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PRIMER Y SEGUNDO WITTGENSTEIN

 LA ÉTICA A TRAVÉS DE LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE

¿Podemos hablar con sentido sobre la ética? Parece razonable contestar a esta pregunta de manera afirmativa. Todos de alguna forma realizamos oraciones sobre temas éticos, y nos la tomamos como llenas de sentido, aunque quizás no estemos conformes con los principios éticos que las diferentes oraciones profesan.
A pesar de esto, Ludwig Wittgenstein -filósofo que marcará un antes y un después en la historia de la Filosofía-, en su gran obra Tractatus Logico-Philosophicus, obra de referencia de su primera etapa, nos expone que a través de sus consideraciones sobe qué es el lenguaje, las proposiciones éticas no tienen sentido, en el primer apartado explicaremos porqué. En la segunda etapa del autor, sí que tenemos razones para decir que la ética puede ser expresada con sentido a través del lenguaje. A pesar de esto, tanto para el primer Wittgenstein como el segundo, la ética tiene una gran importancia. Para exponer el pensamiento del primer y segundo Wittgenstein, el Tractatus Logico-Philosophicus, la Conferencia sobre ética e Investigaciones Filosóficas son relevantes.
Para exponer el pensamiento del primer y segundo Wittgenstein, esta entrada se dividirá en dos grandes bloques. El primero destinado al primer Wittgenstein, dentro del cual lo dividiremos en dos partes, primero introduciremos su Filosofía del Lenguaje, y luego expondremos sus consideraciones sobre ética. El segundo bloque estará destinado al segundo Wittgenstein, donde también lo dividiremos en dos partes, en la primera explicaremos su Filosofía del Lenguaje -diferente a la que sostuvo en su primera etapa- y luego expondremos qué consideraciones podemos extraer de tal planteamiento, aunque él no lo explicite del todo. Finalmente habrá un comentario final que intente recaptar la importancia de la ética, en las dos etapas de Wittgenstein.
1. EL PRIMER WITTGENSTEIN
1.1 FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
Es uno de los representantes de la tradición analítica, los cuales se caracterizan por tener como objeto de estudio el lenguaje y los problemas que éste suscita, porque entienden que la comprensión de su estructura puede solucionar gran parte de los problemas filosóficos tradicionalmente planteados, lo que hace que la reflexión filosófica tenga una fijación clara, y por ello no podemos entrar a exponer cuál es la concepción ética del autor expresada en su primera etapa sin mostrar cual es el desarrollo del estudio del lenguaje. Dicha concepción ética no es un punto de partida, sino que 
es uno de los puntos de llegada de la reflexión filosófica acerca del lenguaje, lo que quizás hace aún más atractiva la noción ética del autor, porque es algo que no creerías encontrar en una reflexión acerca del estatus del lenguaje, pero que la propia argumentación te lleva de una manera casi inevitable.
El Wittgenstein del Tractatus tiene en mente que el lenguaje actúa como una representación del mundo, y quiere organizar una teoría general de la figura, la cual debe mostrar las condiciones necesarias y suficientes para que pueda haber lenguaje con sentido.
Primeramente, presentaremos de una manera superficial las nociones que se desarrollan en el texto y después examinaremos con más atención las partes. El lenguaje es una representación del mundo, y para que las proposiciones expresen sentido, estas deben ser contingentes, deben decir cómo sería el mundo si ellas fuesen verdaderas, es decir, deben contrastarse empíricamente para evaluar su verdad o falsedad. Aquellas proposiciones que expresan estados de hechos necesarios no tienen sentido, porque no les hace falta una contrastación empírica para determinar su valor de verdad, y para Wittgenstein el mundo es contingente, no necesario.
Cuando nos dice que el lenguaje es una representación del mundo, quiere decirnos que el mundo comparte algo con la proposición que lo representa, que hace que efectivamente pueda ser una representación del mundo, sea esta verdadera o falsa. Para el autor las proposiciones con sentido son todas aquellas que son verdaderas o falsas por contrastación empírica: ‘para conocer si la figura es verdadera o falsa debemos compararla con la realidad’ (Wittgenstein).
