Los principios son el conjunto de valores, creencias, normas, que orientan y regulan la vida. Son el soporte de la visión, la misión, la táctica y los objetivos estratégicos. Estos principios se manifiestan y se hacen realidad en nuestra cultura, en nuestra forma de ser, pensar y conducirnos.
¿Qué es la identidad? El concepto de identidad tiene diferentes significados y se utiliza en una variedad de contextos que necesitan ser distinguidos para evitar confusiones. El primero de ellos (identidad individual) se encuentra en las tradiciones metafísicas escolásticas y aristotélicas que la concebían como uno de los principios fundamentales del ser y como una ley lógica del pensamiento.
En efecto, por el principio antológico de identidad o de “no contradicción” afirmamos que todo ser es idéntico consigo mismo y, por lo tanto, una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y desde un mismo punto de vista. Sin embargo, para muchos filósofos modernos, esta reflexibilidad es crucial para la identidad humana y marca una diferencia importante con la identidad de las cosas inanimadas y los animales, pues la auto-conciencia y el auto-reconocimiento son elementos necesarios de la identidad humana
Identidad cualitativa, deja de lado la mismidad individual y se refiere a una cualidad o conjunto de cualidades con las que una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados. En este sentido, la identidad tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse e identificarse con ciertas características.
Identidad, se entiende que es un principio tradicional de la filosofía y de la lógica. La base del principio de identidad se basa en que todo objeto o cuerpo es similar a sí mismo y se representa de la siguiente manera:
X = X o “X es X”
Al expresar que una cosa u objeto es similar a sí mismo, no es más que el objeto es netamente el mismo. Es posible decir que las cosas cambian de manera constante, pero, el objeto no deja de ser el mismo, de no ser así, no se podría argumentar que dicho objeto o cosa ha cambiado. Todos los objetos, absolutamente todos, por más que cambien, poseen algo en particular que los identifica y caracteriza de los demás, una característica especial con la cual podemos reconocerlas e identificarlas, incluso en diferentes contextos.
La identidad como ley
La identidad es una de las leyes constituyentes del pensamiento, debido a que el mismo trata de encontrar la identidad de todas las cosas. Principalmente, al manifestar el principio lógico de identidad, se está refiriendo a las cosas y/o objetos, de este modo, se dice que el principio de identidad es uno de carácter ontológico (porque se avoca al estudio de las cosas). De igual manera, se debe tener presente dicha observación al analizar los otros principios lógicos superiores postulados por la lógica clásica, donde se perpetúan desde un ámbito ontológico (al referirse a cosas y objetos) y en un ámbito lógico (porque se aplican a las formas lógicas, como en los enunciados).
No es correcto interpretar o asimilar el principio de identidad con la tautología de la lógica proposicional, la cual explica que toda proposición es verdad sí y solamente si ella misma es verdadera. No obstante, manifiesta una verdad con respecto a las proposiciones y los valores de verdad.
El Origen de Todo
Los inicios del principio de identidad se le atribuyen con frecuencia al famoso filósofo Aristóteles, aunque algunos piensan que no existe referencia valida alguna sino hasta el siglo XIII, después de Santo Tomás de Aquino. Antes de Aristóteles, Parménides, otro filósofo griego, expresó en su texto sobre la naturaleza acerca de “lo que es, es, y lo que no es, no es”.
Críticas y Opiniones al principio de identidad
Georg Hegel, filósofo alemán, dentro de la ciencia de la lógica en su filosofía general, mantuvo la introducción (y defensa) del principio de identidad a una crítica radical. La esencia de su argumento radica en que hay una brecha desde la primera “X” a la segunda en la proposición “X = X”. Aquí no es evidente la identidad, se trata de una identidad afirmada. La segunda “X” se encuentra afuera de la primera. La identidad abarca en sí la diferencia. La lógica nueva nos argumenta que Hegel no se basa en algo concreto.
No obstante, en lo que refiere al principio de identidad, sino en las bases de la contradicción, se instituye una contradicción, la cual no debe rechazarse o negarse, sino reconocerla y aceptarla.
Ludwig Wittgenstein, filósofo austríaco manifestó en relación al principio de identidad que “X involucra a no-X”. Es decir, en cualquier X es necesario que exista un elemento que es no-X. Este principio lo aplicó en la defensa de su tesis. Esta defendía el conjunto de leyes que hacen la gramática totalmente arbitraria. Gracias a ella se le conoce como una validación mediante el argumento de la polaridad. Esta hace énfasis en que ninguna oración declarativa tiene la capacidad para validar una ley gramatical. Esto es en sentido que, si una frase tiene lógica, la negación de la misma ha de tenerlo también. Asimismo, si una oración argumenta una ley, su negación debe de hacerlo, lo cual es paradójico.
La incógnita del principio de identidad
Podemos decir que el principio de identidad no es más que aquel que, desde su uso expresivo y práctico, interviene dando una referencia segura para la dirección del pensamiento. Desde un principio ya es considerado verdadero y como el método de la verdad. De esta manera, se convierte al mismo tiempo lógico y ontológico por igual.
Entre los posibles principios comprensibles como lógico-ontológicos principales y sin requerir un argumento, están los de identidad, de no contradicción, del tercero excluido, y el de eficaz razonamiento. Sin embargo, todos estos principios pueden ser limitados al principio de identidad.
De este modo, se establece una exclusión, dado que nada puede ser y no ser de manera simultánea, negarse a ser otro objeto. No es posible razonar acerca de una tercera opción. Al mismo tiempo, en el momento que lo múltiple se unifica concentrado en algo común, se le califica y a lo similar, mientras actúa en la unidad, se le califica como base y razón de ser.
De esta manera decimos que, la identidad es quien, tomada como principio, es la que nos da cuenta del conjunto. Igualmente, mientras pueda ser expuesta su constitución, podemos también obtener la compresión de todo lo consiguiente.
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