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Mostrando las entradas de julio, 2024

CÓMO VENCER LOS CUATRO MIEDOS EN LA VIDA

  1. MIEDO A LA SOLEDAD Hay dos opciones que se pueden considerar: La primera es que el ego trabaja en su banal causa de hacerte creer que realmente estás solo, que tú estás unido a los demás, con el fin de sentirte protagonista de la vida y encontrar el reconocimiento, en todos los niveles que te imagines, en la familia, en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad. La segunda opción es que el Espíritu desea que recuerdes que eres parte de una Totalidad. Que tu siempre estás unido a la energía integradora de Dios, que se manifiesta en una llama interior que tu posees, una luz que debes expandir. Cuando le das fuerza a esa luz interior, comienzas a mirar con los ojos de tu corazón y empiezas a ser consciente de que siempre tienes compañía. Es la compañía con tu ser interior y con tu Creador Supremo. Llegarás a comprender que la soledad es una maravillosa oportunidad de la vida para compartir contigo mismo. 2. MIEDO A LA ESCASEZ Superar el miedo a estar escaso,

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA

 POESIAS Lamentable esta indiferencia siempre como signo de poco apego a los puros y tranquilos goces del alma, es entre nosotros resultado inmediato del afán con que se ha procurado impulsar la juventud al camino de la ambición y de las luchas políticas; pero no quiere decir que este momentáneo eclipse indique la nulidad o acabamiento de la inspiración poética. Las voces que de cuando en cuando resuenan entre el confuso clamoreo de las pasiones que engendra el desmesurado afán de intervenir en la vida pública claramente revelan que aún no se ha extinguido el fuego sagrado, y que arde, con celeste llama, como en fanal transparente, en el fondo de los pechos generosos.  No, la poesía no ha muerto; la poesía no puede morir, mientras haya fe y amor y caridad en el corazón del hombre. La poesía vive, y vivirá con el virginal atractivo de inmaculadas bellezas, mientras el ser privilegiado de la creación no reniegue de sus propias condiciones, subordinando los movimientos del ánimo a las sug

¿QUÉ TE HACE MENTALMENTE FUERTE?

Desarrollar la fuerza mental se trata de hacer habitualmente las cosas que nadie más está dispuesto a hacer. Para aumentar la fuerza mental, simplemente se tiene que cambiar la perspectiva. Cuando los tiempos difíciles golpean, las personas con fuerza mental sufren tanto como todos los demás. La diferencia es que entienden que los momentos difíciles de la vida ofrecen lecciones valiosas. Al final, son estas lecciones difíciles las que construyen la fuerza que se necesita para tener éxito. Empezar por hacer aquello que da miedo.   Esta habilidad es clave para marcar una diferencia sustancial en tu nivel de determinación para tener una mentalidad más fuerte. El miedo es una emoción que se puede transformar en impulso hacedor. Si te dejas invadir por pequeños temores, esto se agiganta y se acumula: es como una batería a la que estás sobrecargando de miedos. ¡Empieza a desactivarlos! La mejor forma es la acción, empezando por aquello que más te desafía y limita. Una vez que vences esa barr

CUENTOS DE ADVERTENCIA DE OVIDIO

 Erisictón de Tesalia y Mestra Erisictón, rey de Tesalia, nunca había sentido el más mínimo respeto por los dioses. Es más, los despreciaba en público. Para él sólo existía el mundo de los hombres, y ése era un mundo que conocía bien y dominaba.          Un día pensó en hacerse un gran salón de banquetes en el cual hacer ostentación de su poder y su dominio, y no sabiendo de dónde obtener vigas lo suficientemente gruesas como para sostener el techo de una estancia tan amplia, a Erisictón se le ocurrió la idea de talar la arboleda sagrada de la diosa Deméter. Las gruesas encinas del bosque de la diosa habían sido plantadas por los pelasgos, un pueblo antiguo y primitivo que había habitado las tierras de Grecia antes de la llegada de los helenos.          “Sí –pensó Erisictón–, esos viejos árboles me proporcionarán las vigas que necesito.”          Reunió a una veintena de sus hombres más fornidos, les ordenó que se pertrecharan con hachas y sierras, y partieron hacia el bosque sagrado.