Como mínimo la representación debe tener la multiplicidad lógica (mismas posibilidades de combinación), y para que sea adecuada, verdadera, sus constituyentes deben relacionarse de la misma manera que se relaciona el estado de cosas. Esto es algo importante en el autor, aquí se relacionan algunos puntos muy importantes, porque se deriva una de las tesis importantes de su filosofía: el isomorfismo entre lenguaje y mundo. Esto es evidente en la teoría de la figura, por cómo se constituye una representación adecuada, que ésta lo es, porque sus constituyentes se relacionan de la misma manera que en el estado de cosas, quiere decir que las cosas no son meros hechos aislados, sino que ‘el mundo es todo lo que acaece’(Wittgenstein) y ‘que los elementos de la figura estén combinados unos respecto de otros de un modo determinado, representa que las cosas están combinadas unas respecto las otras’(Wittgenstein, 1995).
En la ontología wittgensteniana del Tractatus hay objetos simples (hechos atómicos), pero estos no se presentan aislados, sino que su unidad mínima de expresión es la relación con otros hechos, porque al darse un objeto simple ya se conocen todas sus posibilidades de combinación ‘Si yo conozco un objeto, conozco también todas sus posibilidades de entrar en los hechos atómicos’,(Wittgenstein) pero al relacionarse con otros hechos se muestra una de las posibilidades de combinación que tiene el objeto, que quiere decir que podría relacionarse de otras maneras diferentes, pero lo hace de una determinada, que es lo mismo que afirmar que no hay 
nada necesario en el mundo, sino hechos contingentes, no aislados, sino relacionados con otros hechos.
Al decir que el mundo no es necesario, sino que es contingente, y que hay un isomorfismo entre lenguaje y mundo, nos muestra por qué las proposiciones que tienen sentido son las únicas que su verdad o falsedad se consolidan por su contrastación con el mundo. Justamente porque éstas son contingentes, no son necesarias. Lo que acaece en el mundo es contingente, no es necesario, y aquellas proposiciones que intentan expresar algo del orden de lo necesario se convierten en pseudo-proposiciones, son fruto de utilizar nuestro lenguaje de manera equívoca. Con el lenguaje no se puede expresar nada del orden de lo necesario con sentido, porque no son figuras del mundo.
1.2 DERIVACIONES ÉTICAS
Una vez expuesta la teoría general del lenguaje, grosso modo, podemos hablar de qué es la ética para el autor. En ella se expresan juicios de valor y tienen un carácter de necesidad, lo que hace que no sean figuras del mundo, porque su valor de verdad no se determina a través de la contrastación empírica, sino por ellas mismas. Esto hace que el autor las caracterice como pseudo-proposiciones, porque no se refieren a estado de cosas de la realidad, sino a algo que traspasa los límites del mundo, al que el autor se refiere como inefable.
Podría entenderse que en tanto que la ética es caracterizada como un conjunto de pseudo-proposiciones, -que no son figuras de la realidad porque no hablan de ella, sino que traspasan su límite- que el autor considera que éstas no tienen valor significativo porque no pueden expresar cómo es el mundo, que no pueden decir nada del mundo. A pesar de ello, considero que no es esto sea lo que tiene en mente el autor, sino que para él la ética es algo muy valioso, aunque a nivel lingüístico no puedan expresar un significado. Esto lo muestra la propia Conferencia sobre ética, ya que ahí mismo dice que quería ‘[…] hablar de algo que me interesa comunicarles’(Wittgenstein)por lo que es un tema del que pretende hablar y no cree que sea algo banal, porque pudiendo dedicar la conferencia a otro tema decide realizarla sobre la ética, también comenta ‘decidí hablarles sobre un tema [la ética], en mi opinión, de importancia general’(Wittgenstein), esta cita muestra que entiende que la ética es de importancia general, aunque para él esta esté caracterizada de una forma que no es la manera clásica de referirse a ella.
