Antes de quererte, me quiero
Déjame
decirte que antes de entregarme a ti necesito entregarme a mí misma, conocer todos mis ángulos y
adentrarme por las zonas más silenciosas y oscuras de mi alma. Quiero conocer todos y cada uno
de mis secretos, saber qué me hace bien y qué me hace mal e indagar en sus
porqués. Soy de las que piensa que antes de un te quiero hay que saber decirse me
quiero para ser justos uno con el otro.
Necesito
saber cuáles son mis heridas y cuál es el punto exacto que las hace sangrar
de nuevo. Conocer mis fortalezas y saber qué es aquello que más
me define, cuál es mi huella, mi punto fuerte… para luego cuando la ocasión lo
requiera regalártelo con una sonrisa. Prefiero primero quererme para así poder
quererte bien y sanamente. Y si aún dudas, no te preocupes, cuando termines de
leer esta escrito comprenderás todo lo que te digo.
Cuando no sabía quererme
Comencé a darme cuenta de
la importancia de quererme cuando me había olvidado de hacerlo. Justo cuando peor estaba y me dedicaba a
mendigar amor a otros para sentirme bien.
Mi falso bienestar
dependía de la aprobación de
los demás y
de su estado de ánimo. Si
decidían valorarme y regalarme algún halago creía ser feliz, en cambio cuando
me criticaban y menospreciaban me consideraba una fracasada. Sin saberlo
entregaba las llaves de mi bienestar a cualquiera, olvidándome de mí.
A tanto llegué que terminé siendo
aquella que otras personas querían y para mí era una completa desconocida. Ni
siquiera sabía qué me gustaba, a dónde quería ir o cuáles eran mis sueños
porque todo me lo decían. Me negaba a mí misma la oportunidad de conocerme, aunque la verdad es que ni siquiera sabía que esto era
posible.
Un buen día exploté, a solas, pero lo hice.
Al principio no sabía que me pasaba, solo sentía malestar y lloraba, pero con
el paso del tiempo me di cuenta que fue una llamada de socorro a mí misma. A
partir de ahí, comencé a ser consciente de que no podía seguir
siendo alguien a medias y a expensas de lo que los demás pensaran. Me cansé de ser quien no era para que el resto
estuviera bien y comencé a descubrirme poco a poco. Comencé a quererme.
Me quiero así, imperfecta pero auténtica
De
repente fui consciente de que podía ser más independiente de lo que imaginaba, que mi opinión también era
válida y que mis ojos eran bonitos. Me encantaba darme cuenta de que sabía
actuar sin que otros me dieran su visto bueno (aunque créeme, me costó mucho…).
Me apreciaba, me preguntaba cómo estaba
y si el día había aparecido nublado incluso me proponía hacer planes para hacer
que saliera el sol. Ya
no me hacía falta que otros me dijeran lo que valía porque yo, de manera
autónoma, era capaz de reconocerlo; si me regalaban alguna crítica o no sabía hacer
algo, no era de mí de quien dudaba.
Aprendí a amar mis defectos e intentar mejorarlos y a
valorar mis logros y habilidades, y con ello abandoné el obsesivo pensamiento de ser
perfecta para gustar a todos. Ahora, amo mis imperfecciones porque de otra
manera sería como amputar una parte de mí…
Me quiero para poder
mostrarme auténtica ante ti y no fingir ser quien no soy.
Me quiero para evitar que me rescates
Seguro que te preguntarás qué tiene que ver todo esto con
quererme para poder quererte, pero es necesario que lo sepas porque así
comprenderás como podía haber sido mi relación contigo cuando ni yo daba un
real por mí misma.
Si no me quiero colocaría
en ti la obligación de recordarme quién soy y de estar constantemente saciando mis dudas
sobre tu amor y mi desconfianza. Serías tú el responsable de cómo me siento o
al menos es cómo yo lo percibiría y actuaría en consecuencia. Tendrías que
rescatarme cada vez que mis inseguridades aparecieran en escena para cuestionar mi
valor.
No sería un amor sano, sino más bien nuestra relación sería el intento de curar mis heridas. Con esto no digo que cuando me encuentre mal no me
aportes tu calor o me ofrezcas tus brazos como refugio, sino que tú no eres el responsable
de recordarme cada día quién soy y cuánto valgo para que yo pueda sentirme
bien. Esta es mi tarea.
Me niego a que seas el que paga por los
fantasmas de mi pasado. Por eso necesito tiempo para quererme, para ubicar mis
miedos y mis vulnerabilidades y no arrastrarlos para que nos perjudiquen.
Porque no tienes que rescatarme ni
salvarme de mis vacíos, no eres mi salvador.
Me quiero para darte
lo mejor de mí y no responsabilizarte de mi malestar. Me quiero porque mi
propósito es crecer contigo.
Lo que quiero es compartir mi camino contigo desde la
confianza y el entendimiento para construir un amor lejos de la necesidad y seguir
creciendo. Por eso antes de quererte, me quiero. Porque no quiero
perderme en la relación sino perderme contigo.
Cuando me miré al espejo no me acepté, siempre me pareció ser un tipo antipático, mucho tiempo después me miré y me caí mas o menos bien, fui madurando y aprendí que para querer a alguien debo quererme a mi mismo, ahora me miro al espejo y me acepto y siento que me estoy enamorando de mi mismo, pero mi mamá siempre me dijo no se junte con ese tipo que no te conviene, me enamoré de mi mismo y me acepto como soy, ahora te puedo querer como eres, aceptas ?
ResponderBorrarBellasArtes-ArteUniversal
BANCO DE IMAGENES
Medellin 3178241393