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IDEA

 

La palabra idea viene del griego idea (ἰδέα) y significa “forma” o “patrón”. A su vez, idea tiene su raíz en idein (ἰδεῖν), que significa “ver”. En sentido estricto, en la filosofía griega hablar de una idea era hablar de la forma visible o el aspecto formal de las cosas. La historia de las ideas tiene su origen en los trabajos de Platón. La “teoría de las formas” Platón sostiene que las ideas son objetos inmateriales e inmutables de los que el mundo sensible copia y toma para hacer a imagen y semejanza la realidad. Esto puso énfasis en un sentido de “idea” como algo no visible para los ojos sino solo por una visión formal e intelectual. Aristóteles, al continuar el trabajo de Platón, criticó esta separación entre un ámbito perfecto y otro imperfecto. 

En contra de la teoría de las formas, sostuvo que las ideas solo existen en base a los recuerdos y sus componentes mentales. Esto dio inicio a lo que varios siglos después, se conoció como la disputa entre idealistas y empiristas.
La disputa entre empiristas e idealistas se dio entre los siglos XVI y XVII. Sus máximos representantes fueron Hume, por parte de los empiristas, y Descartes, por parte de los idealistas. Los empiristas sostenían que las ideas no existen como objetos suprasensibles independientes al mundo, sino que solo se dan, en el mejor de los casos, como representaciones de las experiencias sensibles. Los idealistas, por su lado, creían que las ideas funcionan como objetos inmateriales que permiten y dan pie al conocimiento del mundo, y regulan la experiencia entre los sujetos y los objetos.
De esta disputa surgió el trabajo de Kant, para quien hubo que distinguir a las ideas de los conceptos. Si los conceptos surgen a partir de abstraer los componentes de la experiencia en representaciones categoriales, las ideas funcionan como un a priori (como condición misma) de esa experiencia posible.
El siglo XX, en su abandono de las posturas modernas (empiristas o idealistas), dio un giro en el estudio de las ideas al ver cómo estas comenzaron a ser trabajadas por la filosofía analítica. A partir del giro lingüístico, las ideas fueron objeto de investigación de distintos pensadores tales como Sanders Peirce, J. M. Baldwin o Walter Benjamin.
Teoría de las ideas
La “teoría de las formas” o “teoría de las ideas” de Platón propone la existencia separada de dos mundos:
El mundo sensible, de los objetos reales y concretos, tangibles y que se pueden percibir a través de los sentidos.
El mundo inteligible, de los objetos abstractos y mentales, donde están las ideas.
Para Platón, el mundo sensible es un mundo imperfecto y condenado al devenir y la degradación, mientras que el mundo inteligible es un mundo duradero, eterno y singular. Esto significa que las ideas son eternas, perfectas y singulares, y que existen de manera independiente al pensamiento.
Por su parte, el mundo sensible, el mundo concreto, es solo una copia degradada del mundo de las ideas. Esta teoría de las ideas le permitió a Platón concebir su célebre alegoría de la caverna, según la que los seres humanos únicamente podemos percibir las copias o representaciones del mundo verdadero que existe fuera de nuestro alcance.
El concepto, de todos modos, tiene varios usos. Una idea puede ser un plan o la voluntad de realizar algo: “Mi idea es renunciar y salir de viaje”, «La idea de Juan era diferente, pero el accidente modificó los plazos», «Ernesto sigue con la idea de vender la casa»; puede hacer referencia al conocimiento que alguien tenga sobre un tema determinado: «¿Tienes idea de lo difícil que es manejar esta empresa?», «No conozco demasiado sobre el tema, sólo tengo una idea»; o puede incluso encontrarse relacionada con una ocurrencia repentina que al ser efectuada provoca determinadas consecuencias: «La mejor idea que se me ocurrió en la vida fue venir de vacaciones a esta ciudad».
Clasificación cartesiana de las ideas
En la tercera meditación de Meditaciones Metafísicas, Descartes propone una clasificación de los distintos pensamientos posibles: ideas, voluntades, juicios y afecciones.
Las voluntades, los juicios y las afecciones se apoyan en las ideas. Las ideas, por su parte, no pueden ser verdaderas o falsas en sí ya que, en todo caso, solo pueden pensarse como falsas en el sentido de una privación (por ejemplo, el calor como ausencia de frío).
De esta clasificación, Descartes tomó las ideas para organizarlas, según su origen, en:
Ideas innatas. Son las ideas que parecen haber nacido con uno.
Ideas facticias. Son las ideas que produce la imaginación.
Ideas adventicias. Son las ideas que parecen venir del mundo exterior.
Esta clasificación le permitió a Descartes probar, a través de una serie de argumentos, que Dios existe (ya que la idea de Dios era una idea innata que, por su grado de realidad, no podía haber sido creada por él mismo). De estos argumentos, surge otro que caracteriza a las ideas: toda idea es una representación de algo que no es ella misma.
Ideas en su uso práctico
El conocimiento, formado por las ideas, nos permitió modificar el entorno y hacerlo más favorable a nosotros.
