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REGLA DEL SILENCIO INCÓMODO

 

En el mundo de los negocios, cátedras, conferencias y divulgaciones culturales; cuando se tienen que dirigir grandes equipos o hablar de forma habitual ante un gran número de personas resulta imprescindible poseer un control sobre el lenguaje, tanto verbal como no verbal, para que el mensaje sea claro y conciso. En esos momentos en los que se tienen todas las miradas centradas en uno mismo también es importante proyectar una imagen de seguridad, y es ahí cuando los pequeños detalles marcan la diferencia.

Observar los discursos de personalidades y grandes oradores puede servir como guía e inspiración, Al razonamiento de este tema conviene resaltar un truco (si se puede calificar de esta manera) que permite aumentar la seguridad sobre uno mismo y aquello que se va a decir, además de atraer la atención del interlocutor de un modo más eficaz, que ha cobrado protagonismo por ser un método muy empleado por algunas personalidades de éxito como Elon Musk, Jeff Bezos o Tim Cook .

Dicho concepto/idea recibe el nombre de ‘la regla del silencio incómodo’ y no es otra cosa que realizar una pausa antes de responder a una pregunta compleja –o incómoda- de unos 10 a 30 segundos que permite pensar con claridad, tomándose todo el tiempo necesario, para tener un mayor control sobre aquello que se va a decir.

Este concepto no es nada nuevo, de hecho, fue acuñado por Justin Bariso, autor de varios libros sobre inteligencia emocional en donde explica que en situaciones de estrés normalmente se suele hablar y actuar de una forma diferente a cuando se tiene tiempo para analizar las situaciones, por eso recomienda recurrir a esta norma.

Cuenta además que trae consigo ciertos beneficios como llegar a la raíz de los problemas de una forma más efectiva, silenciar el mundo exterior, dar respuestas más meditadas y fomentar la capacidad de una mejor expresión, además de equilibrar las emociones y aumentar la confianza.
Añade también un dato muy interesante: 'la regla del silencio' provoca a menudo una sensación incómoda en el interlocutor, y llegar a gestionar esta situación ayuda a ganar confianza en uno mismo. Eso sí, puede no resultar beneficiosa en ciertas circunstancias que requieren una respuesta rápida. «Pero esos escenarios son menores en número de lo que la gente piensa. La mayor parte del tiempo, tomarse 10 o 30 segundos antes de responder, no te hará mal». Aun así, si ese tiempo resulta demasiado largo para quien está dando el discurso, recomienda resistir a la tentación de decir las cosas sin apenas pensar y dejar cierto tiempo para pensar lo que se va a decir.
Se podría afirmar que ‘la regla del silencio’ siempre ha sido un valioso recurso de comunicación ya que permite equilibrar la racionalidad y emotividad sin dejarnos llevar solo por el instinto; y en una sociedad en donde la comunicación global debe ser rápida, resulta bastante útil.
LA REGLA DEL SILENCIO INCÓMODO, UN ARMA EFICAZ
La regla del silencio incómodo es una herramienta de inteligencia emocional que utilizan personas como Jeff Bezos, creador de Amazon, o Tim Cook, el director ejecutivo de Apple. Quien la propuso de manera explícita fue el consultor Justin Bariso, autor de un libro que ha tenido gran acogida: EQ Aplicado, Guía para la Inteligencia Emocional en el Mundo Real. Lo cierto es que quienes emplean esta estrategia no se cansan de ponderar sus beneficios. Aseguran que no solo se trata de un arma eficaz para ganar control sobre un auditorio o un grupo de trabajo, sino que permite que las personas sean mucho más asertivas  en su comunicación. La regla del silencio incómodo, como el mismo nombre lo indica, tiene que ver con permanecer callados por más tiempo del habitual en circunstancias específicas. Esto, a juicio de sus defensores, captura la atención de los demás y ayuda a expresar mejor las ideas y a ser más claros y concretos. consiste en guardar silencio por más tiempo de lo que los receptores esperarían. ¿Cuánto es ese lapso? Lo usual es que en una conversación o en una disertación duran de 10 o 20 segundos.
¿Por qué resulta incómodo? El cerebro  de los seres humanos está adaptado para tener una interacción casi automática en el marco de una conversación. Mientras un interlocutor habla, el cerebro del otro ya está preparando una respuesta. Además, lo normal es que se abstenga de intervenir hasta que entienda que el otro no ha cerrado su intervención.
Sin embargo, en los silencios de los que hablamos el locutor que los genera deja su discurso en un punto que no solemos asociar con el fin, sino que más bien es indicativo de que seguirá hablando. Por otro lado, este silencio incómodo también puede producirse cuando uno de los interlocutores termina su discurso de manera implícita y le cede la palabra al otro.
Pero que el otro demore en empezar a hablar causa incomodidad y, con frecuencia, produce inseguridad. «¿Dije algo malo?», «¿qué tanto tiene que pensar para responderme?». De inmediato, surge una expectativa más alta frente a lo que la otra persona va a decir. Ahí está el primer gran beneficio de tal regla. No obstante, eso no es lo más importante.

UNA HERRAMIENTA DE INTELIGENCIA EMOCIONAL
Más allá del interés que se pueda despertar en el interlocutor, lo verdaderamente valioso de la regla está en que brinda la posibilidad de organizar mejor las ideas, en lugar de responder lo primero que pasa por la cabeza. Se podría decir que es un antídoto contra la impulsividad en la comunicación.
Tomarse esa pausa larga permite mejorar el discurso. En lugar de decir cualquier cosa, se procesa la información mentalmente y se ofrece una comunicación más clara y directa. De este modo, evitas las divagaciones y, en condiciones de trabajo, ahorras tiempo.
Según los usuarios habituales de la regla en cuestión, esta ofrece 8 beneficios concretos:
Favorece la autoconfianza.
Contribuye a equilibrar las emociones.
Ayuda a decir lo que realmente quiere uno decir.
Permite profundizar un poco más en el pensamiento y la palabra.
Contribuye a ofrecer respuestas más valiosas a los interlocutores.
Beneficia la coherencia de la comunicación con los valores y principios propios.
La pausa sirve para ejercitar el pensamiento, en lugar de acudir a automatismos.
Cuando se silencia quien tiene el turno de hablar, también se silencia el entorno.
Practicar la regla del silencio incómodo
Grandes hombres de negocios, como los que mencionamos al comienzo, aplican esta regla de manera cotidiana. Se cuenta que Tim Cook, por ejemplo, reúne a sus ejecutivos al comenzar el día, pero dedica la primera media hora a revisar sus emails en completo silencio. No se trata de un gesto de soberbia, sino de una invitación al silencio para que cuando inicie la reunión todos tengan algo valioso que decir. Por supuesto, no todos somos Cook, Steve Jobs o una de esas personas que básicamente hacen lo
que quieren y les queda bien. En circunstancias más cotidianas y habituales, es posible que hacer pausas tan largas pueda ser tomado como rechazo, desafío o un intento de darse importancia.
Sin embargo, quienes conocen el tema aseguran que, pese a que pueda generar cierto choque, con el tiempo se comprende la actitud y se valora lo que provoca. De igual modo, hay casos en los que debemos dar una respuesta rápida, pues el asunto no tiene mucha trascendencia. La clave está en saber usar la regla en el momento correcto








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