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EL MIEDO Y LA MENTE

 

El miedo es un sentimiento subyacente que nos ayuda a estar alerta ante los peligros, evitar situaciones de sufrimiento y la máxima supervivencia. Aunque es un sentimiento desagradable nos ayuda a no realizar actos temerarios. Antes de nada, debemos de diferenciar entre dos clases de miedo, el miedo físico y el miedo psicológico. Hablamos de miedo físico cuando por ejemplo nos amenazan con un objeto punzante, sabemos que nuestra supervivencia corre peligro y se activa el miedo. Sin embargo, el más preocupante es el miedo psicológico o imaginario ya que es aquel no nos hace ver situaciones de peligro inexistentes.

El miedo psicológico es mucho peor que el real ya que este puede prevenir de peligros, sin embargo, el imaginario puede provocar una mala jugada de nuestra imaginación y que está supere a la razón dando lugar a la desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc.
El escritor Eckhart Tolle y su teoría en El origen del miedo dice: “Mientras esté identificado con su mente, el ego gobernará su vida, como he señalado antes. Por su naturaleza fantasmal, y a pesar de los elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se ve a sí mismo constantemente amenazado. Ese, a propósito, es el caso incluso si el ego exteriormente aparece muy seguro de sí mismo. Ahora bien, recuerde que una emoción es la reacción del cuerpo a su mente. ¿Qué mensaje del ego está recibiendo el cuerpo continuamente, el falso ser elaborado por la mente? Peligro, estoy amenazado. ¿Y cuál es la emoción que genera este mensaje continuo? Miedo, por supuesto.”
Piensa en un miedo externo como el miedo a suspender un examen, y un miedo interno como el miedo a no ser querido, ambos provienen de un mismo origen, un pensamiento. Los pensamientos están proyectados en el tiempo, en el futuro “miedo a perder mi trabajo” o “a volver a tener una enfermedad”, pero no en el presente. Esos pensamientos de futuro provocan ansiedad en el presente que se expresa más o menos dependiendo de las personas o del grado de miedo.
EL MIEDO EN EL CEREBRO HUMANO
La sensación de temor depende de una compleja red cerebral, no solo de la amígdala, como se pensaba hasta ahora. El miedo es una respuesta que activa nuestro cerebro ante una posible amenaza. Esta origina cambios en la fisiología, los pensamientos y la conducta.
FRANK HERBERT TENÍA RAZÓN: El miedo es el asesino de la mente
Nuestra libertad es nuestra esperanza y felicidad. No debemos regalarla por miedo.
No debo temer. El miedo es el asesino de la mente. El miedo es la pequeña muerte que trae la destrucción total
Frank Herbert, notable escritor de ciencia ficción, estaba siendo científicamente objetivo cuando incluyó esta línea en su novela Dune. El miedo es, de hecho, el asesino de la mente.
No me malinterpreten, el miedo tiene un propósito. Hay veces en que el miedo está justificado, y sus efectos en nuestros cerebros y cuerpos son necesarios para mantenernos vivos. Todos hemos sentido esa descarga de adrenalina cuando algo nos asusta -nuestro reflejo de lucha o huida que nos prepara para la batalla o para salir corriendo- y tiene un importante propósito evolutivo.
Pero el aumento de la velocidad y la fuerza junto con el aumento de los sentidos, nuestra mente acciona como todas las cosas, vienen con compensaciones. Debido a que el proceso del miedo implica que múltiples porciones de nuestro cerebro hagan cosas complicadas como coordinar la liberación de varias hormonas y neurotransmisores y limitar el suministro de sangre a procesos "no esenciales" (como la digestión), no puede hacer otras cosas también. De acuerdo con la Universidad de Minnesota,
El miedo puede interrumpir procesos en nuestro cerebro que nos permitan regular las emociones, leer señales no verbales u otro tipo de información que se nos presente, reflexionar antes de actuar y actuar éticamente. Esto afecta nuestros pensamientos y la toma de decisiones de forma negativa, dejándonos susceptibles a emociones intensas y reacciones impulsivas. Todos estos efectos pueden dejarnos incapaces de actuar adecuadamente. Y, la mente como vacía por algunos momentos, a menudo nos impide, a todos nosotros, tomar decisiones inteligentes y bien pensadas.
Estos efectos secundarios generalmente se desvanecen una vez que nuestro miedo lo hace. Después de todo, los humanos no están hechos para sentir miedo constantemente. A veces podemos saber que nuestros miedos no son racionales. Pero los pensamientos desordenados -como el trastorno de estrés postraumático, los trastornos de ansiedad y pánico y las fobias- no escuchan bien a la racionalidad. 
La primera cita de Frank Herbert continúa:
"Enfrentaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado, giraré el ojo interno para ver su camino. Donde el miedo se ha ido, no habrá nada. Sólo yo permaneceré.
Esta crisis terminará, como todas las cosas terminan. Eso no está en duda.
La pregunta que existe, sin embargo, es cuando el humo se haya disipado y salgamos de nuestras cuarentenas, ¿habremos enfrentado nuestros miedos, les habremos permitido pasar por encima y a través de nosotros, y seguiremos siendo individuos libres? ¿O habremos permitido, en un destello de terror, que nos obliguen los dictados de los demás?
