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SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO Y PARASIMPÁTICO N° 1

 

El sistema nervioso es una red de neuronas clave para nuestra supervivencia y adaptación a cualquier medio. En este artículo explicaremos las diferencias entre el sistema nervioso simpático y parasimpático. En un nivel “simple” de funcionamiento, el sistema nervioso se encarga de regular el medio interno de todo organismo, controlando sus respuestas autónomas y endocrinas. Mientras, en un nivel más complejo, se encarga de comunicar al organismo con el medio externo en el que se desenvuelve, mediante las funciones sensoriales y motoras (Merino y Noriega, 2011).

El sistema nervioso en su totalidad es una red compleja de estructuras y procesos cuya principal misión es controlar y regular el funcionamiento de nuestros órganos y sistemas, y coordinar sus respectivas relaciones. Asimismo, es el encargado de mediar las relaciones del organismo con el medio externo, procesando las señales eléctricas y químicas que recibe de los órganos de los sentidos.

El sistema nervioso, entonces, está organizado para reconocer las perturbaciones, alteraciones o cambios que ocurren en el medio interno y externo al organismo. También está equipado para predecir, evaluar e interpretar información y responder, en consecuencia, a través de cambios en los músculos o glándulas.

Los sistemas nerviosos simpático y parasimpático favorecen la interacción del organismo con el mundo a través de las neuronas.

