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SABRÁS QUIÉN ERES REALMENTE

 SI VES LO QUE QUEDA DESPUÉS DE LA ENTROPÍA

Un viaje hacia la conciencia, la experiencia fuera del cuerpo y lo que es real acerca de ti.
“La entropía es la tendencia general del universo hacia la muerte y el desorden”.
—James R. Newman
A medida que envejezco, no puedo dejar de notar que todo está sujeto a la entropía. Todo ser vivo y todo objeto material van a la deriva en una marea hacia el borde de la vida, el punto de inflexión. A medida que se acercan, se degradan. Poco a poco, pierden su brillo y se desmoronan en la nada. Si de hecho somos seres espirituales en lugar de criaturas materiales que dan una vuelta corta alrededor del bloque, somos lo que queda después de que la entropía haya hecho su trabajo.
Allí, retorciéndose boca arriba en la cocina, un diminuto bebé lirón lucha con la vida o la muerte. Está tan delgada que tal vez esté al límite. Recojo a la desamparada criatura en mi cálida mano y jadeo. Estos animalitos, especie protegida en mi país, son raros.
Todas las cosas, incluido el universo, se desplazan hacia el desorden. La energía no se detiene; se mueve constantemente, al igual que cada una de las células del cuerpo humano. Un día, nuestros
cuerpos se mueven hacia el reino de la muerte. Sin embargo, es posible que la entropía no gobierne
la conciencia , aunque sí impacte en el cerebro y, con toda probabilidad, somos "conciencia".
Reviso los rincones, las grietas y cualquier otro lugar donde pueda haber un nido potencial dentro y fuera de la casa porque el bebé necesita a su madre. Pero no lo encuentro.
“Nada de lo que era real murió jamás, solo los nombres, las formas y las ilusiones”.
Eckhart Tolle
Elimina todo lo que no sea conciencia sobre ti y descubrirás quién eres. Encontrarás que no eres tu profesión. No eres tus elogios. No eres tus roles en la vida, lo que te gusta y lo que no te gusta, ni siquiera tu cuerpo.
Estas cosas disminuyen con la edad. Se descomponen, se desgastan y dejan de existir. Sin embargo, la esencia que eres tú no se puede ver cuando mueres o mientras vives. No está sujeto a las mismas leyes que las cosas que sucumben a la entropía.
La entropía es un concepto que viene de la física, y se aplica para hacer referencia al desorden y a la cantidad de incertidumbre que hay en nuestra vida, provocando sensaciones y situaciones que pueden llegar a ser desagradables.
La entropía psicológica es un concepto adoptado de la termodinámica que simboliza una interesante metáfora sobre la que reflexionar. Hace referencia a ese nivel de incertidumbre que nos rodea y que de algún modo tiende a desordenar o a traer cierto caos a nuestras vidas y muchas veces no lo vemos.
Admitámoslo, si hay una serie de términos que nos acompañan últimamente son, por ejemplo, “tiempos inciertos”, “incertidumbre laboral”, “futuro incierto” Lejos de acostumbrarnos, procesamos este conjunto de palabras con marcada angustia y relativa frustración. Al cerebro no le gusta la incertidumbre, él necesita certidumbres y tener una buena sensación de control.
Sin embargo, ahí tenemos la teoría del caos, esa ley enunciada por James Yorke que nos recuerda que en nuestra realidad, siempre hay un espacio para el azar o lo imprevisible y que, aun asumiendo un gran control sobre cada variable de la vida, es imposible predecir qué puede suceder mañana. Por tanto, estamos casi obligados a hacernos la siguiente pregunta: ¿cuánta incertidumbre podemos aceptar?
Pero el culmen del orden es la humanidad. Sus cuerpos, sus pensamientos y sus actos son un monumento al orden. Es cierto que el balance es negativo: cada vez que un humano intenta ordenar algo es a costa de un desorden mayor en alguna otra parte. Somos una maravillosa excepción y, mientras estemos aquí, tenemos una misión: luchar contra la entropía.
La entropía hace referencia al desorden y a la cantidad de incertidumbre que hay en un sistema. Y, cuando estos dos conceptos aparecen en nuestra vida, pueden provocar sensaciones y situaciones algo desagradables.
Según la termodinámica, es la magnitud que mide la parte de la energía no utilizable para realizar un trabajo. También se define como la medida del desorden de un sistema. Una masa de una sustancia con sus moléculas regularmente ordenadas, formando un cristal, tiene entropía mucho menor que la misma sustancia en forma de gas con sus moléculas libres y en pleno desorden. Tras leer la definición podemos ver que hace mención al desorden y no parece que tenga mucha relación con la psicología, pero como comentábamos la entropía, también puede reflejar la cantidad de incertidumbre que hay en un sistema. Cuantas más opciones haya en ese sistema, más aumentará la incertidumbre. Y esto ya sí nos puede recordar a problemas que nos pueden surgir en nuestro día a día.
En un entorno de baja entropía, hay una alta organización, sabemos con claridad lo que tenemos que hacer, cuáles son nuestros objetivos, por lo tanto, sentimos menos incertidumbre y necesitamos invertir menos energía, es decir, no necesitamos gastar tiempo y esfuerzo en pensar o preocuparnos sobre ciertos temas.
En cambio, cuando hay una alta entropía, hay baja organización, no sabemos exactamente lo que tenemos que hacer, no sabemos cuáles son nuestros objetivos, por lo que hay una mayor incertidumbre y podemos necesitar invertir más tiempo en pensar qué hacer o cómo solucionar cierto problema o situación.
Cuando las cosas las tenemos bajo control, sentimos que hay más equilibro y esto nos genera tranquilidad. En cambio, cuando los planes que tenemos se cambian, las cosas se desorganizan, podemos sentir que perdemos el control y perdemos ese equilibrio. Puede aparecer la sensación de qué no sabemos qué va a pasar, aparece la incertidumbre y, si esa incertidumbre, se mantiene en el tiempo puede aparecer la ansiedad. Se ha visto que la incertidumbre y la ansiedad activan la misma parte del cerebro, la corteza cingulada anterior. Esta zona cerebral también se activa cuando tenemos que tomar una decisión y para tomar esa decisión tenemos muchas opciones entre las que elegir.
Podemos sentir mucha presión por decidir bien y no equivocarnos. Esa situación de no saber qué decisión tomar ante las múltiples opciones aumenta la entropía interna, el desorden interno, por lo que aumenta la probabilidad de sufrir ansiedad y baja autoestima.
Sin embargo, si hay algo que va a ser constante en la vida son los cambios. Siempre van a aparecer situaciones que se salen de lo que teníamos planificados, de nuestros ideales… Ser conscientes de eso, nos puede ayudar a afrontarlo en vez de evitarlo.
El asunto es dar un paso atrás y examinar el concepto de vida, entendida como «lo que hacen los seres vivos» y preguntarse si tiene algún propósito o sentido en relación con el universo. Y aquí es donde entra en juego la entropía.
Si se mira el universo en su conjunto se observa la inmutable e inexorable regla que dice que la entropía aumenta a medida que pasa el tiempo (y en principio el tiempo no puede ir «al revés»). Y esto más que una regla es una ley física que no se puede romper, de modo que el final inevitable del universo parece ser algo oscuro y frío. Frío de narices, de 0 grados Kelvin, si acaso se alcanzan porque el propio tiempo no desaparezca antes. Lo llaman «muerte térmica» o Gran Congelación e incluye adjetivos como «un lugar inimaginablemente enorme e increíblemente frío (…) Un escenario de oscuridad, vacío, y desolación».









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