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AGRADECIMIENTO

 

El agradecimiento es un sentimiento de gratitud o de deuda que una persona tiene respecto de otra que le ha brindado ayuda, cobijo, consuelo o cariño. También se entiende por esta palabra al acto mismo de dar las gracias, es decir, de agradecer algo recibido. Con este último sentido, además, se utiliza el término agradecimientos en libros, tesis, monografías y obras de distinta naturaleza para reconocer públicamente a quienes contribuyeron con la realización del proyecto.

La palabra “agradecimiento” proviene de las voces latinas ad- (“hacia”), gratus (“grato” o “bien recibido”) y los sufijos –ecer (que indica cambio de estado o acción duradera) y –mentus (que denota instrumentalidad o resultado). De modo que el agradecimiento se puede entender como la disposición a mostrarse agradecido por algo que se recibió.

En numerosas religiones y códigos éticos del mundo, la gratitud juega un papel importante y es fomentada como una buena actitud hacia la vida

El agradecimiento puede expresarse de distintas maneras. En algunas culturas se entiende que la persona agradecida contrae una suerte de deuda, y que deberá retribuir de alguna manera lo recibido, mientras que en otras se piensa que la gratitud debe retribuirse con afecto, lealtad y buena voluntad, ya sea hacia la persona que ayuda, o hacia quienes la requieran, para iniciar de esa manera un circuito positivo de ayuda y generosidad.

Frases de agradecimiento

“La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes” – José Martí (1853-1895), poeta y prócer cubano.

“El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien” – Francisco de Quevedo (1580-1645), poeta español.

“Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene” – Rabindranath Tagore (1861-1941), filósofo indio.

“¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al mismo cielo!” – Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), 

