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¿QUÉ TE HACE MENTALMENTE FUERTE?

Desarrollar la fuerza mental se trata de hacer habitualmente las cosas que nadie más está dispuesto a hacer. Para aumentar la fuerza mental, simplemente se tiene que cambiar la perspectiva. Cuando los tiempos difíciles golpean, las personas con fuerza mental sufren tanto como todos los demás. La diferencia es que entienden que los momentos difíciles de la vida ofrecen lecciones valiosas. Al final, son estas lecciones difíciles las que construyen la fuerza que se necesita para tener éxito.

Empezar por hacer aquello que da miedo.  
Esta habilidad es clave para marcar una diferencia sustancial en tu nivel de determinación para tener una mentalidad más fuerte. El miedo es una emoción que se puede transformar en impulso hacedor. Si te dejas invadir por pequeños temores, esto se agiganta y se acumula: es como una batería a la que estás sobrecargando de miedos. ¡Empieza a desactivarlos! La mejor forma es la acción, empezando por aquello que más te desafía y limita. Una vez que vences esa barrera que vos mismo construiste, vas a ver cómo podrás atravesar prácticamente cualquier situación que se presente, porque tendrás la autovaloración, la persistencia y el poder interior suficiente para hacerlo. Comienza por pequeñas cosas que te atemoricen, prueba y seguí adelante con otras mayores.
Tienes que luchar cuando ya te sientas derrotado
Un reportero una vez le preguntó a Muhammad Ali cuántas abdominales hacía todos los días. Él respondió: "No cuento mis abdominales, solo empiezo a contar cuando comienza a doler, cuando siento dolor, porque es cuando realmente importa". Lo mismo se aplica al éxito en el lugar de trabajo. Siempre tienes dos opciones cuando las cosas empiezan a ponerse difíciles: puedes superar un obstáculo y crecer en el proceso... o dejar que te golpee. Los seres humanos son criaturas de hábitos. Si deja de fumar cuando las cosas se ponen difíciles, es mucho más fácil dejar de fumar la próxima vez. Por otro lado, si te obligas a superar un desafío, la fuerza comienza a crecer en ti.
Tienes que retrasar la gratificación
Hubo un famoso experimento de Stanford en el que un administrador dejó a un niño en una
habitación con un malvavisco durante 15 minutos. Antes de irse, le dijo al niño que podía comerlo, pero si esperaba hasta que regresara sin comerlo, obtendría un segundo malvavisco. Los niños que pudieron esperar hasta que el administrador regresó, experimentaron mejores resultados en la vida incluyendo puntuaciones SAT más altas, mayor éxito en la carrera e incluso índices de masa corporal más bajos. El punto es que el retraso de la gratificación y la paciencia son esenciales para el éxito. Las personas con fuerza mental saben que los resultados solo se materializan cuando se les da tiempo y renuncian a la gratificación instantánea.
Tienes que cometer errores, parecer un idiota, e intentarlo de nuevo, sin vacilar
En un estudio reciente en el Colegio de William y Mary, los investigadores entrevistaron a más de 800 empresarios y encontraron que los más exitosos de ellos tienden a tener dos cosas críticas en común: son muy malos concibiendo la posibilidad de fracasar y no se preocupan de lo que otras personas piensan de ellos. En otras palabras, los empresarios más exitosos no invierten tiempo ni energía en hacer hincapié en sus fracasos, ya que ven el fracaso como un paso pequeño y necesario en el proceso de alcanzar sus metas.
Tienes que mantener tus emociones bajo control
Las emociones negativas desafían tu fuerza mental a cada paso del camino. Si bien es imposible no sentir emociones, está completamente bajo tu poder manejarlas adecuadamente. Cuando dejas que tus emociones sobrepasen tu capacidad de pensar con claridad, es fácil perder la determinación. Un mal humor puede desviar la dirección elegida con la misma facilidad que un buen humor provoca excesos e impulsos.
Tienes que hacer cosas que temes
A veces tenemos que hacer cosas que no queremos, pero que sabemos son lo mejor a largo plazo: provocar a alguien, llamar a un desconocido, desechar un proyecto y empezar de nuevo. Es fácil dejar que un reto inminente te paralice, pero la gente más exitosa sabe que en estos momentos, lo mejor que pueden hacer es empezar de inmediato. Cada momento que se pasa temiendo resta tiempo y energía para hacer una tarea realidad. Las personas que aprenden habitualmente a tomar las decisiones más difíciles destacan como flamencos en una bandada de gaviotas.
Tienes que confiar en tu instinto
Hay una línea fina entre confiar en tu instinto y ser impulsivo. Confiar en tu instinto es una cuestión de mirar las decisiones desde cualquier ángulo posible, y cuando los hechos no presentan una alternativa clara, tienes que creer en tu capacidad de tomar la decisión correcta; tú vas con lo que parece y se siente bien.
Tienes que liderar cuando nadie más te sigue
Es fácil establecer una dirección y creer en ti mismo cuando tienes apoyo, pero la verdadera prueba de fortaleza es lo bien que resuelves cuando nadie más cree en lo que estás haciendo. Las personas con fuerza mental creen en sí mismas y mantienen el curso hasta que ganan a la gente y su forma de pensar.
Tienes que centrarte en los detalles, incluso cuando tu mente esté aturdida.
Nada prueba tu fuerza mental como los detalles especialmente cuando estás cansado. Estas personas, conforme tienen más retos, atacan y reciben con satisfacción los desafíos. Los números y los detalles no son una excepción a esto.
Tienes que ser amable con las personas que son groseras contigo.
Cuando la gente te trata mal, es tentador bajar a su nivel y actuar igual que ellos. Las personas con fuerza mental no permiten que otros pasen por encima de ellos, pero eso no significa que sean groseros. Tratan a las personas groseras y crueles con la misma bondad que a todos los demás, porque no permiten que la negatividad de otra persona los derribe.
Tienes que ser responsable de tus acciones, sin importar cuáles sean.
Las personas son mucho más propensas a recordar cómo lidiar con un problema, de lo que son para recordar cómo lo crearon. Al ser responsable, incluso si das una excusa, demuestras que te preocupas por los resultados más allá de tu imagen o tu ego.














 

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