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¿QUÉ ES LA ONTOLOGÍA? (3)

 LOS PRINCIPIOS ONTOLÓGICOS.

Como vimos en nuestro curso de Lógica, más precisamente en el post sobre los primeros principios, ahora toca penetrar en los principios ontológicos y en lo que el «ente» significa para nuestra materia de Filosofía.
Se le llama ente a todo aquello que «ES«. Puede tratarse de una pluma, un celular, una nube, las montañas, un gato, la raíz cuadrada de 2, incluso de absurdos como un circulo cuadrado o las maderas de hierro: todo esto «es« de todo ello puede predicarse el término «es» y en medida en que ello ocurre se trata de «entes«. Así como «pudiente» es «el que puede», «viviente» es lo que vive, «floreciente» lo que florece, «LO QUE ES» se llama «ENTE «. A lo que hace que los entes sean se le llama ser; los entes, por tanto, son porque participan del ser.
La disciplina que se encarga de estudiar los entes se llama ontológia. Esta disciplina enuncia una serie de principios, válidos para todos los entes, que se denominan principios ontológicos.
a) El principio de identidad afirma que «todo ente es idéntico a sí mismo. Con esto no se dice que todo ente sea «igual» a sí mismo, porque no es lo mismo la identidad que la igualdad. En efecto 2+2 es igual 4, pero no idéntico a 4; mientras que 2+2 es idéntico a 2+2, y 4 es idéntico a 4. Por tanto, si entre dos entes no se encuentra diferencia ninguna, no se tratará de dos entes sino de uno solo; este es el llamado principio de identidad de los discernibles enunciados por Leibniz.
b) El principio de contradicción sostiene que ningún ente puede ser al mismo tiempo «P» y «no-P». Con la letra «P» se simboliza cualquier predicado posible (como por ejemplo: «papel», «justicia», «piano» etc.) y con «no-P» su negación (es decir, todo lo que no sea papel, justicia, piano respectivamente). El principio señala claramente que ningun ente puede ser al mismo tiempo, por ejemplo, «papel y no-papel», si bien ello puede ocurrir en tiempos distintos, porque si se quema la hoja de papel, esté deja de ser papel, y se convierte en cenizas (no-papel).
c) El principio de tercero excluido dice que «todo ente necesariamente tiene que ser P o no-P». Para retomar el ejemplo anterior: todo ente tiene que ser «Papel» o «no-Papel» (entendiendo po no-Papel todos los infinitos entes que haya, menos el papel); porque, en efecto, si se trata de cenizas, será no-Papel; si se trata de un ángel, será no-papel, etc. Como forzosamente se tiene que tratarse de las dos posibilidades – o P o no-P – excluyéndose absolutamente una tercera, por ello el principio se llama «tercero excluido».
d) Principio de razón suficiente o simplemente principio de razón (o del fundamento), conocido también como principio de Leibniz, pues este filósofo fue quien lo enuncio por primera vez, afirma que «todo tiene su razón o fundamento»; o, dicho negativamente, que no hay nada porque sí. El principio sostiene que no puede haber nada absolutamente que no tenga su respectivo fundamento; no sostiene, ni mucho menos, que se conozca ese fundamento, porque en efecto ocurre muchas veces que se desconoce el fundamento o razón de tal o cual ente. no se sabe, por ejemplo, la causa de una cierta enfermedad, como el glaucoma, pero ello no significa que no tenga su fundamento; casos como este no hablan contra el principio de razón, sino más bien contra nuestra capacidad de penetrar en las cosas y determinar sus respectivas razones.
A lo largo de la historia de la filosofía, diversos autores, como Aristóteles y Santo Tomás de Aquino, han hecho de la ontología su preocupación filosófica principal. Sin embargo, fue Christian Wolff, durante el siglo XVIII, el primero en popularizar el término, al definirla como la ciencia del ente en general. Él fue, además, quien dio la definición del ser como “lo general del ente”, es decir, como la característica común a todas las cosas en un sentido general.
Etimología: La palabra ontología tiene su origen en el griego tou ontos logos, cuya traducción literal es “estudio del ente” o “estudio de lo que existe”.
