy recuerdo como mi mejor estancia en este mundo?”.
La cicatriz del recuerdo malo te hiere, puede hacerte sentir ira o rabia. La cicatriz del recuerdo bueno sangra porque evoca, con tristeza y melancolía, tiempos mejores.
Qué hacer para que la cicatriz del recuerdo bueno te sane
Hay recuerdos de los que nos enamoramos. Pasajes de nuestra vida que se van llenando con detalles inventados que siguen la línea de la sensación general de ese momento, potenciándola en nuestra memoria. Es como un amor que no evolucionara y permaneciese eternamente en la primera fase de idealización. 
Lo mejor para romper esta aura es confrontarla con la realidad. No con la realidad de ese momento, lógicamente no vas a poder regresar a ella, pero sí con personas que compartieron ese momento contigo y que te pueden dar una visión más realista de qué sucedió y cómo te sentiste. Cuando integres el recuerdo como un todo y dejes de traerlo a ti con vocación de película romántica…te darás cuenta de que nada de lo que nos pasa es absolutamente bueno o malo, sino que contiene matices. Sé consciente de estas aristas, al igual que lo eres de todo lo positivo.
Que lo hayas experimentado una vez propicia que se repita con distintas personas y de distintas formas porque al saborear algo bueno y dulce de verdad estamos preparados para saber apreciarlo de
nuevo. Aparta el error de cálculo de tu mirada hacia el pasado y abre los ojos ante la mirada del nuevo camino que aparece ante ti.
Mirados con unos ojos realistas, los recuerdos felices no dejaran de serlo, pero sí alejaran de ti la sensación de que todo lo bueno ya pasó. Así, los recuerdos felices dejarán de ser cicatrices y pasarán a ser huellas de lo que viviste, confortables como al andar sobre arena mojada. Te gusta la sensación de esas huellas y además te permiten caminar hacia otro lugar de forma placentera.
“No hay mayor dolor que recordar en la desgracia el tiempo en que éramos felices.”
-Dante Alighieri-









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