A
principios del siglo XX, un médico llamado Knock, fue el encargado de quitarle
de la cabeza a las personas la idea de la salud.
Siempre decía: «¡Toda persona sana es un
enfermo que ignora que lo es!».
Knock empezó
a ejercer en un pueblo montañés llamado Saint Maurice; sus habitantes estaban
sanos y no iban al médico.
Entonces,
¿Cómo podía un principiante atraer a su consulta a aquellas personas llenas de
vida?
Knock
aduló al profesor del pueblo y consiguió convencer a los aldeanos acerca de los
presuntos peligros que le deparaban los seres vivos más diminutos.
Contrato
al tamborilero del pueblo y le hizo anunciar que el doctor invitaba a todos a
una visita gratis.
Para
limpiar la inquietante propagación de enfermedades de todo tipo, que desde hace
algunos años se extienden por nuestra región, antaño tan sana.
¡La
sala de espera se llenó hasta los topes!
En sus
visitas, Knock diagnosticó síntomas extraños e inculcó a los ingenuos aldeanos
la necesidad de un cuidado permanente.
A
partir de entonces, muchos de ellos guardaron cama y lo único que tomaban, como
mucho, era agua.
Al
final, la aldea se transformó en un hospital; de personas sanas, solo quedaban
las justas para cuidar a los enfermos.
Pues
bien, la concepción de la medicina de Knock, es plenamente vigente en la
actualidad, ¡pues trata de cómo las personas sanas son convertidas en
pacientes!
Los
grupos farmacéuticos que operan globalmente y las asociaciones de médicos
conectadas internacionalmente, definen de nuevo nuestra salud.
Los
altibajos naturales de la vida y los comportamientos normales son tergiversados
de forma sistemática y convertidos en estados patológicos.
Las
empresas farmacéuticas patrocinan la invención de cuadros clínicos completos y
consiguen así nuevos mercados para sus productos.
Para
cada enfermedad hay una pastilla. Y cada vez con mayor frecuencia, para cada
nueva pastilla hay también una nueva enfermedad.
En inglés,
este fenómeno ha recibido un nombre: «DISEASEAS MONGERINN», tráfico de
enfermedades.
Y ASÍ,
LOS INVENTORES DE ENFERMEDADES OBTIENEN SU DINERO, GRACIAS A LAS PERSONAS
SANAS, A LAS QUE SE LES CONVENCE DE QUE ESTÁN ENFERMAS.
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