Puntos clave
La ontología es parte de la metafísica y estudia la naturaleza del ser en cuanto tal. Es considerada una ciencia de esencias.
Aborda los principios y las causas fundamentales del ser como ente supremo y las relaciones entre las cosas.
Los problemas ontológicos tienen que ver con qué es el ser, cuál es la relación entre el alma y la materia, qué significa que las cosas “sean”, la relación entre el ser y el ente, entre otros.
Origen de la ontología
Muchos pensadores se han dedicado a teorizar acerca de la ontología y su campo de estudio.
Ontología según Aristóteles
En su libro titulado Metafísica, Aristóteles (384-322 a. C.) se refirió a la ontología como la filosofía primera. Entendiéndola como una forma de metafísica, caracterizó su objeto de estudio como el “ente en tanto ente”. Lo que hacía que el ente fuera precisamente un ente era su esencia, es decir, el ser, se considera que Aristóteles fue quien sistematizó por primera vez la problemática del ser.
Aristóteles afirmó, además, que la forma era el ser de cada cosa y su realidad primera, y así unificó “ser” con “esencia”. Para él, la esencia era lo que hacía que las cosas fueran lo que son. La definición de esencia como forma permitió a la ontología separar el ser del ente, lo que facilitó que se identificara el ente con la materia y el ser con la forma. Así, se distinguieron estos conceptos de una manera tan clara que la definición aristotélica se mantuvo, con matices, hasta la filosofía contemporánea.
Parménides (530-460 a. C.). Fue el primer filósofo en abrir el camino de la reflexión acerca del ser a través de su obra Sobre la naturaleza, un poema que trata acerca del ser y el ente como “lo que es”.
Heráclito (540-480 a. C.). Fue quien introdujo la temporalidad y el devenir a la cuestión del ser en su libro Sobre la naturaleza, nombre que comparte con el de Parménides.
Avicena (980-1037). Fue uno de los primeros lectores de la obra de Aristóteles durante la Edad Media, la tradujo al árabe clásico y la incorporó a la teología islámica.
Tomás de Aquino (1225-1274). Tomando el trabajo de Avicena como antecedente, introdujo la obra aristotélica a la teología cristiana. En su obra Suma teológica, caracterizó al Dios cristiano a través de los rasgos del ser aristotélico.
René Descartes (1596-1650). Revolucionó la metafísica, la ontología y la filosofía modernas a través de su recuperación del concepto de “sustancia”, palabra que tomó para definir las cosas reales que no requerían más que de sí mismas para existir.
Baruch Spinoza (1632-1677). A través de su obra Ética, analizó la ontología divina, haciendo coincidir metafísica y teología. Este trabajo, en su momento, le valió la excomunión, y su pensamiento fue revalorado mucho tiempo después.
Gottfried Leibniz (1646-1716). Explicó el universo ontológico a través del concepto de “mónadas”, que según él eran pequeñas partículas metafísicas equivalentes a los átomos. Además, reflexionó en torno a la contingencia y la necesidad, es decir, el hecho de que algo pudiera existir o no.
Christian Wolff (1679-1754). A partir de los trabajos de Aristóteles y también los de Leibniz, Wolff retomó y popularizó el término ontología para hablar de la filosofía primera o metafísica general. Fue el primero en definir formalmente la ontología, al pensarla como la ciencia de los entes en general.
Immanuel Kant (1724-1804). Definió la metafísica como una ontología ocupada del conocimiento sintético a priori de las cosas, es decir, lo que puede conocerse de manera independiente a la experiencia. Así, volcó la ontología al estudio de los principios del entendimiento que hacían posible el conocimiento de las cosas.
La ontología en el siglo XX
La filosofía contemporánea debe su concepción de la ontología fundamentalmente a la filosofía del siglo XX. Diferentes autores trabajaron con distintas aproximaciones a la idea de ontología, que fueron el sustento para llegar a la concepción actual. Estas son las más destacadas:
La ontología según Edmund Husserl (1859-1939). Husserl presentó la ontología como una ciencia de esencias. En ese sentido, distinguió entre dos formas de ontología:
. La ontología formal. Se ocupa de esencias formales y abarca a la ontología material. Por ende, implica todas las ontologías posibles y es el fundamento de todas las ciencias.
