La Luna y
el Sol, un amor imposible
La luna y el sol representan dos
luminarias que, durante milenios, han sido adoradas por las más diversas
culturas. En la mayoría, la Luna representa los atributos femeninos, mientras
que el Sol hace referencia a los masculinos. Esta leyenda nos narra el origen
del amor imposible y eterno entre el Sol y la Luna.
El Sol un hermoso joven de dorada
cabellera y que montaba un brioso caballo, observó a lo lejos una bellísima y
misteriosa mujer llamada Luna, de piel muy blanca y con una hermosa cabellera
negra, quedando inmediatamente enamorado de una forma tan ardiente, como
solamente puede ser capaz de sentir un astro lleno de fuego como lo era él.
Cuando se acercó, vio que ella y
solamente ella era capaz de reflejar su luz de una forma que la volvía fría y
serena al mismo tiempo y, que, asimismo podía reflejarse como nunca había conseguido
hacerlo con nadie que conociera.
Ese fue el principio de un
romance apasionado, intenso entre estos dos astros condenados a vivir un amor
imposible.
Un día fatídico, Dios los llamó a
su presencia, les informó muy serio, su destino para lo cual habían sido
creados, y que tenían unas funciones muy importantes que cumplir.
Tú Sol, todos los días te
levantarás muy temprano para dar calor a los hombres, hacer crecer las cosechas
y alumbrar mi creación para que sea admirada por todos. Tu reino será el día y
los hombres te tendrán culto y serán felices bajo tu energía. El Sol quiso
intervenir entonces, Dios lo interrumpió.
Un momento que aún no he
terminado. Te denominarán el Astro Rey, porque serás el astro más importante
del cielo. Al Sol esto le halagó mucho su vanidad y prefirió no interrumpir a
Dios, que ahora se dirigía a la Luna:
A ti, mi querida y hermosa Luna,
te nombraré reina de la noche, alumbrarás a los viajeros y marcarás el cielo de
las aguas. Inspirarás a los poetas y acompañarás a los amantes muy placenteros
con tú luz.
El Sol se fue muy contento a
cumplir su tarea y de forma casi militar se presentó día tras día tal y como le
había ordenado Dios.
La Luna, sin embargo, se sintió
traicionada por la actitud del Sol y algunas noches se negaba a alumbrar. En otras,
alumbra solamente un poco y las menos, cuando está muy feliz y pletórica,
alumbra el cielo como si estuviera preñada por el amor del mismo Sol.
El Sol sintiéndose un poco
culpable de haber renunciado a su amor verdadero a cambio de su título, fue a hablar
con Dios y le contó que la Luna estaba deprimida. Ya sabes como son las
mujeres, le dijo. Pero Dios, que es totalmente compasivo, lleno el cielo de
estrellas para que le hicieran compañía a la Luna y a cambio le pidió que se
mantuviera llena todas las noches, ya que así se veía más guapa. Pero la Luna,
fiel a sí misma y rebelde como era, dijo que se mostraría tal y como se
sintiera, y que su aspecto tan sólo sería el reflejo sus emociones.
Y así fue como, a partir de
entonces, el comportamiento de la Luna y el Sol fue emulado y repetido por
generaciones entre mujeres y hombres respectivamente, así como el amor que se
profesaban entre ellos.
La leyenda cuenta que cuando hay
un eclipse, es porque el Sol se escapa a la alcoba de la luna para yacer con
ella (o viceversa, la Luna a veces también lo hace) y que el brillo de la pasión
de ambos es tan intenso, que si alguien decide mirar al cielo en el momento que
ambos yacen juntos, podría quedarse cegado de tanto amor.
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