Los seres humanos se encuentran en la eterna búsqueda por entender cómo funciona la mente, queriendo entender, además, el más grande misterio, las emociones. El término emoción se refiere a un movimiento o impulso, “aquello que te mueve hacia”, es sentir la motivación de hacer algo, cambiar rutinas, empezar de nuevo.
EL MIEDO TERMINA CUANDO TU MENTE COMPRENDE QUE ES ELLA LA QUE CREA ESE MIEDO
dar un paso al frente y actuar.  Ello no quiere decir que vayamos a acertar siempre al 100%. Realmente forma parte de lo que es vivir.
El miedo es una de las emociones más importantes que tenemos, nos ayuda a sobrevivir y su principal función es protegernos.  A través de esta emoción desencadenamos mecanismos de defensa para continuar vivos, si bien, cuando este miedo se vuelve irracional y nace de la confusión de nuestra mente y de nuestros pensamientos desbordados sin sentido, se transforma en una emoción que nos incapacita para progresar, convirtiéndose en un gran muro que limita todo nuestro potencial
Nuestro cerebro está diseñado para permanecer en la zona de confort (supervivencia) “más vale malo conocido que bueno por conocer” por lo que, el cambio no es fácil. En definitiva, cuando sientes que lo que estás haciendo, como te comportas o la vida que llevas, te hace infeliz, se ha vuelto limitante, des adaptativa y no está conectada ni alineada con lo que eres en lo profundo de tu interior.
El miedo te utiliza a ti o tu utilizas el miedo.  Cualquier emoción que te produzca perturbación y un secuestro emocional se convierte en des adaptativa y el miedo no es una excepción.  En cambio, si aprovechas la emoción como una alerta para prestarte atención y escuchar que te está queriendo decir, podrás utilizarla para conectarte con tu equilibrio, no es fácil, nadie dijo que lo fuera, pero vale la pena.  Es cierto que toda decisión tiene su cara y su cruz, y a veces es difícil escoger, por lo que, es muy importante que identifiques que lado de la moneda es más importante para ti y que te conecta y honra realmente con lo que tú eres.  
Obviamente no es necesario lazarse desde un precipicio sin red, pero una vez analizada la situación, valorando los pros y los contras y sobre todo tener un buen autoconocimiento de uno mismo hay que 
¿Sabes cuantos intentos realizó Thomas Edison antes de inventar la bombilla?  No le salió a la primera, sino que realizó más de mil intentos, hasta el punto de que un discípulo suyo le preguntó el por qué persistía en construir una bombilla, si tras más de 1000 intentos no había conseguido más que fracasos, Edison, respondió: “No son fracasos, he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla”.
Cómo Superar el Miedo
Claves que te pueden servir de orientación para que puedas identificar y empezar a gestionar aquellos miedos que te están limitando, impidiendo avanzar y progresar.
Identificar el miedo. En Primer lugar, hay que reconocer y admitir que tienes miedo.  Sabes que el miedo existe y admites que lo sientes. Es normal sentir incomodidad al reconocerlo, pero para poder cambiar una situación primero hay que reconocerla y ser consciente de que existe.  No hay nada malo en tener miedo, el miedo forma parte de todos nosotros, y es necesario que sea así.  Lo importante, es aprender a utilizar el miedo a tu favor y no en tu contra. En Segundo lugar, identifica a qué exactamente tienes miedo, esto te ayudará a tomar conciencia de tus pensamientos y hacia donde estas dirigiendo tu energía.  
Gestionarlo. Una vez identificados y habiéndolos mirado a la cara, el siguiente paso es aprender a gestionarlos: entender cómo se originan, en qué situaciones se producen, por qué se generan, qué haces cuando aparecen etc.  Analizar este tipo de situaciones te ayudará a entender por qué aparece el miedo y que función “positiva” tiene este comportamiento (a pesar de que este siendo des adaptativo o negativo «el comportamiento» está buscando algo “positivo”). El cerebro, la mente siempre, y repito, siempre, tiene una intención positiva en cada uno de los comportamientos y pensamientos que.  
Pasar a la Acción. La mejor manera de combatir el miedo es pasar a la acción, dar un paso al frente y probar cosas diferentes de las que has hecho hasta ese momento. Hay una frase maravillosa de Albert Einstein que lo resume muy bien y dice así “Locura es hacer siempre lo mismo y esperar un resultado diferente”.  Cambia el miedo por una oportunidad de superarte, Una búsqueda constante de reconocimiento. Es decir, dar excesiva importancia a lo que los demás opinan de ti puede llevarte a que evites exponerte a situaciones que impliquen la posibilidad de recibir críticas o valoraciones negativas.
La procrastinación o postergar las tareas está muy relacionado con el miedo a fracasar 
No te recrees en tus errores. Centrarse en la autocrítica y sentimientos de culpa de manera reiterada genera inseguridad con respecto a tu capacidad.  Focalizarse en lo negativo te agota, dificulta tu desempeño y condiciona la forma en la que afrontarás futuros proyectos.  No hay fracaso solo resultados e intentarlo ya de por sí, es un logro. No digas “no puedo”, “esto no es lo mío” o “no lo voy a hacer bien”.  No te exijas un resultado perfecto.  Acaso ¿todo lo que sale bien es porque se ha llevado a cabo de manera perfecta? Ajustar el esfuerzo de un modo flexible y adaptativo es siempre la mejor estrategia.









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