. La ontología material. Se ocupa de esencias materiales, es decir, de ontologías regionales. Está dentro de la formal y es el fundamento de las ciencias fácticas.
La ontología según Martin Heidegger (1889-1976). Heidegger presentó la ontología como una ontología fundamental. De este modo, la plantea como una metafísica de la existencia, cuya tarea es descubrir la constitución del ser. Se la llama fundamental porque permite revelar lo que constituye el fundamento de la existencia, es decir, su finitud. La tarea de la ontología fundamental, entonces, es la investigación del ser en cuanto ser, y no como mera entidad formal.
La ontología según Nicolai Hartmann (1882-1950). Hartmann presentó la ontología como una disciplina que busca reconocer lo que es metafísicamente insoluble (es decir, lo que no puede ser solucionado por la metafísica). Además, trató de pensar una teoría del ser y de la realidad que no fuera idealista o trascendente, es decir, por fuera de las explicaciones metafísicas clásicas.
La ontología según Jamés Feibleman (1904-1987), Stanislaw Leśniewski (1886-1939) y W. V. O. Quine (1908-2000). Estos autores pensaron la ontología por fuera de los grupos tradicionales de la filosofía, como el racionalismo, la fenomenología o el existencialismo. Feibleman presentó una ontología “finita” (una serie de postulados formales) que debía mediar entre la actitud metafísica y la positivista. Leśniewski planteó una ontología de la teoría y el cálculo de clases y 
relaciones, oponiéndola al cálculo proposicional. Quine, por su parte, al dividir la semántica en teoría de la referencia y teoría de la significación, y limitar la ontología a la primera, la concibió como una ontología de una teoría, y no como una ontología general.
Problemas ontológicos
Los problemas ontológicos tienen que ver con la pregunta por el ser o el sentido de lo que es. Se trata de discusiones que surgen al pensar la existencia de distintas entidades. Problemas más conocidos:
#El problema de los universales y los particulares. Se pregunta qué clase de entidades son los universales y qué tienen en común los entes como particulares sensibles, es decir, como objetos perceptibles por los sentidos.
#El problema de las entidades abstractas. Se pregunta por la diferencia entre las entidades concretas y las entidades abstractas (que se obtienen por un proceso mental de abstracción).
#El problema de la identidad y la persistencia. Se pregunta por el modo en que un objeto puede seguir siendo el mismo a lo largo del tiempo.
#El problema del dualismo mente-cuerpo. Se pregunta por la relación entre la mente o el alma y la materia.
#El problema o dilema de los agujeros. Se pregunta por la esencia de los agujeros (entendidos como un vacío en la materia) y la posibilidad de decirlos a través del lenguaje.
Ontología y metafísica
La ontología es parte de la metafísica y, en ocasiones, se las piensa como si fueran una misma ciencia. Sin embargo, aunque se parecen, la ontología se distingue de la metafísica porque piensa al ser de una manera más específica que esta última y lo coloca como objeto de estudio primario. En este sentido, la ontología no es la metafísica, pero sí forma parte de ella.
La confusión entre ambas se debe a que la mayoría de los filósofos que se ocuparon de la ontología la llamaron “metafísica general” (en contraposición a la “metafísica especial”). De este modo, si bien la ontología es parte de la metafísica, se distingue por el carácter primario que tiene ella frente a cualquier otra forma especial de metafísica.
-La ontología como metafísica general fue la primera ciencia racional por excelencia. Se utilizó para designar el estudio de todos los problemas que afectan al conocimiento de los géneros “supremos” de las cosas, es decir, aquellos que van más allá de los rasgos accidentales o temporales.
Se puede decir, entonces, que existen dos maneras de entender la ontología:
-La ontología como ciencia del ser en sí, del cual dependen todos los demás entes. Este es el sentido verdaderamente metafísico de la ontología, como ciencia de existencias.
-La ontología como ciencia que determina en qué coinciden los entes y en qué consiste el ser. Este es el sentido de la ontología pura, como ciencia de esencias








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