Una buena idea puede revolucionar un campo del saber, brindar una respuesta a un dilema comunitario, establecer nuevos mecanismos para enfrentar los problemas de la vida o inspirar a otros a tener más y mejores ideas. Detrás de todo lo que hacemos los seres humanos hay, en alguna medida, una idea.
Una idea es una representación mental que surge a partir del razonamiento o de la imaginación de una persona. Está considerada como el acto más básico del entendimiento, al contemplar la mera acción de conocer algo.
Existen a su vez determinadas frases hechas que permiten darle al concepto diferentes sentidos, aquí postulamos algunos de ellos:
*    Una idea fija es una obsesión o un pensamiento recurrente del que una persona parece no poder escapar: «Ser futbolista profesional era una idea fija durante mi adolescencia», «El Dr. Filumerry mantiene su idea fija de cerrar el laboratorio a partir de marzo».
* Una persona tiene una idea remota sobre alguna cosa cuando sus conocimientos al respecto carecen de precisión, posiblemente porque nunca se ha topado con ese tema, porque no ha investigado lo suficiente o bien porque se trata de un plan que aún no se sabe si será llevado a cabo: «Es probable que desarrolle un proyecto de inversión en estas tierras, aunque aún es una idea remota».
*   La expresión «hacerse a la idea» se vincula a la resignación o aceptación de algo que no es del todo agradable: «Tengo que hacerme a la idea de que ya no va a volver»; mientras que «no tener ni idea» se refiere a que una persona no tiene conocimientos claros sobre una cosa. «No tenía ni idea de que tus padres habían muerto».
Se denomina idea a una experiencia mental que relaciona elementos, descubre causas de situaciones o crea a una nueva posibilidad de acción. Las ideas son parte de la capacidad de abstracción del hombre, un rasgo de la inteligencia que les separa del resto de los animales. Estas pueden ser de índole variada, pero siempre se caracterizarán por generar algún tipo de solución a quien las obtiene. En efecto, las ideas que en general prosperan son aquellas que dan valor a la sociedad o a un grupo de ésta; en efecto, lo fundamental para que na idea sea buena es el hecho de generar beneficio para el que la engendra o para las demás personas. A lo largo de la historia fueron muchas las ideas que fueron revolucionarias, esto es, que significaron un antes y después en la historia de la humanidad
Una idea delirante puede estar relacionada con la hipocondría (el sujeto cree que se encuentra
enfermo constantemente y recurre a los médicos), sentimientos de ruina (está convencido de que le aguarda una vida donde la desgracia es fundamental protagonista), sentimientos de culpa (se autoconvence de haber hecho algo terrible y con eso justifica el sentirse mal, como si se lo mereciera), ideas de persecución (convencido de que va a sufrir algún tipo de ataque vive temeroso de todo cuanto le rodea; se encuentra presente en trastornos de dificultad distinguiendo entre lo que es real y lo que es imaginario. o con ideas de tipo eróticas o erotomaníacas (el individuo cree que todos se encuentran pendientes de él y desean acostarse con él; se trata de un delirio crónico).
En filosofía, las ideas son representaciones mentales que surgen a partir de la experiencia o del libre uso de la imaginación y que muchas veces dan lugar a los conceptos.
Algunos filósofos, como Platón, piensan a las ideas como arquetipos universales desde los que la realidad toma forma. Otros (como los empiristas de la modernidad) creen que son solo contenido y objeto del pensamiento humano.
El estudio de las ideas ha ocupado a la humanidad desde tiempos antiguos, y se realiza generalmente en base a cuatro perspectivas distintas:
Perspectiva lógica. Las ideas se comparan a una proposición con un significado preciso.
Perspectiva ontológica. Las ideas identifican a los referentes concretos del mundo real.
Perspectiva trascendental. Las ideas son posibilidades de construcción y comunicación del
conocimiento.
Perspectiva psicológica. Las ideas son formaciones mentales subjetivas.
Una idea es la imagen sobre algo que se forma en nuestra mente y por ende al estar estrechamente vinculada con esta, es que la razón ocupará un lugar destacado en la generación de las ideas y también en la comprensión de aquellas que nos propongan los otros. Las ideas son las que dan lugar a los conceptos, base de todo conocimiento.