El texto de la Conferencia sobre ética pertenece a la primera etapa del pensador, porque a la hora de argumentar qué es la ética se basa en el planteamiento lingüístico expuesto en el Tractatus. Aquí las proposiciones éticas no son tales proposiciones, sino pseudo-proposiciones, esto lo vemos claro cuando dice que los términos involucrados en las pseudo-proposiciones éticas tienen un doble carácter: el relativo y el absoluto. El primero no presenta problema para analizarse porque ‘la palabra “bueno” en sentido relativo significa simplemente que satisface un cierto estándar predeterminado’(Wittgenstein), pero el sentido absoluto carece de sentido porque no necesitaría de la contrastación para determinar su valor de verdad, porque son juicios de valor, pero en el mundo sólo hay estado de cosas, por lo que las expresiones éticas no se refieren al mundo, sino a algo que las sobrepasa.
Las pseudo-proposiciones sólo pueden mostrar, no dicen nada del mundo. Esto es lo que hace el propio autor en la Conferencia sobre ética, pretende mostrar cómo son las expresiones éticas y hacer ver que estas no pueden tener sentido porque no se refieren al mundo. Ellas sólo muestran una necesidad que en realidad no reside en el mundo, sino que lo sobrepasa, por eso mismo dice ‘la ética, de ser algo, es sobrenatural y nuestras palabras sólo expresan hechos’(Wittgenstein), cuando el autor se refiere a que la ética es del orden de lo sobrenatural, no debe entenderse en sentido teológico/religioso, sino que es algo que no forma parte del mundo, porque éste no contiene nada del orden de lo necesario, sino de lo contingente. Queda claro que con el lenguaje no podemos expresar aquello del orden de lo ético, pero no creo que esto le quite importancia a la ética, sino que simplemente se muestra cómo con nuestro lenguaje, por ser figura del mundo, no puede contener expresiones éticas, cosa que no implica necesariamente que ésta no tenga importancia o valor. Finaliza la Conferencia sobre ética con una oración que refleja todo esto: ‘Lo que dice la ética no añade nada, en ningún sentido, a nuestro conocimiento. Pero es un testimonio de una tendencia del espíritu humano que yo personalmente no puedo sino respetar profundamente y que por nada del mundo ridiculizaría.’(Wittgenstein). La tarea filosófica principal del autor es desentrañar la estructuración misma del lenguaje, y con él no se puede expresar nada del orden de lo ético, pero no por ello está falta de importancia. El primer Wittgenstein simplemente dirá que todas aquellas proposiciones de carácter absoluto están más allá de los límites del lenguaje, son de carácter transcendental (Wittgenstein).
Durante toda la Conferencia sobre ética se deja ver un carácter subjetivista de lo que es la ética, cuando pone ejemplos de lo que para él son expresiones éticas siempre hay un sesgo individualista
y creo que esto es una muestra de la pertenencia de este texto a la primera etapa de Wittgenstein. Porque en su misma reflexión del lenguaje hay un componente subjetivista, ya que la misma reflexión parte del puro razonamiento teórico y no al uso del lenguaje mismo, en esta etapa no presta atención al uso corriente, tanto que llega a decir ‘el solipsismo, entendido de manera consecuente, coincide con el puro realismo’ (Wittgenstein, 1995), al haber una igualdad entre solipsismo y realismo se entiende que la ética no sea para él un uso práctico dentro de una comunidad, sino algo puramente subjetivo.
Wittgenstein cierra el Tractatus diciendo ‘De lo que no se puede hablar hay que callar’ (Wittgenstein) pero no hay que entenderlo de una manera tajante, porque él mismo dedicará una conferencia al tema de la ética, como hemos mostrado.