Este sistema se divide en dos grandes subsistemas:
Sistema nervioso central (SNC) compuesto por el encéfalo y la médula espinal.
Sistema nervioso periférico (SNP), que es la parte nerviosa que se sitúa por fuera del encéfalo y la columna vertebral, y se compone de dos partes: el sistema nervioso somático y el sistema nervioso autónomo (también llamado neurovegetativo).
EL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO: SIMPÁTICO Y PARASIMPÁTICO
El sistema nervioso autónomo (SNA) opera sin control consciente y voluntario. La regulación de la presión arterial, las respuestas gastrointestinales a los alimentos, la contracción de la vejiga urinaria, el enfoque de los ojos y la termorregulación son solo algunas de las muchas funciones homeostáticas reguladas por este sistema (McCorry, 2007).
El SNA desempeña una función importante en la interacción del organismo con el ambiente, regulando los procesos orgánicos con el fin de ajustar su funcionamiento frente a las demandas del medioambiente. Debido a que vivimos en ambientes que continuamente están cambiando de un estado a otro, es necesario contar con este tipo de sistemas que permitan mantener un estado de equilibrio interno u homeostasis.
SISTEMA NERVIOSO SIMPÁTICO: CARACTERÍSTICAS Y FUNCIONES
El sistema nervioso simpático participa en la preparación del cuerpo para las actividades relacionadas con el estrés y ralentiza los procesos corporales que son menos importantes en situaciones de emergencias. 
Presentarnos a una oposición, reaccionar ante un coche que se abalanza sobre nosotros, descubrir que no ha sonado la alarma por la mañana, escapar de alguien que nos incomoda o nos amenaza… Todas esas situaciones caracterizadas por el estrés, la ansiedad o la clara sensación de peligro son reguladas por esa estructura complejísima y fascinante: el sistema nervioso simpático.
En nuestro día a día, apenas somos conscientes de la gran cantidad de situaciones en las que actúa esta estructura. No es necesario que acontezca ante nosotros un riesgo real o tangible.
Factores como el estrés cotidiano o la mera presión que suele acompañar casi de forma implícita a cada una de nuestras jornadas reflejan algo admirable: somos organismos diseñados para abrirnos paso, para sobrevivir, para tener bajo control (o al menos intentarlo) aquellos elementos de nuestro entorno que son significativos.
Así, situaciones tan comunes como correr para coger el metro y no llegar tarde al trabajo, reaccionar a tiempo para que esa taza no caiga el suelo, para que nuestro gato no se escape por la puerta o nuestro hijo no se lleve eso tan peligroso a la boca son ejemplos de la importancia de dicha estructura.
Lo que experimentamos en esos momentos nos es además sobradamente conocido. El corazón se acelera, nuestros músculos se tensan y somos capaces de realizar movimientos de forma rapidísima en cuestión de segundos. Todo ese proceso fisiológico ante cualquier estímulo y situación de elevada connotación emocional está orquestado por este sistema.
¿Qué es el sistema nervioso simpático?
El sistema nervioso simpático es una de las ramas del sistema nervioso autónomo. Recordemos, en primer lugar, que estamos ante un tipo de estructuras que se encargan de un gran número de funciones involuntarias. Es decir, tareas como el control de la frecuencia cardíaca, la digestión, la sudoración, etc. son dimensiones que regulan tanto el sistema nervioso simpático, como el parasimpático o el entérico. 
Ahora bien, el sistema nervioso simpático es el que se encarga de una serie de tareas muy concretas: regular y activar nuestros reflejos y reacciones. Ese centro orgánico que nos permite reaccionar ante cualquier estímulo emocional “no neutro”. Como lo es, por ejemplo, toda situación de estrés, ya sea leve o intenso, tal y como nos revela un estudio llevado a cabo por la Universidad Welfare, en Osaka.
A su vez, está conformado por una cadena de 23 ganglios que parten del bulbo raquídeo y que se conectan a ambos lados de la médula espinal y a los órganos que inervan.
Por otro lado, este sistema está conformado por dos tipos de neuronas. Las primeras son las preganglionares, las cuales, se conectan con la médula espinal y el propio ganglio. Así, para poder llevar a cabo sus funciones necesitan de un neurotransmisor muy concreto: la acetilcolina.
Por su parte, el otro tipo de neurona que rige el sistema simpático es la postganglionar, la cual necesita noradrenalina para poder comunicarse entre el ganglio y el órgano que inerve (corazón, hígado, estómago, intestinos, pulmones, etc.)
Las áreas del sistema simpático
Por otro lado, es importante saber cómo se estructura el sistema simpático. Conocemos cómo se conecta.
Área de salida: el sistema simpático parte del bulbo raquídeo, núcleo que regula todo un amplio espectro de funciones inconscientes para nosotros, pero vitales para nuestra existencia.
El área simpático cervical, donde se sitúan toda la formación nerviosa de la cabeza y el cuello.
Área cardíaca superior, con todas las ramas vasculares viscerales relativas a los plexos carotídeos, la zona submaxilar, la faringe, laringe, etc.
El área simpática torácica: una región que abarca cada lado de la columna vertebral, incluyendo articulaciones, nervios intercostales, etc.
El área lumbar, incluido el músculo psoas, la vena cava inferior, etc.
Área pélvica, la cual recorre desde las zonas del sacro hasta el recto.
¿Qué pasa en tu cuerpo cuando se activa el sistema nervioso simpático?
Para toda persona que padezca estrés en su día a día, le será de gran interés saber qué ocurre en su propio organismo en estas situaciones. Es más, si padecemos algo tan común como hipertensión también puede ser relevante conocer cómo media en este caso el sistema nervioso simpático en relación con nuestra salud. De hecho, estudios como el llevado a cabo en el Journal of Human Stress nos explican cómo se conforma este vínculo y qué diferencias existen incluso entre hombres y mujeres.
Ahora bien, el mecanismo de actuación del sistema simpático en cualquier situación de peligro o de ansiedad es uno de los procesos más complejos a la vez que llamativos. Veamos a modo de esquema cómo reacciona ante un estímulo amenazante:
Favorece la liberación de adrenalina y noradrenalina en la sangre a través de los riñones. La finalidad de ello es simple: necesitamos más energía y activación para poder reaccionar, y esa energía exige por ejemplo que el hígado produzca más glucosa.
Aumenta la frecuencia cardíaca para aportarnos más oxígeno y nutrientes a través de la sangre.
Se produce la broncodilatación, es decir, necesitamos más oxígeno y nuestros pulmones trabajan al máximo rendimiento.
Todas las actividades relativas a la digestión se enlentecen. No podemos olvidar que este proceso exige una gran energía y en momentos de estrés y alarma, esta tarea es secundaria. Lo único que quiere el cerebro es que reaccionemos, que nos enfrentemos a ese estímulo o bien que huyamos.
A su vez, y no menos interesante, el sistema simpático produce la midriasis o dilatación pupilar. De este modo, esta reacción inconsciente nos permite aumentar el campo visual y reaccionar con mayor seguridad.









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