Nuestra mente todo el tiempo está recurriendo a las ideas o las figuras mentales que nosotros albergamos en ella. Es en la interacción con los demás, donde esa “búsqueda de figuras” se vuelve más frecuente. En general, lo que concebimos con la mente, el objeto mental, ya sea en forma de pensamiento, de percepción o de juicio. Tradicionalmente se entiende que una idea es un concepto, 
En Platón, eidos, además de significar «característica común a varias cosas» y hasta «concepto», significa ante todo forma inteligible y modelo de las cosas visibles, a los que da también el nombre de «verdadera realidad» o «lo que las cosas son en sí», construyendo una auténtica y específica teoría de las ideas separadas. Para Aristóteles, la idea es la forma, o causa formal, que, junto con la materia, constituye la realidad sustancial (ousía), y es también la esencia común a toda la especie, captable por la definición y, por lo mismo, objeto de conocimiento intelectual. Con el neoplatonismo de san Agustín las ideas se convierten en «ideas divinas», lo cual viene a ser como la síntesis de Platón y Aristóteles, ya que las ideas son como los conceptos, inmutables y eternos, de la mente divina de acuerdo con los cuales crea la naturaleza de las cosas. La Escolástica les dio el nombre de ideas ejemplares, pero no rehuyó referirse a las ideas en cuanto meras semejanzas con las cosas concebidas en la mente y expresadas mediante palabras. Entre unas y otras hay una cierta comunidad o relación, porque las ideas ejemplares no son otra cosa que la esencia divina en cuanto es participable de diversas maneras finitas por los seres creados. El nominalismo medieval destruyó esta relación, y eliminó tanto las ideas divinas como las esencias de las cosas, entendidas como universales reales. Lo uno lleva a lo otro: si no hay ideas en Dios, no hay esencias en las cosas; sólo existen individuos o cosas individuales y, en lo tocante a ideas, sólo conceptos mentales, cuyo «contenido» se atribuye a muchas cosas individuales. 
La filosofía moderna del s. XVII no acepta que los conceptos/ideas sean meros signos lingüísticos e indaga en la relación entre ideas y cosas, pero desde una perspectiva meramente natural, dándoles una entidad mental: las ideas se convierten en «imágenes o representaciones mentales de las cosas», o bien en los objetos propios de la mente. Ésta es la «teoría clásica de las ideas», tal como la presenta, cada cual, con sus matices. Para el racionalismo, algunas de ellas, las claras y distintas, son innatas; para el empirismo, toda idea proviene de algún modo de la experiencia. Que el empirismo convirtiera algunas de las ideas fundamentales, como la de sustancia o la de causalidad, en meras asociaciones o relaciones de otras ideas simples, indujo a Kant a fundamentarlas, no en Dios, garantía de las verdades innatas (racionalismo) ni en la inmediatez de la experiencia (empirismo), sino en la misma estructura de la mente humana, como conceptos a priori o categorías del entendimiento, que ya no son copias ni imágenes de lo que se percibe, sino parte constitutiva de lo que se conoce.
El nombre de «ideas» lo reservó Kant para aquellas tendencias de la razón humana que la inducen a buscar constantemente nuevas y más amplias maneras de entender las cosas, recurriendo a conceptos a los que no corresponde nada en la experiencia: «Dios», «mundo» y «alma» son meras ideas reguladoras.
En el idealismo alemán, sobre todo en el idealismo absoluto de Hegel, la idea es de nuevo constitutiva, pero no de los objetos conocidos por la experiencia, sino de toda la realidad, que no es más que el desarrollo por fases de la «Idea», o Espíritu, que se constituye y conoce dialécticamente a lo largo del tiempo.
La filosofía contemporánea plantea, acerca de la postura tradicional sobre las ideas y la epistemología fundada en una relación entre sujeto y objeto conocido mediante una representación mental, y se ha intentado centrar el estudio del conocimiento en una perspectiva estrictamente filosófica, que primero se busca en la «forma lógica» del lenguaje, con ocasión del resurgimiento de los estudios de lógica matemática, y luego en el análisis filosófico, en sus diversas versiones, que sitúa el problema del conocimiento, no ya en las ideas, sino en el lenguaje (en el significado y en la oración), que es donde el conocimiento humano aparece objetivado.
La noción de idea en Descartes:
Llamo idea a todo lo que el espíritu concibe de un modo inmediato. De esas ideas, unas me parecen nacidas conmigo, otras extrañas y venidas de fuera, y otras hechas e inventadas por mí mismo. Pues tener la facultad de concebir lo que es en general una cosa, o una verdad, o un pensamiento, me parece proceder únicamente de mi propia naturaleza; pero si oigo ahora un ruido, si veo el sol, si siento calor, he juzgado hasta el presente que esos sentimientos procedían de ciertas cosas existentes fuera de mí; y, por último, me parece que las sirenas, los hipogrifos y otras quimeras de ese género, son ficciones e invenciones de mi espíritu.
Clases de ideas según Descartes
Las ideas pueden ser:
a) innatas (ej. sustancia, Dios.)
b) adventicias (ej. sol, hombre,)
c) facticias (ej. quimera, sirena.)
Noción de idea según Locke
Aquello en que se ocupa la mente cuando piensa. Todo lo que la mente percibe en sí misma, o todo lo que es el objeto inmediato de percepción, de pensamiento o de entendimiento, es a lo que yo llamo idea; y al poder de producir una idea cualquiera en nuestra mente lo llamo cualidad del sujeto en el que radica ese poder. 
Clases de ideas según Locke:
- simples:
1. de sensación (ej. color, dureza)
2. de reflexión (ej. percibir, pensar)
3. de sensación y reflexión (ej. dolor, placer)
- complejas:
1. modos simples y complejos (ej. triángulo, gratitud)
2. sustancias singulares o colectivas (ej. hombre, rebaño)
3. relaciones (ej. causa, efecto)












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