«Hoy,
ya no me veo como me veía hace unos días, semanas, meses o años…»
Ya no me
veo contestando cada insulto que me dan. Simplemente he aprendido que el
insulto no es para mí, es para la persona misma que me lo está dando.
Ya no me
veo escuchando cada queja de la gente alrededor. He aprendido a respetarme y a
decidir no ser el basurero emocional de nadie.
Ya no me
veo escuchando a alguien y buscando en mí una historia más trágica, para
demostrarle que a mí también me ha pasado lo que a él o a ella. Ahora, solo
escucho y limpio memorias. Por alguna razón me lo están compartiendo.
Ya no
tomo responsabilidades que no me corresponden, ni explico el por qué no lo
hago.
Ya no
discuto con la gente para salvar mi honor o mi nombre. Eso, es solo parte del
ego que me ha llevado a equivocarme y que al final, no le ha aportado
mucho a mi vida. El que crea que tengo honor que lo crea, y el que no, lo
respeto y bendigo su camino.
Ya no me
veo angustiada porque alguien deja de hablarme o alguien ya no me quiere en su
vida. Es su vida y es su espacio, por lo tanto, respeto la decisión, de todas maneras,
si ya no me desea cerca, no creo que tenga mucho para aportarme. Al final son
elecciones y está bien.
Ya no me
veo preguntando aquí y allá por algo que quiero saber. Si lo quiero saber, voy
a la fuente.
Ya no me
veo triste, enojada, frustrada, deprimida o cualquier emoción que baje mi
vibración. No por qué no vaya a volver a sentirlas, sino por qué desgasto esas
emociones tan rápido como puedo y me enfoco en volver a tomar vuelo para ser
quien realmente soy.
Hoy, ya
no veo cómo antes, ni siquiera como ayer, así que día a día soy mi mayor
experimento, mi mayor investigación, mi mayor hallazgo.
Todos los
días, me descubro, me callo y miro dentro de mí. No es que menosprecie a los demás,
es que estoy muy asombrada de mí misma y ahí, es donde deseo mi energía para vivir.
Para enfocarme en mi misma.
Ya no me
veo caminando por la vida sin luz, sin Dios, sin magia, sin amor incondicional.
Ya no me veo pensando que Dios está afuera de mí y que el cosmos es algo lejano
que nunca conoceré.
Hoy, ya
no me veo como me veía hace unos días, semanas, meses o años, y es que decidí
que cada día era necesario evolucionar y que cada día podía usar mi varita mágica
para obtener lo que me hace feliz.
Ahora la vida para mi es: reír, compartir alegría, gozar
cada momento y hacer que cada día sea mejor. Ah, una cosa digo; preocupación
palabra que salió de
mi
diccionario.
Comentarios
Publicar un comentario