Despiertas tan temprano con tu túnica roja
y cuanto más lejano mayor es mi congoja
Quién
pudiera contemplar tu plenitud de diosa,
arrullarte como el mar en sus ondas azules,
y en tu traje señorial de blancura pomposa
llevarte a bailar bajo los abedules.
Quién
pudiera tu melena ensortijar rubicunda,
Heme en noches quejumbrosa, Sabiéndome ajena
Quien pudiera ser lucero en tu áureo escote
y al declinar la aurora, en fulgor noctívago
llevarte una noche a un romántico islote,
despertar en la orilla de prodigioso lago.
¿Quién
pudiera, quién pudiera ser un mago,
acariciar tus galas, peregrina noctámbula?
en la
umbrosa noche ven besa mi mejilla
heme aquí entristecida, abatida, sonámbula,
Recubriré
tus cumbres de flores amarillas
Quién
pudiera ser blanca rosa de armiño
a la que entibias galante, pródigo de agasajos
quién pudiera asolearse su abierto corpiño
en joyas de diamante en resplandores vistosos
Llegar a tu altivez en barca o chalana
en tu pecho cobrizo despertar cada mañana.
Te
Espolvoreo de oro, me cubres de celofán
se reviste de jade tu silueta de plata
galopas en mi lomo, en alfombra escarlata
en espléndido eclipse mi ninfa lunar.
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