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CUANDO EL ATEO MÁS FAMOSO DEL MUNDO DICE QUE ES UN CRISTIANO

 (CULTURAL)


«¿Cuál sería su mensaje de Pascua? ¿Qué le diría a la nación?»
Rachel Johnson no estaba entrevistando a un ministro anglicano, un sacerdote o un pastor. La periodista dirigía su pregunta al ateo más famoso del mundo: Richard Dawkins. 
Uno esperaría que el autor de libros: El espejismo de Dios o Ateísmo para principiantes aprovechara una oportunidad como esta para resaltar lo ridículo que es celebrar la resurrección de un hombre judío hace 2000 años. En ese sentido, Dawkins no decepcionó: «Las cosas que creen los cristianos son un sinsentido», se burló. Pero también dijo algo más: «Soy un cristiano cultural».
¿Por qué este es un problema para un ateo como Dawkins? La primera respuesta del científico resultó bastante insustancial: dijo que le gustan los himnos y villancicos. Dejó muy claro que no es un creyente y que le alegra que el número de cristianos en el Reino Unido esté disminuyendo, pero al mismo tiempo afirmó que sería muy triste perder la belleza de las parroquias y las catedrales. Se lamentó de que las numerosas mezquitas construidas en los últimos años estuvieran suplantando la belleza de los templos cristianos en su país.
“Lo único que le queda a Dawkins para conservar la moralidad cristiana sin el Dios cristiano es luchar por preservar la cultura cristiana”
A nadie le toma más de dos minutos identificar que esta no parece ser una respuesta honesta. Ciertamente no puede ser una respuesta completa. Solo basta una rápida búsqueda en Internet de «arquitectura morisca» para encontrarnos con hermosos ejemplos de construcciones islámicas. Toda cultura es capaz de producir belleza; la creatividad es parte de lo que nos hace humanos. Si Dawkins es capaz de ignorar la letra de los himnos para disfrutarlos, ¿por qué no puede disfrutar otras expresiones culturales que son adquisiciones más recientes en la cultura del Reino Unido?
Sospecho que la razón es que Dawkins se ha dado cuenta de que prácticamente nadie seguirá el consejo del «autobús ateo» que él mismo financió en 2009: «Probablemente Dios no existe, así que deja de preocuparte y disfruta tu vida». El tiro le salió por la culata al proyecto evangelístico del ateísmo en Europa: el islam está tomando fuerza rápidamente. Así que el mensaje de Dawkins ha cambiado: «Si tengo que elegir entre el cristianismo y el islam, elijo el cristianismo todas las veces. Me parece una religión fundamentalmente decente, en una manera en la que el islam no lo es». En la entrevista, Dawkins señaló la hostilidad activa del islam hacia las mujeres como evidencia de la superioridad moral del cristianismo.
El cristianismo le parece decente a Dawkins precisamente porque creció en un lugar culturalmente cristiano como le parece decente a unos 1800 millones de personas alrededor del mundo. El asunto no es lo que nos parece decente a cada uno de nosotros, sino lo que es verdaderamente decente. Lo que es bueno.
Por supuesto, sin Dios, Dawkins no tiene manera de definir lo que es realmente bueno. Ninguno de nosotros la tenemos. Como escribió C. S. Lewis en Mero Cristianismo, «Un hombre no dice que una línea está torcida, a menos que tenga una idea de lo que es una línea derecha. ¿Con qué estaba comparando yo a este universo cuando lo llamaba injusto?» Así, lo único que le queda a Dawkins para conservar la moralidad cristiana sin el Dios cristiano es luchar por preservar la cultura cristiana. Lo único que le queda es poner los villancicos y las catedrales al mismo nivel que el no violentar a las mujeres.
“Dawkins quiere justicia, sabiduría y paz sin la Fuente de toda justicia, sabiduría y paz. Pero sin Cristo no hay cultura cristiana”
Dawkins nos recuerda cómo el ateísmo en realidad quiere el gobierno del Dios verdadero en el mundo sin el gobierno de Dios en su vida. Dawkins quiere justicia, sabiduría y paz sin la Fuente de toda justicia, sabiduría y paz. Pero sin Cristo no hay cultura cristiana. No hay bondad sin el Dios bueno. Son castillos en el aire que, como la historia lo ha demostrado, se derrumban en unos cuantos siglos.
Richard Dawkins parece haber entendido que Dios no puede eliminarse de la ecuación sin consecuencias. El ser humano tiene preguntas eternas en el corazón que no pueden encontrarse en un mundo reducido a átomos chocando al azar. Por eso cada persona debe volverse a Dios o conformarse con un dios falso que terminará decepcionándolo. Esas son las dos opciones.
Dawkins pasó décadas disfrutando de los frutos de la fe en el Dios de la Biblia mientras removía la tierra e intentaba arrancar sus raíces, burlándose de lo absurdas que eran. Hoy, esos dulces frutos son cada vez más escasos en el Reino Unido. La buena noticia es que —sin importar lo arrogantemente seguro que sea el discurso de los que dicen lo contrario— el Dios en el que Dawkins no cree es real.
El Dios bueno sigue enviando Su semilla por todo el mundo. Como cristianos, debemos preparar la tierra, sembrar el evangelio, regar sin descanso. Pronto, Cristo regresará para que Su justicia, sabiduría y paz llenen la tierra para siempre. En ese día, nadie se atreverá a decir que es un «cristiano cultural». Simplemente, seremos Suyos.
El Papa citó el diálogo entre un agnóstico y un creyente, reportado por un escritor francés del siglo pasado. "El agnóstico de buena voluntad preguntó al creyente: ‘¿Pero cómo puedo ... para mí, el problema es cómo Cristo es Dios: no puedo entenderlo? ¿Cómo Cristo es Dios?'. Y el creyente dijo, 'Eh, para mí esto no es un problema. El problema sería si Dios no se hubiera hecho Cristo'. Esta es la realidad de Dios: Dios se hizo Cristo, Dios hecho hombre y esto es la base de las obras de misericordia. Las heridas de nuestros hermanos son las heridas de Cristo, son las plagas de Dios, porque Dios se convirtió en Cristo. La segunda realidad. No podemos vivir la Cuaresma sin esta realidad. Debemos convertirnos, no a un Dios abstracto, sino al Dios concreto que se convirtió en Cristo".






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