El agradecimiento no es únicamente una actitud hacia la vida, es también saber reconocernos a nosotros mismos y a los demás con humildad y gratitud.
Ser agradecidos es más que una norma de cortesía. El agradecimiento es una forma de cruzar fronteras para llegar a un plano más emocional, personal e incluso espiritual.
¿Por qué no agradecer a la vida por formar parte de ella? ¿Por qué no reconocer a los demás por lo que son, y por esas facetas por las cuales, les queremos? Y más aún… ¿Por qué no agradecernos a nosotros mismos por nuestra entereza, valentía y superación?
Lo sabemos, en ocasiones no es nada fácil adentrarnos en el llamado “conocimiento del corazón”, ese que nos dejó intuir el mismo Lao Tse con la frase que da título a este artículo. Las personas vivimos casi cada día ancladas a este cerebro que nos guía por el camino más objetivo y racional, ahí donde habitan algunos rencores, algunas frustraciones…
Los 4 pilares del agradecimiento
El sencillo acto de ser agradecidos, supone ya un modo de liberación personal. Es reconocer, es actuar con humildad y sin artificios, aprendiendo a valorar lo que de verdad es importante en la vida. 
1. Apertura emocional
¿Por qué hay tantas personas a las que les cuesta dar las gracias? Cuando hacemos cualquier cosa por alguien no esperamos “obligatoriamente” ese gracias que marca la cortesía y la buena educación.
Lo que de verdad buscamos es ser reconocidos, buscamos que se comprenda que nos hemos preocupado, que hemos invertido no solo tiempo, sino también parte de nuestras emociones.
Las personas que no practican el agradecimiento suelen presentar las siguientes características:
Negación emocional: evitan abrirse a los demás y actúan a menudo de modo desafiante o de forma autosuficiente cuando en realidad, carecen de una buena autoestima y son bastante frágiles en su interior.
Actúan con cierto egoísmo, practican la ingratitud y en ocasiones, hasta la soberbia.
El no reconocer a los demás, supone también no reconocerse a ellos mismos, por tanto, son personas que carecen de habilidades emocionales.
Para practicar el agradecimiento, debemos ser capaces de abrirnos emocionalmente. Solo así podremos obtener conocimiento de nosotros mismos y los demás, a través de un corazón activo, fuerte y sincero.
2. La gratitud y el reconocimiento son los mejores regalos del ser humano
Pocos valores son tan poderosos como reconocer a nuestros semejantes mediante la gratitud. Es una forma universal de conocimiento y de unión, de unir vínculos. “Yo te reconozco a ti por lo que eres, por tus virtudes, por tu forma de ser, y te doy las gracias por formar parte de mi vida enriqueciéndola con tu presencia”.
3. Ser agradecido no es estar en deuda
Hay quien piensa que el simple hecho de recibir algo y de tener que dar las gracias, supone de inmediato quedar en deuda con esa persona que ha hecho una cosa determinada por nosotros. Si en tu interior queda esa sensación, la de esa obligatoriedad por devolver un favor, no estaremos practicando un agradecimiento libre, sincero y espontáneo. El agradecimiento es una actitud que no exige obligaciones, es una forma de ser que trasciende todos nuestros actos.
Si tú haces algo por tu hermano, o por tu amiga, no marcas una “x” en tu agenda, esperando que ese favor se devuelva un día u otro. Lo haces porque quieres y “porque reconoces” a esa persona como parte de ti, lo has hecho libremente y sin esperar nada a cambio.
Ahora bien, no esperaremos la vuelta de ese detalle, pero lo que sí deseamos es que se nos reconozca. Establecemos un lazo donde unos y otros formamos una misma entidad. Es casi como lo que nos trasmite la palabra “Namasté” (yo te saludo y te doy las gracias, te reconozco a ti como divinidad, que a la vez, forma parte de mi).
4.  La importancia del agradecimiento personal
Nos pasamos media vida agradeciendo cosas a los demás: la dedicación de nuestra familia, el altruismo de nuestros amigos, el cariño de nuestra pareja o el reconocimiento a esas personas que entran y salen de nuestra vida enriqueciéndola con sus pequeños actos.
Ahora bien, ¿te has detenido en alguna ocasión a agradecerte algo a ti mismo? ¿Piensas que es una actitud egoísta y algo desafinada? En absoluto. No importa que seas religioso, escéptico o espiritual, el autoreconocimiento no transige ninguna norma, sino que es un pilar básico con el cual, reforzar tu autoestima.
¿Qué tal si a partir de ahora actuamos de un modo más humilde y valoramos las cosas más sencillas de nuestra vida? Agradece a esa brisa fresca que te alivia en verano, a 
esa buena decisión que tomaste hace poco, da las gracias por tener a tu familia, a esa mascota que te dedica un amor eterno.
Da las gracias simplemente por existir, por estar bien, por comprender que no somos más que estrellas fugaces que vienen y van, y que solo buscan vivir la vida con la máxima plenitud. ¿Por qué no?
¿Por qué es importante agradecer y cuáles son sus beneficios?
En cualquier oportunidad puedes tomarte un tiempo para agradecer por todo el aprendizaje que has tenido, sin importar si hubo más momentos malos que buenos. Agradecer es vital para continuar en el camino. 
Es importante que cultivemos la gratitud para poder centrar nuestra atención en aquellos aspectos que fueron positivos durante el año, o que lo son en la actualidad.
La gratitud es el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho, o se nos ha querido hacer, y además nos impulsa a la acción. A través de ella, reconocemos las cosas buenas de la vida, ya sean tangibles o intangibles, nos lleva a actuar en consecuencia, por lo que ser una persona agradecida equivale a sentirse más satisfecho con la vida.
Es importante entender que la gratitud no consiste en pensar que nada malo nos está pasando, invalidar o minimizar nuestro malestar emocional, sino que se trata de poder aceptar que, si nos pasan cosas desagradables o que, si vivimos un mal momento, al final de todo nos están pasando cosas maravillosas que merecen ser contempladas, reconocidas y valoradas.
La gratitud tiene el poder de crear un estado mental más positivo y feliz, puesto que es la práctica más efectiva para estimular los sentimientos de felicidad y cuando nos sentimos así, nuestro sistema nervioso central se ve afectado, cambia literalmente la estructura molecular del cerebro y mantiene la materia gris funcionando. Por lo tanto, somos más saludables, pacíficos y resilientes, y menos reactivos y resistentes
Las personas que practican la gratitud, de manera continua, reportan beneficios asociados a la mejoría del rendimiento laboral y educativo, y de los hábitos del sueño; menos problemas de salud 