2. EL SEGUNDO WITTGENSTEIN
2.1. FILOSOFÍA DEL LENGUAJE
En esta etapa el autor abandona la actitud mentalista del significado que tenía en su primera etapa y realiza toda una crítica a la actitud mentalista en filosofía del lenguaje, la cual no desarrollaremos porque se podría dedicar un artículo al tema. Partiremos de la idea del segundo Wittgenstein de que sólo se puede filosofar sobre el lenguaje una vez se atiende al uso cuotidiano del lenguaje para poder entenderlo y mostrar su estructura. Esto se desarrolla en la obra de referencia de esta etapa: Investigaciones filosóficas (1935), que como vemos está muy próxima cronológicamente a la Conferencia sobre ética (1930), que, aunque perteneciendo al primer Wittgenstein, se puede ver cómo le presta más importancia al uso lingüístico ‘Y para que vean de la forma más clara posible lo que considero el objeto de la ética voy a presentarles varias expresiones más o menos sinónimas […]’(Wittgenstein).
En esta etapa el autor se da cuenta de que basándose en la concepción del lenguaje de su primera etapa incurriría en algunos errores lingüísticos y que estos se deben por no tener una concepción sinóptica del lenguaje, porque no atendía al uso del propio lenguaje. Esto le lleva a repensar la estructura del lenguaje bajo una visión más amplia de éste, y que normalmente se caracteriza a esta nueva propuesta sobre el lenguaje bajo el eslogan ‘¡no pienses, sino mira!’(Wittgenstein), en la que se nota el énfasis en la atención al uso y no tanto a la reflexión teórica. Aunque abandona las convicciones teóricas de la primera etapa no deja de pensar el lenguaje como algo que es normativo, que está organizado por normas, y que se pueden distinguir usos correctos e incorrectos de éste.
Los conceptos lingüísticos que se dan en la normatividad del lenguaje no se deben entender que se apliquen de manera suficiente y necesaria como se hacía en el Tractatus, porque nos haría incurrir en diferentes errores. Sino que se debe entender que los conceptos se aplican de la misma manera que un juego, en el cual no todos se aplican de la misma forma, no hay nada común a todos ellos, pero no quiere decir que su aplicación sea totalmente arbitraria, porque todos ellos están sujetos a reglas y distinguen usos correctos de incorrectos, por lo que son normativos, pero sí que podemos ver en todos ellos que hay cierta semejanza. Wittgenstein dirá que todos ellos tienen un aire de familia. Para esta concepción de ‘juego’ en el lenguaje, el autor nos propone una expresión para captar el significado de algunos términos del lenguaje, el de conceptos cúmulo: que un mismo concepto obedece a diferentes prácticas lingüísticas, a diferentes usos, que todos ellos comparten un aire de familia, pero que no hay nada objetivo común a ellos. A esta variedad de usos del lenguaje, el autor los califica como juegos del lenguaje, que estos no son más que las diferentes situaciones en las que se pone de manifiesto los usos del lenguaje. Es el propio uso del lenguaje, que conecta expresiones lingüísticas con actos no lingüísticos, donde se genera el propio significado del lenguaje. Atendiendo a esta concepción del lenguaje, vemos como el significado no queda marcado por la propia teorización del lenguaje, sino que es necesario observar los diferentes usos para ver cómo y de qué manera se conforman los significados. Dicha concepción no se cierra en sí misma, como en el Tractatus sino que necesita del contacto con diferentes hablantes para poder categorizar el significado del lenguaje. (Wittgenstein)
Ahora el sentido de las proposiciones ya no está determinado por si es una figura, verdadera o falsa, del mundo, es decir si lo representa. Ahora el sentido se configura en la manera en que utilizamos las proposiciones dentro del juego del lenguaje al que pertenece, es decir, si usamos la proposición de la manera en que se suele utilizar en dichas situaciones. En el segundo Wittgenstein se fija en que la proposición corresponda con la práctica usual de ésta, dentro de un juego del lenguaje determinado, el cual distingue los usos correctos de los incorrectos. Los usos correctos son los que el uso de la proposición concuerda con el uso que tiene dentro de ese juego del lenguaje, y el uso incorrecto es usar una proposición dentro de un juego del lenguaje al cual no pertenece dicho uso. Esto último el autor califica diciendo que la proposición no está en su tierra natal y aquí es donde entiende que tiene su función la filosofía, que sería la de devolver a la proposición a la que tierra natal que pertenece, que es el juego del lenguaje en el que se emplea correctamente dicho uso del concepto. Además, cada juego del lenguaje está reglado, y tiene reglas de uso del lenguaje, por lo que comprender un lenguaje es seguir las reglas de éste, pero las reglas mismas no determinan el significado, necesitan de una interpretación para llevarlas a cabo, la interpretación sola no determina tampoco el significado, para que el lenguaje sea posible hemos de reconocer un vínculo de carácter constitutivo con la acción.