(ayuda a la disminución de la presión arterial y a tener un sistema inmunológico más fuerte), mayor optimismo, felicidad y resiliencia, mayor evocación de emociones positivas, mejoría de las relaciones interpersonales, una mayor capacidad para la generosidad y la compasión, a sentirse menos solos o aislados, y también a tener escalas más bajas de ansiedad y depresión.  Lo que es transformador en las prácticas de gratitud, es que el proceso a menudo cambia nuestro enfoque sobre nosotros mismos y con respecto a otras personas o nuestro entorno, y como resultado, a menudo nos sentimos más conectados con los demás, con la naturaleza, con las experiencias.
Gratitud y agradecimiento y viceversa
«La gratitud abre la totalidad de la vida, transforma lo que tenemos en suficiente, y aún más. Transforma la negación en aceptación, el caos en orden, la confusión en claridad… La gratitud le da sentido a nuestro pasado, nos trae paz a nuestro presente y crea visión para el mañana.”    Melody Beattie
Esto es el agradecimiento, la acción de dar las gracias. Pero agradecimiento puede estar asociado a la gratitud o no. Dependerá de si es el simple y cortés automatismo que usamos constantemente o si surge de un sentimiento genuino de gratitud, que algunas veces no necesita ni siquiera de las palabras.
 La gratitud y el agradecimiento
La gratitud es una emoción que aparece cuando algo nos causa bienestar o nos libra de algún malestar o preocupación. Y no es una emoción cualquiera. Cuando sentimos gratitud no podemos separarla del sentimiento de que somos afortunados, de sentirnos amados o apreciados, de la pertenencia a algo que va más allá de nosotros mismos y si a quien estamos agradecidos es a un desconocido, podemos llegar a sentir un destello de comunión con el ser humano.
El sentimiento de gratitud es un recordatorio, una toma de conciencia de toda la riqueza que nos rodea, de todo lo bueno que ocurre a nuestro alrededor constantemente, en forma de pequeñas y grandes cosas, en pequeños y grandes gestos, provenientes de conocidos y desconocidos… 
La gratitud como filosofía de vida
Cuando el agradecimiento proviene de la gratitud auténtica no sólo es transformador de nosotros mismos sino de las personas que nos rodean, de quienes han actuado por nosotros de algún modo. El agradecimiento es la acción que surge de la gratitud y que es capaz de transformarnos a nosotros y a nuestro entorno.
 De la emoción a la acción
La gran diferencia entre la gratitud y el agradecimiento es la acción: convertir una emoción en un acto ya sea por medio de la palabra o de algún otro gesto personal, con algún elemento material, o simbólico, asociado o no. Cuando queremos demostrar nuestro agradecimiento, tenemos que hacer el esfuerzo de trascendernos a nosotros mismo, poner en marcha nuestras facultades para ponernos en el lugar del otro y para descubrir de qué forma esa persona puede ser receptora. De alguna manera transformamos lo recibido en una nueva atención y eso nos aporta una sensación de equilibrio y paz.
 ¿Qué nos exige el agradecimiento?
Andamos llenos de expectativas y de deseos, de que nos den y de que nos llenen. Y, cuando recibimos, a veces no somos capaz de apreciarlo, justamente por la ceguera que nos provoca la voracidad insaciable y algunas reminiscencias infantiles, que nos hacen creer que estamos en nuestro derecho de recibir todo y recibirlo ahora.
 De la consciencia de las pequeñas maravillas que suceden cotidianamente, aflora la gratitud.
  Y no podemos olvidar que somos responsables de lo que recibimos: hay que saber encajar tanto lo que los demás hacen por nosotros, como su agradecimiento hacía nosotros. Tenemos que buscar el equilibrio entre saber dar y saber recibir, en todo lo que nos ocurre se encuentra al menos un granito de arena propio, comprenderlo y acogerlo.
 Saber recibir del otro la generosidad y el amor hacia nosotros, con conciencia y gratitud, es un arte, que bien cultivado nos ayuda y enriquece, como muy bien plasma el texto de Melody Beattie que citamos al principio. No son necesarios grandes esfuerzos para practicar el agradecimiento, sólo estar lo suficientemente presentes para identificar la gratitud que sentimos, responder con agradecimiento y saborear el maravilloso vínculo que brota de ello.
La gratitud como estilo de vida 
La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un bien recibido o que recibirá.
Adam Smith, filósofo de la moral, dice que la experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de varias religiones en el mundo. Es decir, cada una ella en sus cultos motivan la gratitud hacia una fuerza mayor referente a la divinidad. La gratitud puede servir de reforzador en las relaciones sociales, individuales, con los grupos, con la trascendencia. Pues aumenta las hormonas de bienestar, crea mayor felicidad, buen humor y alegría; en los espacios de trabajo o familia fomenta un clima positivo y los lentes con los que vemos las cosas, cambian y se renuevan.
Por eso, asumir la gratitud como filosofía nos vincula a la integralidad, nos sirve como elemento de transformación y cambio, nos va educando y propiciando una nueva actitud frente a la vida, las personas y las cosas. En fin, nos vamos haciendo mejores seres en comunión plena con todo y todos. Es un camino en el que nadie se gradúa, pues tenemos que iniciarlo cada mañana, más se hace posible iniciar, mantener y continuar.
En todo amar y agradecer
Para Santo Tomás de Aquino la gratitud se compone de tres grados: reconocimiento, agradecimiento y retribución. En tal sentido, es una virtud de reconocimiento,
valoración y justa respuesta que conduce a no deber nada a nadie más que una constante acción de gracias.
Plante Seligman, 2012, y fundamenta en aproximarse a analizar, describir, enumerar las fortalezas humanas, vinculadas con la gratitud, viéndola como una virtud, que se considerada como un baluarte, dado a lo largo del tiempo del tiempo y unido a la trascendencia, en conexión con el universo, desde donde se le va otorgando significado a todo.
Una persona con el don de la gratitud es consciente de las cosas buenas que le suceden y entiende que alguien mayor lo provee todo, también ve lo no grato como oportunidad para el cambio.
Ubico a esas personas y me lleno de gratitud hacia cada una de ellas. Porque en realidad mi vida sin cada ser que he encontrado y que ha dejado su huella en mí, sería muy diferente, por eso, agradezco su existencia













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