2.2. DERIVACIONES ÉTICAS
El segundo Wittgenstein al atender al uso que hacemos del lenguaje para poder comprender cómo se caracteriza, las distinciones entre proposiciones y pseudo-proposiciones ya no es efectiva, ahora debemos hacer un uso correcto de nuestras proposiciones atendiendo a las reglas del juego del lenguaje e interpretaciones que hacemos de éstas, las cuales son una determinada práctica humana, un uso estable que nos ha sido inculcado por la sociedad en la que estamos inmersos.
Ahora podemos entender la ética como un juego del lenguaje más, las proposiciones éticas con el segundo Wittgenstein podríamos decir que sí que tienen sentido porque están dentro de un juego del lenguaje el cual está compuesto de unas reglas, las cuales se siguen conforme una interpretación que adoptamos al estar inmersos dentro de una estructura social que nos impone cómo debemos utilizar las proposiciones éticas para que estas adquieran sentido dentro de un juego del lenguaje determinado. Con esta interpretación podemos catalogar que las proposiciones éticas se pueden expresar mediante el lenguaje, y con pleno sentido, cosa que con la concepción del primer Wittgenstein del Tractatus no podíamos hacer.
El segundo Wittgenstein podría estar conforme en categorizar que la ética se compone por expresar hechos absolutos. Aunque estos lo son en tanto que pertenecen a una sociedad la cual ha adoptado unas reglas para la utilización de proposiciones éticas con una determinada interpretación, que los sujetos deben acatar si quieren utilizar las proposiciones éticas de manera correcta, es decir, dotadas de significado. Por lo tanto, el segundo Wittgenstein entendería que la ética expresa lo absoluto, pero dentro de un juego del lenguaje determinado adoptado por una sociedad en particular. Aquello del orden de lo necesario que expresa la ética queda reducido al uso particular de un juego del lenguaje adoptado en una sociedad concreta.
3. CONSIDERACIONES FINALES
La obra filosófica general de Wittgenstein el objeto de estudio es el lenguaje, y aunque en las dos etapas hay una gran diferencia de método de estudio de éste, todas dos pretenden entender el significado subyacente de éste. Pero justamente al comprender cómo se da el significado del lenguaje, se derivan diferentes nociones que no son únicamente lingüísticas, por ejemplo: éticas, lo cual a primera vista resulta un tanto chocante que de una reflexión lingüísticas se puedan extraer consideraciones éticas, pero en los dos períodos del autor resulta esclarecedor cómo sucede esto.
Además, las consideraciones éticas derivadas no son totalmente destructivas, como podría pensarse del primer Wittgenstein, sino todo lo contrario, se le atribuye un carácter de gran importancia, aunque para el primer Wittgenstein no se pueda expresar mediante el lenguaje con sentido, pero para el segundo Wittgenstein sí que podría entenderse que la ética formaría ella misma un juego del lenguaje donde los conceptos adoptan un uso diferente al que tienen en otro juego del lenguaje distinto, por lo que la ética tendría un contacto directo con el actuar, no se quedaría estancada en la mera reflexión individualista. En los dos periodos filosóficos de Wittgenstein, la ética mantiene su importancia, aunque expresa de dos modos diferentes.


















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